Lisandro Aristimuño, canciones con poesía

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Lisandro Aristimuño es un cantautor rionegrino que cada año gana más aceptación. A lo largo de la última década pasó del boca a boca al reconocimiento masivo, que incluyó su llegada al Gran Rex. Ese viento sur que se respira en su música -ese que nace del frío, como dice en su canción Tu nombre y el mío- se ha transformado en un huracán que recorre el país y trasciende las fronteras. Lo respaldan figuras de la talla de Fito Paéz, Ricardo Mollo, Liliana Herrero, Palo Pandolfo y Lito Vitale.

En los últimos tiempos Aristimuño viene pisando fuerte: ha llevado su poesía y sus canciones dando recitales a lo largo y ancho del país, incluso su potencia ha cruzado el charco al hermano país de Uruguay. Con 35 años este artista al que ya avalaron músicos de la talla de León Gieco o Liliana Herrero ha logrado cumplir los sueños musicales que lo trajeron a Buenos Aires.


Hijo de madre actriz y padre director de teatro y músico, pasó sus primeros años de vida entre la ciudad de Viedma y un pueblo en el centro de la Provincia de Río Negro llamado Luis Beltrán. Con escasos 14 años ya tocaba en una banda que se llamaba Marca Registrada, quizás como un presagio de lo que sería luego su carrera: un estilo único que lo ubica por fuera de cualquier serie. Unos años después recorría la Patagonia trabajando con el músico Fernando Barilá como una forma de ganarse la vida; y hacia finales de 2001 se instaló en Buenos Aires. Como un artífice de su propio destino trabajó, sin prisa pero sin pausa, para llegar a lo que es hoy, un músico que se autogestiona, que tiene su propia productora,  toma sus propias decisiones y logra la fidelidad de un público que llena el Gran Rex. Con sus dos presentaciones de finales de 2013 fueron cinco los shows que brindó en el emblemático teatro de la calle Corrientes.
Aristimuño no solo recibe el reconocimiento de los espectadores, también ha sido acompañado durante su carrera por figuras consagradas de la música nacional como Fito Paéz, Ricardo Mollo, Liliana Herrero, Palo Pandolfo, Lito Vitale con los que ha compartido escenario en distintas oportunidades como invitado y como anfitrión.


Hasta el momento ha sacado cinco discos, el primero Azules turquesas salió en 2004. Su primera publicación fue elegida entre los cincuenta mejores discos  del año y le valió la nominación de artista revelación 2004 en las revistas Rolling Stone y los Inrockuptibles. Luego vinieron Ese asunto de la ventana y 39°, los tres conforman una especie de tríptico donde se reflejan los sentimientos y vivencias de sus días en su lugar de origen. Pronto estos tres discos serán reeditados juntos bajo el sello independiente propio de Aristimuño, su discográfica Viento Azul


La autogestión se concreta a partir de su cuarto disco Las crónicas del viento, con esta placa comienza a trabajar desde su propia productora.  Por este disco gana el Premio Gardel al mejor álbum rock pop alternativo en el año 2010.
Su disco más reciente Mundo Anfibio fue nominado a los Grammy Latinos y resultó ganador del Premio Gardel 2013. En esta placa el cantautor refleja su visión de Buenos Aires luego de llevar vividos diez años en la ciudad: una visión de la vida cotidiana donde el hombre cambió en relación a la tecnología y a las necesidades económicas que lo atraviesan. El nacimiento de su hija también fue un factor de influencia importante a la hora de componer las canciones de este disco.
En tiempos que se viven como una vorágine, donde la sociedad corre detrás de falsos ideales de fama y dinero, Lisandro Aristimuño opta por la calma y la necesidad de respetar los tiempos propios de un artista, como una ética de trabajo que no abandonó en los diez años que transcurrieron desde la aparición de su primer disco. Una ética que lo lleva a valorar los tiempos propios de su música. La autogestión y la independencia le permiten sostener sus principios, sacar un disco cuando él lo considera oportuno y no para cumplir con la imposición de una multinacional, sea uno cada tres años o dos en un mismo año. Prefiere elegir con quién trabajar, llevar a cabo los proyectos en los  tiempos y las formas que considera prudente, las formas de alguien que conoce el oficio, ama la música y la respeta.


Desde el 2013 Aristimuño abrió un sitio de internet desde donde difunde nuevos artistas. El sitio lleva por nombre Música sin fines de Lucro www.msfl.com.ar. Es un espacio que, como su nombre lo indica, no busca ganar dinero sino que se propone dar a conocer nuevos músicos. La idea surgió a partir de la experiencia del cantautor que, tras sus shows, volvía a su casa con una bolsa de discos que distintos músicos le acercaban; le resultaba una pena que ese material no viera la luz. Así a través de Facebook realiza una convocatoria semanal en la que ha llegado a recibir hasta 300 canciones en diez horas. De las canciones que recibe realiza una selección que luego es publicada en la página.
Aristimuño se ha transformado, con su música, en un viento que no cesa de soplar y de cosechar los frutos de un trabajo hecho con afecto y amor a la música, eso se nota en su trabajo más íntimo de composición, en la prosa de sus letras y en las melodías de sus canciones, pero también en sus shows, en la respuesta del público y en  la consideración de sus colegas.