Fiestas de fin de año: opciones para todos

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Si bien la Nochebuena y el año nuevo son ocasiones en las que en casi todas las casas se mantiene una tradición, son decenas las opciones disponibles a la hora de celebrar. En esta nota presentamos algunas alternativas diferentes y la propuesta de repensar los festejos para no repetirse una vez más. La clave parece ser combinar los compromisos con mayor diversión.

Hoteles y restaurantes que despliegan cenas exóticas y shows. Hay compañías de transporte y agencias de turismo que ofrecen paquetes para pasar las Fiestas de fin de año. Las estancias y los salones de fiestas ofrecen promociones. Los más osados eligen viajar a algún paisaje remoto, y están quienes optan por destinos más cercanos. Todo está dado para innovar en alguna medida, sortear las viejas -y repetidas- tradiciones y lanzarse a la aventura. O al menos, condimentar con alguna navidad esa rutina ya conocida, la de las fiestas de Navidad y Año Nuevo. 
La idea, para la mayoría sigue siendo compartir, en pareja, con grupos de amigos o en familia (aunque también están quienes prefieren la soledad), aunque la tendencia de modificar en parte el más típico de los festejos –la cena familiar- crece cada año: cada vez son más quienes optan por celebrar de una manera original.
Hay tantas formas de celebrar como pueda imaginarse. Aquí van algunas ideas para sortear los rituales repetidos o ponerle una pizca de gracia a los festejos ya conocidos.

•Opción romántica: una cena navideña para dos, que puede concretarse en algún rincón especialmente elegido como un hotel, un restaurante, un jardín, etc. Es fundamental dedicarle a la pareja tiempo de calidad y poner la creatividad en función de este rato para dos. Pasar un buen momento en pareja puede ser una de las posibilidades más tentadoras y más simples a la hora de pensar en una alternativa atractiva.

•Una noche de estancia. Casi todas las estancias de Buenos Aires –y muchas del interior, e incluso Uruguay- ofrecen propuestas especiales para estas dos noches de fiesta. “Es muy lindo porque cenás en un salón especialmente decorado y después suele haber un show al aire libre que disfrutás lejos del bullicio de la ciudad”, relata Marga, que el año pasado decidió pasar junto a su novio Joaquín, la Noche Buena en una tradicional estancia de la zona de Lobos, provincia de Buenos Aires. “Para nosotros fue una experiencia hermosa y para este año estamos pensando en alguna otra idea similar”. Esos paquetes suelen ofrecer dos días y una noche de alojamiento, con pensión completa y actividades –cocktail, paseos por el campo, degustaciones de platos y vinos etc- y espectáculos específicos. Son paquetes que cuestan entre mil y tres mil pesos el combo (costo aproximado).

•Fiesta de disfraces. En la casa de los padres de María organizaron fiesta de disfraces para Año Nuevo: antes de las 12 la familia, después de las 12 los amigos que quisieran participar del evento. El resultado: Cleopatras bailando con soldados de Starwars, un pirata corriendo a un Papá Noel, todos bailando con sus copas en la mano. Una alternativa sencilla y divertida, para grandes y chicos.

•Fiestas de amigos. Entre los grupos de amigos jóvenes, es frecuente el alquiler de una casa en la ciudad o en zonas como el Delta del Tigre, para realizar fiestas y bailes.

•Fiesta en la calle. En muchos barrios porteños, los vecinos disfrutan de salir a la calle a compartir con sus vecinos: suelen circular el alcohol, los dulces y el intercambio de comentarios y saludos. Los fuegos artificiales se comparten también entre vecinos y la diversión está muchas veces garantizada por la camaradería entre vecinos.

•Cenas y shows en hoteles. “La gente sigue su tradición, pero también quiere explorar nuevas alternativas, por eso les ofrecemos comida internacional propia de estas fechas”, explica a Revista Cabal el gerente de un hotel céntrico. Las familias pequeñas, las parejas y los solos y solas son quienes más recurren a esta alternativa y pasan sus noches de fiesta en los hoteles. Algunos de ellos –conviene averiguar con anticipación- ofrecen servicios de sala cuna, niñeras y recreación para los niños, para que los padres puedan disfrutar de la comida y el/los espectáculo/s.

•Vamos al restaurante. Cientos de restós y bares de Argentina ofrecen menues especiales para las fiestas. La comodidad de no tener que cocinar y las ganas de relajarse cuando el año llega a su fin es una de las principales razones por las que muchos optan por festejar en estos locales. A menudo, por el mismo precio que supone preparar una cena casera, se puede comer en un lugar bien decorado y hasta disfrutar de un espectáculo. El restaurante sirve también en el caso de que las relaciones entre familiares estén tensas, ya que aliviana el clima el sólo hecho de estar en un lugar público. (Conviene reservar entre 20 y 30 días antes, para garantizarse un lugar o una mesa).

•Viajes. Salir del ámbito conocido –el barrio, la ciudad, el país de pertenencia- es otra alternativa para romper con la rutina. Hay quienes eligen trasladarse a ciudades como Nueva York, Río de Janeiro o París, para vivir a lo grande el cambio de año, y quienes optan por destinos más cercanos pero no por eso menos atractivos. Una escapada al campo puede ser una buena opción para quienes eligen celebrar tranquilos, con su pareja o con sus íntimos.

•Con los compañeros de la oficina. se puede contratar animadores para organizar una fiesta que hacen desde maratón de juegos hasta armar una coreografía conjunta. Puede resultar muy divertido y permitirá a los compañeros de trabajo disfrutar de un momento lúdico por fuera de la rutina laboral.

•Para hacer con los chicos. Además de cumplir con la tradicional costumbre de decorar el arbolito, se pueden fabricar las bolas para el árbol, o hacer adornos caseros, cocinar los platos de la cena o colgar guirnaldas para las celebraciones. En todos los casos, se trata de compartir buenos  ratos con hijos, sobrinos o hijos de amigos. También se pueden preparar golosinas, cupcakes con motivos navideños, galletitas de jengibre.

•Festejar solo/a. Están aquellos a quienes las fiestas les resulta un engorro que prefieren evitar: son los que se quedan en sus casas solos a descansar, ver televisión, leer o descorchar un champagne sin la presión de tener que hacer un plan especial y que esta noche sea una buena opción para relajarse, pensar o simplemente pasar un momento en la tranquilidad del hogar.