Libros recomendados: Arenas movedizas de Henning Mankell



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Uno de los libros recomendados de este mes es Arenas movedizas de Henning Mankell (Tusquets).

Una de las noticias verdaderamente triste de comienzos de octubre, además de la muerte del gran dramaturgo y actor argentino Eduardo Pavlovsky, fue el deceso del notable escritor sueco Henning Mankell, el creador del célebre inspector Kurt Wallander, protagonista de sus múltiples novelas policiales que remozaron el género. Traducido a cuarenta y dos idiomas, Mankell era un artista que, a la fama de su literatura, agregaba la notoriedad que le daba el ser un escritor muy comprometido con las causas de la justicia mundial, que se traducía especialmente en su constante reprensión a Europa y Occidente por la indiferencia y crueldad con que trataban a África, continente al que visitaba año a año, porque dirigía allí el Teatro Nacional Avenida de Maputo, en Mozambique. También fue un gran defensor de la causa palestina y estuvo entre los intelectuales que se encontraban en la Flotilla de la Libertad, abordada por la marina israelí en 2010 cuando trataba de romper el bloqueo de Gaza.

     Además de las doce novelas de Wallander, escribió también muchas otras narraciones, ensayos, libros para niños y obras de teatro. En rigor, su actividad artística había comenzado de muy joven como actor del Teatro Nacional Sueco. Y fue luego colaborador de otros grupos teatrales de su país. El 8 de enero de 2014 le habían diagnosticado un cáncer que tardó un año y ocho meses más en vencerlo definitivamente, cuando recién tenía 67 años. Mientras convivía con la enfermedad escribió Arenas movedizas, que es su obra de despedida. Es un cuaderno de recuerdos de su vida, de momentos importantes en su travesía existencial, desde la infancia a la madurez, donde va reflexionando sobre los episodios o experiencias que más huellas le dejaron en su memoria y sobre los distintos problemas que afectan a la felicidad de los humanos. En la página 250 del libro describe uno de sus viajes a Buenos Aires y habla de una caminata por el centro donde lo sorprenden los resultados de la crisis que lleva a la gente a dormir en las calles y también un espectáculo de tango callejero donde varios bailarines se sacan chispas con sus coreografías para poder embolsarse unos pesos. Pero sería torpe reducir el interés de este volumen póstumo a ese solo apartado. La diversidad de anécdotas o planos de vida que dibuja el narrador es muy amplia y rica. El libro comienza con el comentario del día en que tuvo un accidente automovilístico, poco tiempo antes de que le diagnosticaran el cáncer, hecho que, sin tener que ver objetivamente con la enfermedad, él lo asocia, porque cree que en ese choque en la ruta hubo como una advertencia. La escritura abre paso luego, según él lo señala, a la narración de “lo que he pasado y lo que he vivido”. Y de eso se trata precisamente el libro, añade: “De mi vida. De lo que ha sido y lo que es.”