Crítica de teatro: Simple. Las canciones que negué amar



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Simple. Las canciones que negué amar. Autor, actor y director general del espectáculo: Francisco Pesqueira. Dirección musical y pistas: Claudio Martin. Diseño de luces: Gustavo Bertuol. Dirección actoral y puesta en escena: Emiliano Samar. Teatro La Comedia, Rodríguez 1062. Lunes y mares a las 21 horas.

Actor y cantante con cerca de 25 años de carrera, Francisco Pesqueira es a pesar de ese largo recorrido un hombre joven todavía. Además de haberse formado con muy buenos maestros de teatro y haber actuado en infinidad de obras colectivas, Pesqueira ha cultivado mucho en los últimos tiempos los unipersonales donde, además de sacarle buen jugo a sus condiciones de dotado intérprete, imitador y comediante, también canta. El año pasado hizo un espectáculo denominado Canción de cine, en la sala del Búho y en el Teatro de la Comedia –luego Carlos Rottemberg lo llevó a una de sus espacios- con excelente repercusión en la crítica y una respuesta estupenda del público. En este trabajo evocaba varios de los grandes hitos de la pantalla argentina y de sus estrellas más rutilantes.

     En Simple el mecanismo es sencillo: el público llega a la platea y antes de comenzar el espectáculo se le pide a ocho personas que elijan un tema entre una cantidad de títulos que están en una canasta –son algo más de treinta- y se los alcancen al artista para que los interprete. De modo que la elección del público y la cuota de azar que implica esa decisión son las herramientas para armar el programa de la noche, que se conforma en algunos casos con ritmos variados y en otros más homogéneos. El repertorio está formado, de todos modos, por éxitos románticos de tres décadas. El día que el responsable de estas líneas asistió al Teatro Comedia, el espectáculo tuvo un color muy parejo y asociado a los temas lentos. De modo que Pesqueira, con mucho humor y picardía, les comunicó a los asistentes que si la velada era triste y nostálgica y con piezas poco movidas era por exclusiva culpa de ellos.  Ese día entre otros aparecieron temas grabados en las voces de cantantes populares como Camilo Sesto, Demis Russef, Rocío Durcal, el trío Pandora, José José, Jeanette y otros. Y Pesqueira los cantó.

     Lo realmente atractivo de este unipersonal, además de su parte vocal, es que Pesqueira cuenta con textos de su autoría donde vuelca anécdotas –reales o de ficción- que se relacionan con el vínculo que con esos temas tuvo en su juventud en Córdoba, provincia de la que es oriundo. Esto le da oportunidad de jugar con personajes deliciosos y muy efectivos que le ponen mucha sal al espectáculo, lo llenan de una brisa de humor humano y emotivo. Hay detrás de esas composiciones un entrañable cariño y una profunda compresión por los personajes. El otro aspecto, es que la interpretación de los temas tiene también mucho magnetismo, porque al histrionismo dúctil que utiliza para dibujar a sus criaturas, a la hora de cantar el actor se luce con una voz espléndida que le saca expresivos matices a las encarnaciones vocales. Hay allí mucho talento y entrega, a veces excesiva, en el sentido de que, por imitar con verosimilitud a ciertos personajes, Pesqueira emplea su voz de modo irregular, cosa que después no daña su rendimiento sonoro, pero podría sí perjudicarlo en el futuro si no cuida más ese detalle. Una velada para disfrutarla realmente y que el público disfruta.

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