Las cosas en su lugar

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El presidente de Cabal, Rubén Vázquez, evalúa los retos que enfrenta el país

Marzo se inició con un hecho que deja abundante material para el análisis de lo que ocurre en el país y de sus perspectivas: el discurso presidencial en la inauguración de las sesiones ordinarias del Parlamento nacional. La profusión de datos duros, contundentes, ofrecidos por Cristina Fernández de Kirchner, algunos tomados incluso de los estudios de un organismo tan poco amigo como el FMI, no dejan duda de que la Argentina vive una nueva e inédita situación histórica.
No se trata de aprobar a libro cerrado ni de adherir por completo a todo lo dicho por la
presidenta en su alocución, pero es evidente que si algunos de los clásicos agoreros que pululan en los medios se ilusionaron con que el advenimiento del tercer mes del nuestro calendario los habilitaría a usar, como otras veces en sus comentarios, la famosa muletilla acerca de los idus de marzo –aquella expresión que desde el asesinato de Julio César alude a los malos presagios- deberán esperar a mejor oportunidad.

Las cosas están en su lugar y no se avizoran tormentas atemorizantes en el horizonte económico del país, si bien la necesidad de resguardarse ante los posibles efectos de la  gravísima crisis en los países de Europa y la convicción de que es necesario seguir avanzando en el curso iniciado en 2003 requerirán nuevas medidas en áreas donde es indispensable modificar el actual estado de cosas.
Entre esas medidas a las que aludió la presidenta está la adecuación del marco legal en diversos ámbitos donde las transformaciones se han venido dando de hecho. La reforma de la Carta Orgánica del Banco Central –no obstante dejar pendiente una necesaria reforma a la ley de entidades financieras, que deberá hacerse a su debido tiempo- es un buen ejemplo de esa voluntad de proseguir en la misma dirección en que se venía trabajando, pero reforzando con la presencia de la ley lo que todavía se encontraba en un marco normativo difuso.
La modificación de la carta de esa entidad le devuelve la facultad de reorientar las políticas de reasignación del crédito hacia los sectores de la economía que más lo necesitan, que era negada en tiempos del neoliberalismo por la idea de que solo debía dedicarse a “preservar la estabilidad de la moneda.”. Con lo cual se dinamizará de manera sustantiva la posibilidad de aumentar el empleo y ampliar el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, factor clave de un crecimiento de las distintas áreas productivas en un sentido que evite la concentración como venía ocurriendo en las últimas décadas.

Otro ámbito donde podrían esperarse nuevas definiciones es el de la energía, teniendo en cuenta que las compañías petroleras, en especial YPF que está en manos de la española Repsol, han llevado a cabo políticas tan deplorables de explotación y de  desinversión por envío de las utilidades al exterior, que ha obligado a importaciones de combustibles cada vez más onerosas para el país. En estos días, un flamante Frente Nacional por la Soberanía Energética ha anunciado que realizará distintas actividades para instalar en el país un debate sobre la necesidad de provocar modificaciones en la legislación sobre recursos energéticos.
Al respecto es muy oportuno recordar las palabras de quienes, además de apoyar el justo reclamo del gobierno y la sociedad argentina a favor de la devolución de las islas Malvinas, insistían en que el concepto de soberanía debe ser integral, incluyendo no solo la pretensión de ejercer la total potestad sobre el territorio insular arrebatado por el Imperio Británico, sino también la de restablecer el pleno señorío nacional sobre todos los recursos y riquezas naturales amenazadas por la voracidad extranjera. Eso sin dejar de pensar cuánto favorece también ese poder soberano el hecho de tener una sociedad cada vez más equitativa y democrática.

También quisiera recordar la crónica deficiencia que se arrastra en materia de prestación de servicios de transporte, expuesta de una manera trágica en el episodio del  ferrocarril Sarmiento que provocó la muerte de 51 personas. Este es otro acuciante desafío que, una vez concluido el proceso de investigación judicial que se está llevando a cabo para determinar las responsabilidades de lo que ocurrió en Once, demandará sin duda un abordamiento ineludible de parte del gobierno, que comience una revisión a fondo de la herencia dejada en ese campo por el neoliberalismo.
Marzo pues, lejos de los malos presagios, inaugura un tiempo de nuevos cambios. No todos se podrán hacer de golpe, habrá que operar, como siempre ocurre en política, paso a paso y en las oportunidades que una buena estrategia indique como las mejores. Pero sin olvidar que ese cuidado no admite ni justifica detenciones. Porque el que se detiene retrocede.
Cabal, por su condición de medio de pago con un papel muy activo en el campo de la prestación de servicios, conoce, perfectamente, cuál es la realidad del mercado. Y la realidad es que el país ha seguido creciendo del mismo modo que el consumo. Ninguna de las agorerías que se oyen a diario para crear la sensación de que estamos mal se fundamenta más en el deseo de los que las formulan que en la vida concreta.