Crítica de cine: La bicicleta verde



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La bicicleta verde. (En el original: Wajda. Origen Arabia Saudita/Alemania, 2012). Guión y dirección: Haifaa Al-Mansour. Fotografía: Rutz Reitemeier. Montaje: Andreas Wodraschke. Diseño de producción: Thomas Molt. Intérpretes: Reem Abdullah, Waad Mohammed, Abdullrahman Al Gohani, Ahd, Sultán Al Assaf, Alanoud Sajini. Duración: 98 minutos.

Ubicable desde hace ya más de un año ubicable en algunos negocios de alquiler de videos, ya que la película pertenece al año 2012 y han circulado copias de ella, La bicicleta verde entró hace pocos días en el perímetro comercial del cine porteño y es una suerte porque se trata de una película bien filmada y que merece, tanto por su contenido como por su forma cinematográfica, ser vista en la pantalla grande. Lo primero en lo que hay que reparar es en su origen: Arabia Saudita, un  país regido por una monarquía absoluta a la que se menciona con frecuencia por su riqueza petrolera y sus grandes fortunas, pero no por su cine, al punto que éste es, según la información de los diarios, el primer largometraje producido en ese lugar y además por una mujer, con un reconocido apoyo alemán en dinero y técnicos.

    La historia que cuenta la saudí Haifaa Al-Mansour parece de otro siglo para una mente occidental, pero no lo es en una nación como Arabia Saudita donde la absurda severidad de las costumbres sociales y religiosas condena a la mujer a una posición  absolutamente sometida y secundaria en la comunidad. Es interesante remarcar que las escenas exteriores de la película, como lo contó la realizadora en una entrevista concedida a una revista en el festival de Cannes de 2012, fueron rodadas con ella encerrada dentro de una combi, por la razón de que es inconcebible ver a una mujer filmando.

     El tema pues se relaciona con esa situación de la mujer. Y aunque el trabajo trata siempre de mantener un tono narrativo de no confrontación, lo que muestra deja en evidencia cuánto camino tiene allí el género femenino que avanzar para lograr en su sociedad los mismos derechos que ha logrado en otras partes del mundo. El enfoque inicial de lo que se cuenta se centra en las alternativas que vive una deliciosa niña de nombre Wajda (Waad Mohammed), que desea comprar una bicicleta pero sus padres no lo consienten porque su uso está desacreditado por las  convenciones sociales.

    Wajda no es una niña común y en el colegio suelen reprenderla por sus hábitos algo libertarios. Dos por tres la directora le llama la atención por no usar pañuelo sobre la cabeza. Si bien las chicas no tienen la obligación ni de usar el nicab (un velo que cubre el rostro) ni el chador (una prenda completa que deja solo el rostro a la vista) que usan las mujeres mayores de religión musulmana, si deben usar pañuelos. Y Wajda suele sacárselos por pura comodidad. Pero, al lado de esas pequeñas transgresiones, ella es una joven muy inteligente y reconocida por sus aptitudes. Es aprovechándose de estas cualidades que apela a un método bastante ortodoxo para hacerse de dinero y acceder a la bicicleta. Recita con absoluta perfecció fragmentos del Corán en un concurso del colegio y gana un premio con el que accede al objeto deseado.

     Y con él, y un amigo de su edad que la acompaña, desafían las reglas vigentes, pero no sin conflicto: muy pronto aparecerán las dificultades que provocan el haber violado las reglas que impone el medio. Esa peripecia tiene como contrapunto la situación de la madre de Wajda que, como esposa, sufre ya las angustias que su hija comienza a percibir en el comienzo de su vida. La principal de ellas es la posibilidad de que el marido despose a otra mujer. La poligamia para el varón o poliginia está admitida en Arabia Saudita siempre que el aspirante a matrimonio plural demuestre tener los medios económicos para mantener a varias esposas. Entre esos dos ejes se mueve el filme mediante un relato que, si bien evita las condenaciones explícitas para evitar problemas con la censura, deja en claro que es lo que quiere decir y llega al corazón por su contenido humano, entre otras cosas por las conmovedoras actuaciones de la madre y la hija.
         

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