Entrevista a Néstor Apuzzo

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Estuvo a punto de debutar en Huracán como futbolista profesional pero la dictadura y una enfermedad le arrebataron todo. Pasó por equipos de las divisiones C y D, y la peleó arriba de un taxi. Retirado de la actividad, un día lo llamaron de Parque Patricios porque necesitaban un formador de jugadores jóvenes. Hoy, con 51 años, pasó del anonimato a ser el técnico que le dio al Globo el ascenso, un título que tardó cuatro décadas y una segunda oportunidad en el plano internacional.

  

 

 

 

Morocho, pelo enrulado, piernas fornidas, enganche y ambidiestro, así era el joven Apuzzo que hizo sus primeros pasos en Ferro.  A los 10 años fichó con Huracán, club del cual era hincha, y a los 16 fue al banco de la Primera División.  Durante la dictadura sufrió el rigor del Servicio Militar y con la Guerra de Malvinas tuvo que ser soldado de defensa en el continente.   Tiempo después, una hepatitis lo alejó definitivamente de las grandes ligas.

 Jugó para Barracas Central, defendió los colores de Lugano, y fue taxista.  A través del fútbol de salón volvió con su amado Huracán. Tiempo después se hizo cargo de los infantiles del club y luego se transformó en el Coordinador General de las Inferiores.  Además de formar y educar a los jóvenes, en ese momento saldó una cuenta pendiente y terminó el secundario con 37 años.

 Pero la vida le dio revancha: después de haber afrontado cinco interinatos en el primer equipo, asumió definitivamente como DT en noviembre de 2014. En poco más de un mes Huracán con su presencia en el banco volvió a la A, salió campeón luego de 41 años en la Copa Argentina y se metió en la Libertadores por segunda vez en la historia.

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