Editoriales: el desafío de la independencia

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Pequeñas y medianas editoriales que funcionan por fuera del circuito de las grandes corporaciones. En la Argentina, actualmente, suman alrededor de 400. Publican autores nuevos y amplían un nuevo e interesante circuito para la literatura local. La calidad de las obras suelen pesar igual o más que sus ventas potenciales.

En los últimos años han surgido en el país una importante cantidad de pequeñas y medianas editoriales que funcionan por fuera del circuito comercial y mercantil de las grandes empresas. Se podrían establecer dos  grupos: aquellas que por una suma fija por cantidad de páginas y calidad de impresión publican cualquier libro que les llega. Y otro grupo, que sustenta mayor prestigio, que realiza proyectos editoriales que respondan a los rasgos que la editorial posee y a sus objetivos ligados al tipo de literatura que desean publicar. Así, hay autores inéditos que pueden llegar a publicar e incluso lo hacen autores que ya fueron editados y por ciertas razones eligen estas editoriales y no las grandes, sometidas a las lógicas del mercado y a un mayor nivel de competencia.

Se trata de  proyectos editoriales que incluyen los distintos géneros: poesía, narrativa, historieta, ensayo. Son propuestas de calidad y proyectos cuidados y respetuosos de las obras. Cada editorial tiene su propio perfil e identidad, así se van constituyendo catálogos en línea con los criterios de cada una.

Diego Cortés, editor de Llanto de Mudo cuenta a Revista Cabal cuáles son los criterios para decidir qué libros publicar: “Publicamos el libro que nos gusta, y tratamos de laburar con personas afines a nosotros, sea en poesía, narrativa o historieta”
Llanto de mudo es una editorial cordobesa que surgió a medidos de la década del 90. Comenzaron haciendo fanzines para luego editar libros: historietas, poesía y narrativa. En esta editorial se entiende el concepto de independencia: por un lado, independientes de las empresas y el estado, pero también se trata de “un criterio en el que prime lo artístico, el contenido, una línea o idea. No alcanza con ser independiente económicamente si lo que se busca no es expandir límites estéticos. Por suerte, las dos cosas pueden funcionar juntas”, dice.

En nuestro país hay actualmente alrededor de 400 editoriales que realizan pequeñas tiradas. Las hay más artesanales y otras que funcionan como pequeñas empresas. En todos los casos se convierten en una plataforma de lanzamiento y visibilización de autores que de otro modo no tendrían posibilidad de llegar a ser leídos.

Paula Brecciaroli forma parte de Editorial Conejos, una editorial que comenzó a funcionar hace unos tres años y junto a Ariel Bermani, Facundo R. Soto, Bruno Sziter y el diseñador Pablo Rivas llevan adelante un proyecto en el que se privilegia una literatura dinámica, ágil y que tenga carácter. La condición final para que un autor sea publicado es que todos estén de acuerdo.  Para ellos se trata de sostener un trabajo cooperativo “formando un equipo en el que lo más importante sea disfrutar de hacer libros”.

Respecto a la circulación de los libros, estas editoriales suelen hacer hincapié en importancia del encuentro del autor con sus lectores. Para lograrlo existen distintas variables.
En el caso de Llanto de mudo, su editor cuenta que este es uno de los aspectos más difíciles de ser independientes: “Por suerte, con el tiempo surgen oportunidades y como hay gente interesada, tenemos cada vez más canales de distribución. En historieta en especial laburamos con distribuidoras nacionales, en comiquerías y librerías. En narrativa y poesía laburamos más con librerías seleccionadas por nosotros, de Córdoba, Buenos Aires, La plata, Rosario. Estamos ampliando esa parte de la distribución de a poco. También vamos a convenciones de comics, ferias del libro en todo el país (donde nos inviten).”

En la Editorial Conejos se apuesta a las redes que la literatura establece: “Confiamos mucho en las redes que se tejen a través de los libros, de las recomendaciones, de los amigos y de los eventos que organizamos. Las redes sociales y la prensa ayudan mucho, además de la presencia de los libros en las librerías y de los ebooks en la web”

Un espacio posible son las distintas ferias de libros independientes. Uno de los movimientos de Ferias más importantes de los últimos años es la Feria del Libro Independiente y autogestiva (FLIA) que desde 2006 funciona en la Ciudad de Buenos Aires. Surgió con veinte escritores vendiendo sus libros en la puerta de la Rural en Plaza Italia. La primera feria se organizó ese mismo año con cincuenta stands, cifra que, cuatro años después ascendía a más de doscientos.  Allí se relacionan los escritores cara a cara con sus lectores en un encuentro que intenta ser cada vez una fiesta.

A partir de 2010 la Feria salió de la ciudad para llegar a distintos puntos del país. Se producen encuentros periódicos en la ciudad y en los distintos puntos del país. Es un espacio gratuito donde se busca impulsar una forma distinta de hacer cultura. Se difunden también otro tipo de producciones artísticas: obras de artistas plásticos, encuadernaciones, títeres, cuadernos artesanales entre otros objetos.
A la hora de publicar se abre un amplio abanico de posibilidades, que en otros tiempos no existía, distintas opciones donde cada autor hará su búsqueda y se producirá ese primer encuentro obra/autor-editorial para que se abra, a su vez, el camino hacia los lectores.