La primera final de la Copa Davis que disputó Argentina



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La Copa Davis sigue siendo una especie de obsesión que se le niega al tenis argentino. El equipo nacional siempre ha quedado a un paso de la gloria en las cuatro finales disputadas pero el destino sugiere seguir esperando. La primera final que jugó la Argentina fue con Guillermo Vilas y José Luis Clerc en los Estados Unidos, fue especial. Recordamos porqué. 

La Copa Davis es la competición organizada por la Federación Internacional de Tenis (ITF) donde participan aquellos equipos representativos de un país compuestos por jugadores designados por su federación. Es un torneo sólo para hombres y el evento deportivo anual más grande existente ya que cuenta con 125 equipos nacionales.
Lleva el nombre de su creador, Dwight Filley Davis, quien concibió la idea de crear una competición por equipos nacionales. El primer encuentro se dio en 1905 en el Longwood Cricket Club de Brookline, en las afueras de Boston, cuando los estadounidenses superaron a los británicos por 3-0. Davis, que jugó con el equipo norteamericano, donó el dinero necesario para la elaboración de una copa de plata, diseñada por Rowlan Rhodes. La misma se basa en una ponchera rematada con adornos de flores de 33 centímetros de alto y 43 de diámetro que significan el sueño del tenis mundial. En el interior se grabó el nombre del torneo: "International Lawn Tennis Challenge Trophy", y en su lateral quedaron anotados los nombres de los participantes. La competición tuvo una continuidad insospechada y a partir de 1945 -año en que murió Davis- pasó a llamarse Copa Davis.


Una potencia indiscutible

Desde aquel de 1905 hasta el último en 2007 Estados Unidos es el país más ganador con treinta y dos títulos. Además suma veintinueve subcampeonatos que lo constituyen como una verdadera potencia. Los norteamericanos llevan disputadas a lo largo de su historia 263 series en las que han resultado vencedores en 202.
Como no podía ser de otra manera el tenista más ganador en la historia del certamen jugó bajó su bandera: John Patrick McEnroe. “Bigmac”, sobrenombre con el que se conoce globalmente al ícono deportivo de las décadas del ’70 y ‘80, es considerado uno de los más grandes talentos de la historia del deporte por sus 7 títulos de Grand Slam, que forman parte a 77 logros individuales y 71 en dobles -en su mayoría junto a Peter Fleming-.


McEnroe es el jugador más ganador en la historia de la Davis con un récord de 59 -10. Como singlista acumuló una estadística de 41-8 mientras que también, junto a su compañero, Peter Fleming, ostenta un 14 - 1 en dobles que los catapultan como la mejor pareja de la competición.
Como si estos números no le alcanzaran al tenista graduado de la Universidad de Stanford, hay que agregar que es el jugador con más series (30) y ediciones (12) en la historia de la Copa Davis disputadas.

Argentina en la Davis

Nuestro país jugó la Copa Davis por primera vez en 1923, cuando Ronald Boyd, Carlos Camino, Guillermo Robson y Alfredo Villegas, capitaneados por Juan Gibson, fueron hasta Suiza y perdieron ante los locales 4 a 1.
De aquel primer match hasta hoy el equipo albiceleste de Copa Davis ha participado en la competición más importante de tenis a nivel de naciones en 135 series de las que ganó 77 y perdió 58. El nombre del marplatense Guillermo Vilas, quien cuenta con 57 partidos ganados en su haber y 24 perdidos, se ha forjado como el del tenista argentino con mayor contundencia en el certamen. El recientemente retirado David Nalbandian con 38 triunfos y 11 perdidos es quien lo secunda en la lista mientras que José Luis Clerc con un récord de 31-24 completa el podio.
Precisamente Vilas y Clerc formaron parte de un equipo histórico y singular que escribió la primera y, quizás, más destacada actuación de un combinado argentino en Copa Davis. Fue a fines del año 1981. Aquella fue la primera de cuatro finales que disputó Argentina. Luego vinieron las de 2006, 2008 y 2011.


La campaña del 1981, la primera final y cuando los egos quedaron de lado.
En 1981, de la mano de Guillermo Vilas y José Luis Clerc, Argentina jugó la primera final de su historia en la Copa Davis. En octavos superó a Alemania Federal como visitante (2-3). En cuartos logró un costoso triunfo frente a Rumania también en Europa (3-2) mientras que en octubre el equipo barrió a Gran Bretaña por semifinales en casa (5-0). Para la final tocaba el candidato de todos: EEUU. El equipo, que por entonces tenía como líder al número uno del mundo John McEnroe, había barrido a México, Checoslovaquia y Australia respectivamente y, como si fuera poco, tenía la localía para la serie definitoria.


Vilas y Clerc eran, en ese momento, quinto y sexto en el ranking mundial. Sencillamente dos fenómenos, uno de carrera brillante que mostraba la baja de sus mejores años y el otro atravesando el mejor momento de sus días como jugador.
Pero aquel condimento que parecía ideal tenía un ribete complejo. Eran, sobre todo, dos egos que se enfrentaban cada vez más. A punto tal que llegaron a dicha serie final sin dirigirse la palabra.


En la previa los pronósticos no dudaban en dar como favorito a Estados Unidos. Si bien Argentina contaba con dos singlistas entre los mejores diez del ranking mundial, ellos potencialmente podían contar con el 1, McEnroe, y el 3, Connors- que decidió no jugar-. Sea como sea las cuentas siempre daban mal para la Argentina. Y, además, la superficie elegida, una carpeta de goma bajo el techo del River Front Coliseum, con miles de locales alentando, no ayudaba para nada.


Arthur Ashe, capitán del equipo norteamericano para la ocasión, convocó a sus jugadores con anticipación: John McEnroe (1º), Eliot Teltscher (8º), Roscoe Tanner (11º) y el doblista Peter Fleming, que junto a “Supermac” componían la mejor dupla del mundo. Jimmy Connors prefirió unas muy criticadas “vacaciones” y se negó a jugar. Ashe sabía muy bien lo que hacía con la nominación: McEnroe buscaba una revancha de todo lo malo que vivió en Buenos Aires en 1980 – Argentina ganó 4-1 la final del grupo americano- y Tanner poseía cuatro triunfos sobre Vilas, el último ese mismo año, en el cemento de Flushing Meadows y en sets corridos, y como plus contaba con el saque más rápido entre los profesionales.
Junquet, el capitán Argentino, oficializó el conjunto que haría la expedición a Ohio casi sobre la hora: Clerc, Vilas, Cano y Bengoechea.


El primer día se repartieron puntos. McEnroe derrotó a Vilas 6-3, 6-2 y 6-2 y Clerc a Tanner 7-5, 6-3 y 8-6. “El partido contra Tanner lo visualizaba bien para mí. El sacaba muy fuerte pero no tenía ángulos. Por eso, el día antes trabajé con mi coach giros y bloqueos. No debía pegarle fuerte, sino bloquear y meterme constantemente en la cancha para mantenerlo a él atrás. Además, me tenía que concentrar en sacar a tres cuartos de velocidad, para no cometer tantas faltas y poner la pelota en juego. Me tenía mucha fe para ganarle en cinco sets, pero para sorpresa mía y de todos, le gané en tres seguidos”, recordó años más tarde Batata.


La histórica chance de desnivelar estaba en dobles, aun teniendo enfrente a los imbatibles McEnroe/Fleming, quienes hasta ese 12 de diciembre de 1981 ya habían ganado dos US Open y dos Wimbledon entre más de treinta títulos. “Por juego y por emoción resultó una de las grandes cruzadas del tenis de todos los tiempos” explican Roberto Andersen y Eduardo Puppo en el capítulo dedicado a aquella final del Historia del Tenis en Argentina.
Cuenta Clerc: “En el dobles jugamos excelente. Llegué a Cincinnati sin tener comunicación con Vilas; no nos dirigíamos la palabra por ciertos problemas entre nosotros, pero en ese punto nos apoyamos constantemente”. El partido fue parejo. Con momentos favorables para ambas duplas y McEnroe, viejo zorro, supo cómo sacar de quicio a los argentinos cuando, como se dice en el barrio, “las papas quemaban”. “Guillermo siempre necesitaba que el ambiente fuera silencioso por su gran concentración; cualquier movimiento o ruido lo distraía. Entonces McEnroe, cuando el partido estaba ahí, cerca para nosotros, comenzó a insultar a Vilas cuando sacaba. Como yo estaba en la red, lo escuché y le pregunté qué le pasaba. Se acercó y yo le quería romper la raqueta en la cabeza… Insultó a Vilas y luego se metió conmigo”


El partido alcanzó ribetes épicos y Argentina llegó a estar 7-6 en el quinto set y con el saque a favor. Ahí se dio una situación de la que hoy se sigue hablando. Vilas perdió el saque y el partido se fue de las manos. Varios, aseguran que el triunfo hubiese sido argentino si Clerc era el sacador, cosa que Junquet no quiso.
Ya en la tercera jornada de la serie, el sueño argentino terminó cuando Batata cayó ante Mc Enroe por 7-5, 5-7, 6-3, 3-6 y 6-3. Así, la primera chance argentina de alzar la Ensaladera terminaba con gusto amargo. Una vez más, los altos egos habían sido el principal rival.


Años después, en la víspera de la final ante España en Mar del Plata 2008, el propio Carlos Junquet intentó desdramatizar el hecho. "Eran tan profesionales los dos, que se unieron en aras de un objetivo en común y se olvidaron de todo. Los dos jugaron excepcionalmente bien. Fue el mejor dobles de Vilas y de Clerc, sin lugar a dudas”.