Crítica de cine: Horizonte profundo



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Horizonte profundo. (Deepwater Horizon, Estados Unidos, 2016). Director: Peter Berg. Guión: Mathew Michael Carnahan y Matthew Sand. Intérpretes: Mark Wahlberg, Kurt Rusell, John Malkovich, Kate Hudson, Gina Rodríguez y otros. Duración: 107 minutos.

  Si alguien es buen memorista de algunas catástrofes de magnitud que han ocurrido en los últimos años en el planeta, tal vez recuerde la terrible explosión sufrida por una plataforma petrolera estadounidense en 2010 en las aguas del golfo de México. El desastre fue terrible y provocó 11 muertos sobre un total de 120 personas que trabajaban en el lugar y el peor derrame accidental de petróleo producido en el océano, un total de 5 millones de barriles. Los que sepan este dato podrán disfrutar de la película, si bien sabiendo o estando advertidos de que se trata de una ficción elaborada sobre un hecho real. Los que lo ignoren se sorprenderán al final con la información de ese hecho, que se transmite con todo detalle, incluso el del nombre y apellido de las verdaderas víctimas, con sus fotos reales en vida. Y algunos otros datos.

     Dentro de esa línea de relato que impone el género del cine catástrofe –muchos sucesos incontrolables y de gran peligro y de espectacularidad, que ponen a cada instante la vida de los protagonistas al borde del abismo, aunque acaso de un modo más medido en esta historia por tratarse de un hecho real que impide el exceso de fantasía-, la película desarrolla, con un lenguaje clásico y prolijo en el relato y el suficiente suspenso y despliegue de abundantes efectos técnicos y visuales, el necesario interés para captar el interés del público y provocar la indispensable zozobra que estas narraciones suscitan. La banda sonora contribuye también con eficacia a remarcar el clima de tensión y miedo por el que atraviesan los distintos personajes de la película al afrontar las difíciles situaciones de una explosión e incendio posterior que deben haber sido, sin duda, espeluznantes, y que la recreación del episodio traduce con mucha fidelidad. En ese aspecto, el director Peter Berg cumple un trabajo digno, aunque es evidente que no pasará debido a él a la posteridad.

    Quizás los personajes protagónicos sean algo lineales, sobre todo el capataz de la plataforma (el muy conocido Kurt Rusell, cuya eficiencia está descontada, no obstante no lucir como un actor que conmueva), o Mark Wahlberg como uno de los trabajadores que aportan al mantenimiento de la plataforma y se constituye en uno de los héroes del salvataje de varios de sus compañeros. Tampoco él será recordado por este trabajo. Mejor trazado en su psicología es el empresario codicioso e insensible responsable en gran medida de la explosión y que personifica Malkovich. Este hombre fue llevado ante la Justicia y condenado, junto a otros, por negligencia y al poco tiempo liberado. También son discretas pero convincentes las labores femeninas de Kate Hudson, como la esposa del obrero, y Gina Rodríguez, compañera laboral de él.
  

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