Anemia: qué es, cómo prevenirla y tratarla

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Es considerada una enfermedad hematológica y obedece a causas diversas, incluso puede ser la manifestación de otras enfermedades. La anemia se define como una disminución en el número de glóbulos rojos o hematíes en sangre en los niveles normales de hemoglobina. Cómo puede prevenirse y qué hacer si se manifiestan los síntomas.

  La principal función de los glóbulos rojos es el transporte de oxígeno en la sangre y su liberación en los distintos tejidos. Cuando algo en este circuito falla, puede instalarse la anemia de forma crónica o aguda y acarrear otras enfermedades o trastornos, además de los síntomas, por demás incómodos, que suelen caracterizarla.

  Muchas veces, estos se manifiestan inicialmente como fatiga, cansancio, dolor muscular, y resistencia a hacer esfuerzos o actividad física. Cuando el cuadro se agrava, los síntomas pueden ir acompañados por sudoración, cansancio extremo e incluso taquicardia. La palidez de la piel y la sequedad de las mucosas también pueden ser signos de que hay que atender el problema, que puede derivar en patologías más graves, como enfermedades cardíacas o deficiencias respiratorias.

  Si la anemia es progresiva, el cuerpo suele adaptarse a la situación y los síntomas pueden pasar desapercibidos o causar molestias menores; si en cambio es producto de una hemorragia aguda u otra variable imprevista que afecta al organismo puede incluso poner en riesgo la vida del paciente.
  Los glóbulos rojos pueden disminuir por tres motivos fundamentales: 1) Porque no se produzcan suficientes, como sucede en las aplasias medulares, en la infiltración de la médula ósea por tumores, en la anemia producida por déficit de hierro, en la anemia que acompaña a muchas enfermedades crónicas como las reumáticas y en la enfermedad que se asocia a la insuficiencia renal crónica. 2) A raíz de un trastorno en la maduración de estos glóbulos rojos en la médula ósea donde se forman. Esto sucede en anemias asociadas a déficit de vitamina B12 o de folatos, así como en otras enfermedades hematológicas como las anemias refractarias. 3) Porque se destruyan o pierdan a mayor velocidad. Puede estar provocado por la pérdida aguda de sangre que se produce en las hemorragias de cualquier tipo, por la hemólisis o rotura intravascular de los glóbulos rojos de causa mecánica o autoinmune y por alteraciones de la membrana del hematíe o de la hemoglobina, muchas de ellas hereditarias.  En cualquier caso, se recomienda tratamiento inmediato.

Tratamientos posibles 

  Los tratamientos dependerán del tipo, la causa y la gravedad de la enfermedad, y pueden consistir en cambios en la alimentación, suplementos nutricionales, medicinas, intervenciones o cirugía para contrarrestar la pérdida de sangre.
  El objetivo de cualquier tratamiento que se ponga en marcha es aumentar la cantidad de oxígeno que la sangre puede transportar, eso se consigue aumentando la cifra de glóbulos rojos o la concentración de hemoglobina. (La hemoglobina es una proteína de los glóbulos rojos que es rica en hierro y transporta oxígeno a las células del organismo). Además, se pueden hacer cambios en la alimentación y añadir suplementos nutricionales

Las bajas concentraciones de vitaminas o de hierro en el cuerpo  –que muchas veces son resultado de una mala alimentación-pueden causar algunos tipos de anemia, es por eso que el médico podrá solicitar al paciente que ingiera hierro o suplementos vitamínicos, o aumentar la ingesta de la vitamina B12, ácido fólico (folato), y veces de vitamina C (para ayudar al cuerpo a absorber el hierro, necesario para producir hemoglobina). El hierro en grandes cantidades puede ser nocivo, sólo deben incorporarse suplementos de hierro cuando el médico los ha recetado.

   Entre los alimentos ricos en hierro se incluyen: espinacas (y otras hortalizas oscuras), arvejas, lentejas, garbanzos, frutas secas -como ciruelas pasas, pasas de uvas- cereales y panes enriquecidos con hierro. A su vez, los que contienen vitamina B12 son: cereales enriquecidos con vitamina B12, carnes, huevos y productos lácteos (leche, yogur y queso) y las hamburguesas vegetarianas.
   El ácido fólico (folato) es una forma de vitamina B que se encuentra en los alimentos como pan, pasta y arroz enriquecidos con ácido fólico, espinacas y otras hortalizas con hojas de color verde oscuro, hígado, huevos, bananas, naranjas, jugo de naranja y otras frutas y jugos.

  El médico puede recetar también medicinas para estimular al cuerpo a fin de que produzca más glóbulos rojos o para tratar la causa de fondo de la anemia. Algunas de estas medicinas podrían ser: antibióticos para tratar infecciones, hormonas para el tratamiento del sangrado menstrual abundante en mujeres adultas y adolescentes, una forma sintética de eritropoyetina para estimular al cuerpo a producir más glóbulos rojos, medicinas para evitar que el sistema inmunitario del organismo destruya sus propios glóbulos rojos etc. Y hay casos en que se indican intervenciones: entre éstas están las transfusiones de sangre y los trasplantes de células madre de sangre y de médula ósea. Las transfusiones de sangre son intervenciones seguras y muy comunes en las que una persona recibe sangre a través de una línea intravenosa colocada en uno de sus vasos sanguíneos. Para realizar una transfusión es necesario hacer pruebas meticulosas para garantizar que la sangre del donante sea compatible con la sangre del receptor.