Educación, materia pendiente

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Guillermina Tiramonti, docente e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), es una de las especialistas en Educación de mayor renombre en el país. Sostiene que la escuela de hoy se mantiene estancada en un modelo enciclopedista y deja la suerte de los alumnos librada a sus propias posibilidades, por lo que es en gran parte responsable de los altos niveles de deserción escolar. En esta entrevista con Cabal Digital, describe parte del panorama educativo actual y propone algunas medidas que permitirían a la escuela media recuperar su sentido, el prestigio de otros tiempos, y su relevancia cultural.

A través de la escuela, como institución formadora, se hizo posible la difusión de los saberes y principios que dieron pie a la organización política, económica y social de la modernidad. En la actualidad, los contenidos y soportes sobre los que se asienta esta institución exigen, según los especialistas, un rediseño radical, en tiempos en que Internet y las nuevas tecnologías imprimen profundos cambios en el modo en que los jóvenes acceden y procesan la información y el conocimiento, y en que las sociedades exigen a sus integrantes altos niveles de formación. Inspirada en viejos modelos de selección, enseñanza y aprendizaje, hoy caducos, la escuela tradicional parece no estar a la altura de los objetivos y responsabilidades que le caben, lo que redunda, hacia afuera, en un creciente desprestigio y se traduce, puertas adentro, altas cifras de repitencia y deserción escolar.
La necesidad de proyectar e implementar nuevas estrategias educativas tendientes a ampliar y garantizar el acceso de los alumnos al sistema, y de dotar a la escuela de recursos que le permitan ejercer su papel inclusor y formador, se impone, en este marco, como una prioridad. La repitencia o deserción de los alumnos que, por limitaciones sociales o familiares, no llegan a completar su escolaridad, los conduce a un destino de exclusión social. He ahí la gravedad de un problema que conviene anticipar y enfrentar.
 

-Puede decirse, sin temor a exagerar que, tal como la conocemos, la escuela media "atrasa" respecto de las necesidades que los cambios sociales y culturales de las últimas décadas le imponen como institución transmisora del conocimiento. En su visión, ¿cuáles son, en este sentido, las falencias más evidentes?

-Lo primero que hay que señalar es que la escuela es una institución creada en un determinado momento histórico y por lo tanto con mandatos societarios, referencias culturales y  tecnológicas propias de esa ocasión o ese tiempo.  La escuela de la que hoy hablamos se gestó en un largo proceso que comenzó en el siglo XVIII y maduró a lo largo de los siglos siguientes en Europa.  Estas instituciones se constituyeron en un modelo que fue adoptado por el resto de los países cuando iniciaron procesos de modernización.  En nuestro país hay escuelas desde la colonia, pero a partir de la organización del Estado Nacional se comenzó a constituir un sistema nacional de escuelas de nivel primario y secundario. Las escuelas primarias fueron pensadas como la formación requerida para toda la población y la secundaria  para un grupo más selecto, que tendría a su cargo la administración de los negocios públicos y privados. En ambos casos, la referencia cultural de estas instituciones era y es la Ilustración, que en  el nivel secundario adopta la versión enciclopedista. Se trata de una referencia basada en la primacía de la lectura, lo que supone un método secuencial propio de esta práctica, con un docente al frente del aula, único portador del saber considerado verdadero  que debe transmitir. Se optó por una organización que permitiera la transmisión simultánea, y por esto se dividió a los estudiantes en grupo de edades que compartían un aula a cargo de un docente que contaba como apoyo tecnológico para llevar adelante su tarea un pizarrón y láminas para ilustrar.  Los alumnos tenían material de lecturas y cuadernos en los que se registraba la tarea. Una escuela primaria para el conjunto de la población, una escuela secundaria para unos pocos y una referencia cultural  de la ilustración fue la impronta de creación de la escuela moderna y son hoy,  a excepción de la universalización de la primaria, condicionantes estructurales que limitan sus posibilidades de adaptarse a las exigencias contemporáneas.

-¿Cuáles son los mecanismos estructurales de esta institución que en su visión habría que modernizar o superar en primer lugar?

- Hay dos factores actuales que cuestionan la escuela tradicional. Por una parte, un colosal cambio tecnológico que genera una configuración cultural que tiene en el centro la imagen y no la letra, los instrumentos de comunicación electrónica como medios de producción y difusión del saber, los medios masivos de comunicación como elemento central de conformación de la cultura de masas y todos ellos como constructores de un ambiente cultural que redefine la subjetividad de las nuevas generaciones.  Esto obliga a repensar toda la organización escolar y áulica, por un lado, y el supuesto de alumno con el que trabajan las escuelas, por otro. El segundo elemento a considerar es que hoy las sociedades están exigiendo una escolarización prolongada para su población. Este hecho plantea la necesidad de universalizar la escuela secundaria que fue pensada y organizada para que asista sólo una parte de la población, que a su vez era sometida a un proceso de selección donde algunos quedaban y otros eran expulsados. Toda la organización de la escuela media estaba y aún está orientada a lograr este objetivo de selectividad. A pesar de ello  hoy se le exige exactamente lo contrario: incorporar a todos y mantenerlos dentro de la escuela durante todo el ciclo de escolaridad. Es necesario entonces transformar el aula para hacer de ella un espacio donde se articule el uso de las nuevas tecnologías, la guía y acompañamiento de los docentes y un alumno activo y protagonista en la búsqueda de información, sistematización de materiales y producción de textos escritos e imágenes.  Hay que avanzar además en la modificación de la organización  curricular y los sistemas de promoción  de la escuela secundaria. Esta institución mantiene un curriculum que se organiza a partir de la división del conocimiento en compartimentos estancos que conforman diferentes disciplinas que los alumnos deben cursar en paralelo.  El mapa epistemológico contemporáneo muestra la labilidad de las fronteras disciplinarias y la necesidad de enfoques multidisciplinarios para el acceso al conocimiento. Esta forma de cursar en simultáneo distintas disciplinas con un alto nivel de abstracción tiene un impacto negativo sobre las posibilidades de promoción de los sectores más desfavorecidos, en general, poco familiarizados con saberes abstractos. Por otra parte las escuelas secundarias han basado la selección en un mecanismo de promoción que deposita en el propio alumno y sus recursos las posibilidades de avanzar en la escolarización. Aquellos que cuenten con entornos familiares acordes con las exigencias de la escuela (en cuanto a seguimiento de la escolarización de los hijos, capacidad económica para sostenerlos y recursos culturales) tienen más posibilidades de ser promovidos, y los que no son excluidos o se los  considera desertores.

-¿Cómo se puede encarar ese proceso?

- La modificación de la escuela no puede hacerse de un día para el otro. Es necesario comenzar a reinventar en el aula y explorar la posibilidad de implantar nuevas formas en la escuela. No se trata sólo de repartir computadoras, sino de producir los materiales que se requieren para esta nueva forma de enseñar: es necesario formar docentes que aprendan de este modo para que luego puedan actuar en consecuencia en el aula, y es importante personalizar la enseñanza, atendiendo a la evolución de cada alumno, para romper la escolarización por bloques de disciplinas. En todo esto es crucial el aporte de recursos del Estado (técnicos, materiales y simbólicos) el consenso de los docentes y el compromiso de pedagogos, expertos y del conjunto de los agentes educativos. No es cuestión de modificar todo de un golpe, sino de ir introduciendo modificaciones posibles orientadas con este propósito.

-¿Cree que es posible, en el corto o mediano plazo, integrar los métodos de enseñanza tradicionales a la nueva realidad tecnológica que ha transformado la relación de los jóvenes con la información y el conocimiento?. ¿De qué forma?

- En los últimos tiempos se han hecho ensayos a favor de algunos de estos cambios. Las escuelas desarrollan una serie de actividades extracurriculares, en general en forma  de talleres, en las que se articulan de un modo novedoso: nuevos saberes, tecnologías de la comunicación, relaciones más horizontales entre docentes y alumnos y una presencia más activa de estos últimos. Sin embargo, es difícil predecir que es lo que resultará porque en las agendas públicas la preocupación por lo cultural se reduce a una mera introducción de computadoras. Hay pocos cambios a nivel organizativo del curriculum, fundamentalmente, porque cambiar esto tiene un alto potencial conflictivo ya que la actual organización ata cada disciplina a un cargo docente y cambiarlo obliga necesariamente a modificar esa ecuación. Hay pocos ensayos destinados a pensar otra escena áulica.
 

-¿Qué lugar le cabe actualmente a la escuela secundaria como agente de inclusión social?

- Las escuelas medias están hoy compelidas a incluir a todos y corren el riesgo de transformarse en meras instituciones de asistencia y contención si no introducen los cambios de los que hemos hablado. Aún así, las estadísticas muestran la coexistencia de altas tasas de repitencia y exclusión, con bajos niveles de calidad. Las investigaciones más cualitativas muestran una escolarización de baja intensidad, entendiendo por ello un aprovechamiento muy pobre del tiempo escolar para las tareas de enseñanza y aprendizaje.   


                                                                                                  Verónica Abdala

 

 

Guillermina Tiramonti es Licenciada en Ciencia Política (Universidad del Salvador) y Master en Educación y Sociedad. Coordinó el Área Educación y Sociedad de la FLACSO entre los años 1993 y 2000. Es Coordinadora Académica y profesora de la Maestría en Ciencias Sociales con orientación en Educación de FLACSO. A su vez es Directora Académica del Seminario virtual La educación secundaria: principales temas y problemas en perspectiva latinoamericana, también de FLACSO. En la docencia universitaria se desempeña como Profesora titular regular de la cátedra Políticas Educativas de la Universidad Nacional de La Plata. Viene desarrollando actividades como consultora para varios organismos nacionales e internacionales (OEI, CEPAL, INAP, BM) y dirige la revista Propuesta Educativa. Entre sus publicaciones se destacan La formación docente: cultura escuela y política. Debates y experiencias, Ed.Troquel, Buenos Aires, 1998 (co-compiladora); Política de modernización universitaria y cambio institucional, UNLP, La Plata, 1999 (co-compiladora) y Modernización educativa de los 90 ¿El fin de la ilusión emancipadora?, Ed. Temas, Buenos Aires, 2001, La educación de las elites, Paidós, Buenos Aires, 2008 (co-autora) y Variaciones de la forma escolar. Límites y posibilidades de la escuela media, FLACSO-Ed. Homo Sapiens, 2011, Buenos Aires (dir.).