¿Qué clase de criatura somos?

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Uno de los libros recomendados de este mes es ¿Qué clase de criatura somos? de Noam Chomsky, publicado por editorial Ariel

La pregunta general que me gustaría abordar en este libro es una pregunta clásica: ¿qué clase de criaturas somos?, dice en el comienzo de su libro Noam Chomsky, profesor emérito de Lingüística y Filosofía en el Massachusetts Institute of Technology y uno de los pensadores más influyentes de nuestro tiempo.  Y afirma a continuación que no es tan iluso como para pensar que pueda aportar una respuesta satisfactoria, “pero parece razonable creer que, al menos en algunos ámbitos,  concretamente en lo que se refiere a nuestra naturaleza cognitiva, hay visiones que tienen cierto interés e importancia, algunas de ellas nuevas, y que debería ser posible despejar algunos obstáculos que impiden avanzar en la investigación, incluyendo algunas doctrinas ampliamente aceptadas con bases mucho menos estables de lo que a menudo se cree.”

    Para avanzar en este trabajo de despeje de los obstáculos, Chomsky se plantea tres preguntas básicas que estructuran gran parte de su libro –por lo menos sus tres primeros  capítulos- y que son: ¿Qué es el lenguaje?, ¿Qué podemos entender? (o en rigor, ¿cuáles son los límites del entendimiento humano (si los hay), y ¿Cuál es el bien común que debemos esforzarnos a encontrar? Todas interrogaciones que van acompañadas por una cuarta dedicada al cuarto y último capítulo que es: Los misterios de la naturaleza, ¿a qué profundidad se esconden? En lo relativo al lenguaje trata de demostrar cómo lo que al principio parecen ser preguntas más bien limitadas y técnicas, pueden, si se abordan cuidadosamente, llevarnos a conclusiones de amplio alcance  que son importantes por sí mismas y difieren notablemente de lo que generalmente se ha asumido y considerado fundamental en materias tan relevantes como la ciencia cognitiva en sentido amplio, incluida la lingüística, y la filosofía del lenguaje y de la mente.

       En tal sentido, Chomsky avanza sobre un conjunto de opiniones que se han formulado por distintos pensadores en los últimos siglos y décadas y las analiza para ver qué grado de permanencia tienen y en qué aspectos serían hoy rescatables o desechables. Eso mismo hace con respecto a las suyas propias, que en algún caso considera en determinados ítems dignas de ser revisadas. Un ejercicio de reflexión profundo que los que haya leído antes al gran científico norteamericano disfrutarán de manera especial, pero escritas también con mucha claridad a fin de empezar a orientar en la lectura y estudio de algunos temas de vital interés a quienes se interesen en ello. Lo mismo hace en el segundo capítulo, en el que escudriña sobre los alcances y límites de nuestra comprensión del mundo y donde establece una clara división, como lo viene haciendo desde hace mucho, entre los problemas, los cuales entran dentro de nuestras capacidades cognitivas, y los misterios, que no lo hacen.

     Sintetizando groseramente, lo que el prestigioso lingüista dice podríamos afirmar que el hombre tiene siempre abierta la puerta a mejores explicaciones de los problemas que se le presentan diariamente en el ámbito del conocimiento y que ésta búsqueda puede ser infinita, aunque no ilimitada (son dos términos distintos). Y que, por eso mismo, es posible que, frente a ciertos interrogantes, su entendimiento muestre mostrar límites que no puede trasponer. Y que tal circunstancia debería llevarnos a considerar ciertos misterios humanos como simples problemas sin resolución y aceptarlos del mismo modo que lo hacemos cuando admitimos la incapacidad de las ratas para recorrer un laberinto de números primos por el diseño de su naturaleza cognitiva.

        En fin, el libro nos provee de una sustancial síntesis de lo que son las ideas clave de Noam Chomsky en estos días y nos permite asomarnos a los umbrales del apasionante debate filosófico y científico de la actualidad, tan útil y necesario para quienes queremos saber en qué mundo vivimos y qué retos son aun necesario abordar para conocernos mejor y optimizar a través de estas adquisiciones cognitivas la posibilidad de vivir una existencia más digna, más justa.