El día después

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El día después. (Geu-hu, Corea del Sur, 2017). Guion y dirección: Hong Sang-soo. Fotografía: Kim Hyungkoo. Edición: Sung-Won Hahm. Intérpretes: Hae-hyo Kwon, Min-hee Kim, Sae-byeok Kim, Kim Joabang, Yunhee Cho. Duración: 92 minutos.

          Segunda película que se estrena comercialmente en la Argentina de Hong Sang-soo (la anterior fue En otro país, con Isabelle Huppert en el papel protagónico), El día después es, sin embargo, el largometraje número veintiuno de este creador surcoreano al que los cinéfilos argentinos conocían, entre otras cosas, por los trabajos que ya se habían estrenado de él en los encuentros del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente, BAFICI. Allí se mostró El poder de la provincia Kangow, en 1999, y Virgen desnudada por sus pretendientes, en 2001. Pero Hong Sang-soo, denominado también como el Woody Allen o el Éric Rhomer del cine de Corea del sur, es muy seguido en España, por ejemplo, donde ha estrenado varios títulos más de una producción que incluye en los últimos tiempos: En la playa sola de noche (2017), Geu-Hu, del mismo año, Lo tuyo y tú (2016), Ahora sí, antes no (2015) y muchos otros films. También en noviembre del año pasado, en el teatro Margarita Xirgu, aquí en Buenos Aires, se pasó un ciclo con cuatro o cinco de sus películas y, con seguridad, en Internet estén disponibles algunas de sus obras. De modo que sus fanáticos han tenido distintas vertientes por donde llegar a sus trabajos.

        La poética de Hong Sang-soo  gira en torno a un tema central, casi obsesivo: la intrincada conflictividad de las relaciones humanas, pero en especial de las amorosas. De esa amplia madeja que son los vínculos afectivos él ha tomado algunos temas centrales que desgaja poco a poco, como si los subdividiera, tratando de explorar en cada película sus misterios y sus costados singulares, que nunca se agotan del todo. Así, por ejemplo, a veces pueden ser dos hombres enamorados de una misma mujer y otras dos mujeres en colisión por el amor de un hombre, pero también tres mujeres incluidos en un cuarteto con un hombre confuso que les provoca angustia, insatisfacción, dudas. El día después, considerada una de las expresiones más maduras y logradas de su filmografía, va un poco por ese último camino. Cuenta la historia de un escritor y editor bastante vanidoso al que la esposa le sospecha un romance con otra mujer. Y un día al encontrarle una poesía que él dedica a su amante se presenta en la oficina de su marido y agarra a sopapos a una joven que ha ingresado a trabajar ese día y que es totalmente inocente de lo que ella la acusa. En los vaivenes y circunstancias, a menudo absurdas, que produce esta confusión y las vacilaciones del marido por quedarse en su casa o decidirse por su amante, mientras la nueva empleada sufre las consecuencias de ese enredo, transcurre la película.

       En muchos pasajes con bastante humor y siempre con largas conversaciones entre los  partícipes de la historia en restaurantes donde se toma mucho soju, bebida coreana destilada del arroz. Estos diálogos, que duran varios minutos, reflexionan sobre los asuntos que a todos los humanos nos desvelan desde la era de las cavernas: ¿Qué es la realidad? O: ¿puede conocerse y hasta dónde? ¿Hay respuestas seguras para el amor o siempre es el ingreso a un laberinto donde nadie sabe si sale ileso o dañado? ¿Cuál es el sentido de la vida, si es que tiene alguno? ¿Por qué con frecuencia renunciamos al deseo en aras de la seguridad? Y muchas otras preguntas que, cada uno, como los propios personajes, intentará responder, sin tener demasiada seguridad en que lo que sostienen sea lo cierto o lo que piensa realmente. El cine de Hong Sang-soo tiene, en el caso de El día después, un refinado encuadre y un delicado blanco y negro donde las situaciones adquieren formas geométricas y la cámara se despliega en planos secuencia que son uno de los rasgos distintivos del director. Como también el uso del zoom que abre o cierra los planos en momentos claves o de movimientos de la cámara dentro del cuadro que permiten pasar sorpresivamente de una escena a otra con solo cambiar de personaje. La música ha sido compuesta por el propio director y es muy funcional a los climas que va creando el relato. Como en otras películas suyas, el realizador trabaja con un elenco de actores a los que se ha habituado y que son de una gran ductilidad. En esta película luce muy bien, entre varios otros personajes, Min-hee Kim, que ya había recibido un gran premio en Venecia por su interpretación de La mujer sola en la playa.

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