Crítica de teatro: La noche en que Fortimbrás se emborrachó



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La noche en que Fortimbrás se emborrachó. Autor: Janusz Glowacki. Dirección general y puesta en escena: Agustín Alezzo. Elenco: Sebastián Baracco, Julián Caisson, Roberto Romano, Isidoro Tolcachir, Greta Guthauser y otros. Iluminación: Chango Monti. Escenografía y vestuario: Marcelo Valiente. Teatro Sarmiento. Duración: 80 minutos. Funciones de jueves a domingo.

Janusz Glowacki es un autor polaco nacido en Poznan en 1938 y que se radicó en Nueva York en 1981. Dramaturgo, guionista, novelista y actor, se hizo muy conocido en su país por sus escritos llenos de un humor mordaz sobre las costumbres de sus conciudadanos en Varsovia. Poco después se dedicó al teatro e incluso hizo los guiones de algunas películas de Andrzej Wajda. Entre las piezas escritas en Polonia están Chop, Fútbol y La cenicienta, pero se considera que su producción de mayor valía la escribe a partir del momento en que se radica en los Estados Unidos. Allí hay dos obras que tienen una gran repercusión Antígona, considerara por el ensayista Jean Kott como una de los mejores textos de las últimas décadas, y La noche en que Fortimbrás se emborrachó, donde, dándole una vuelta a la tragedia de Hamlet, logra enfocarla desde otro lugar: el de los intereses del príncipe noruego que pretende los territorios de Dinamarca y se queda finalmente con ellos luego de que en el palacio de Elsinor, Hamlet y los suyos se eliminan a puro veneno y estocadas de floretes.

        Fortimbrás es, desde luego, el nombre del príncipe noruego y desde su punto de vista, Glowacki consigue darle un interesantísimo giro a la historia, donde se demostraría incluso, con un humor corrosivo y oscuro, pero muy penetrante, que parte de los sucesos ocurridos en el país de Hamlet pueden haber sido inducidos desde la propia Noruega. La obra es interesantísima y Agustín Alezzo, una figura realmente emblemática del teatro argentino, le tenía echado el ojo hace mucho tiempo. Su puesta es realmente bella, desde la sugestiva luz hasta los distintos rincones del bosque en el que se desarrollan los acontecimientos. La zona más floja de la versión es la actuación. Allí algunos actores, sobre todo los que trabajan en los papeles más comprometidos, en un nivel que podría considerarse aceptable, pero sin el despliegue interpretativo que requiere la obra. Y los casos de algunos roles secundarios la deficiencia se hace más evidente. Es una lástima que Alezzo no pudiera contar con un reparto de actores más fogueados.  María López (una intérprete muy exuberante) desequilibra y opaca el rol de los otros dos, asimetría que tal vez la labor de dirección podría haber compensado.

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