Descubrimiento clave para tratar el cáncer ocular en niños

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Siete años de investigación y cooperación entre investigadores y científicos del Hospital Garraham, la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y el Conicet, finalmente dieron sus frutos: hoy la ciencia argentina aporta un descubrimiento que permitirá detectar con precisión, y tratar con mayor eficacia, el Retinoblastoma, el cáncer ocular más frecuente en la infancia, que hasta ahora tenía bajísimos índices de curación.

     El descubrimiento de un nuevo biomarcador molecular, a cargo de un grupo de científicos e investigadores del Laboratorio de Oncología Molecular de la Universidad de Quilmes, conjuntamente con profesionales del Hospital Garrahan y estudiosos del Conicet- con el apoyo del Instituto Nacional del Cáncer y de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencia y Tecnología-, permitirá tratar los casos graves de menores que sean pacientes oncológicos, para los que la ciencia no tenía hasta ahora una respuesta alentadora. Es que el biomarcador CRX permite detectar las células tumorales del Retinomablastoma y atacar las metástasis tumorales, que hasta hace sólo unos meses tenían bajas posibilidades de cura. La técnica que se aplicará en casos de pacientes oncológicos graves ya empezó a utilizarse en el extranjero, en cientos de centros médicos que han celebrado el descubrimiento argentino, publicado en la prestigiosa revista JAMA Ophtalmology.

  En los países en vías de desarrollo, esta técnica marcará un antes y un después en el diagnóstico de estas patologías (el cáncer ocular infantil, y sus complicaciones asociadas), y en el diagnóstico de los pacientes que padezcan tumores oculares avanzados.

  Guillermo Chantada es el líder del equipo de investigadores que trabajó en el Hospital Garraham –donde se trata los chicos con cáncer ocular no sólo de la Argentina, sino también de países  vecinos- y quien explicó que el biomarcador permitirá identificar células tumorales tanto en sangre como en el líquido encefalorraquídeo y la médula ósea de los pacientes, de una manera muy precisa, lo que resultaba sumamente dificultoso en casos de cáncer de ojos.

  Hasta hace muy poco, la metástasis del Retinoblastoma recién podía identificarse, la mayor parte de las veces, cuando ya era demasiado tarde. Uno de los tratamientos más usados, - una vez que se detectaba la expansión de metástasis-era el trasplante de médula ósea (que tampoco resultaba suficiente porque en el 80% de los casos el cáncer reaparecía). Ahora, el panorama podrá revertirse, gracias a este grupo de profesionales, ya que el diagnóstico tardío –que era lo que provocaba el agravamiento inadvertido del estado de salud de los pacientes.

   Los diagnósticos tempranos y precisos permitirán anticipar las estrategias médicas, sofisticar las técnicas, y proveer un nuevo tratamiento que incluya quimioterapia por tres vías: una dosis principal por vía arterial, para tratar en nervio óptico, vía venosa, para interrumpir la diseminación por el cuerpo y cerebral, por medio de dosis que directamente se aplican sobre este órgano.

  Los tratamientos que ofrece el Hospital Garraham están a la altura de los mejores centros de salud del mundo: el porcentaje de pacientes curados es del 95%. Sin embargo, se calcula que en el mundo un 50% de los chicos que padecen Retinoblastoma -1 en 17 mil nacidos vivos, lo que equivale a decir que se suman mil niños por año en el mundo- mueren a causa de esta enfermedad. En el país se calcula que aparecen unos 50 casos nuevos por año.

  Son responsables de este descubrimiento: Ana Torbidoni, Viviana Laurent, Daniela Ottaviani, Cristina Alonso, Jorge Rossi, Claudia Sampor, Valeria Vázquez, María TG de Dávila, Mariano Gabri, Adriana Fandiño, Daniel Alonso y Guillermo Chantada, entre otros.