Entrevista a Favio Posca

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El actor Favio Posca despliega en sus creaciones lo más oscuro del ser junto con la risa, la música y la moda. Lleva casi 20 años realizando y protagonizando sus propios espectáculos teatrales, en donde le da rienda suelta a todo el vértigo y salvajismo que caracterizan su estilo.
Sus deformes personajes se han convertido en un clásico de la trasnoche porteña.  

Hijo de un maestro mayor de obra y de una ama de casa, Favio Juan Manuel Posca pasó su infancia en La Falda, provincia de Córdoba, y a los doce años se mudó con su familia a Mar del Plata. No era mal alumno, pero fue echado de varios colegios por no prestar atención y desconcentrar a toda la clase con sus humoradas e imitaciones. Esa inquietud y potencial que se evidenció desde chico comenzó a canalizarse mejor a partir de que empezó a estudiar teatro, danza, acrobacia y pantomima.


Sus primeros trabajos en televisión fueron junto a Alfredo Casero en los ciclos De la cabeza y Del tomate, allá por el año 1993. En 1995 alcanzó una gran popularidad en el magazine Nico, conducido por Nicolás Repetto, en el que interpretó a recordados personajes como El Perro, Biliqui, el Rappero y Hormiga. A este ciclo le siguieron varias tiras como Poliladron, Gasoleros, El sodero de mi vida, Archivo Negro y Los Unicos. En cine, realizó participaciones en varias películas como El dedo en la llaga, Apariencias, Cohen vs. Rossi y Gato Negro.


Pero el espacio escénico en donde Favio Posca puede desplegar toda su creatividad, libertad y salvajismo es sin lugar a dudas en el teatro. Lleva casi 20 años realizando espectáculos en donde aborda con crudeza el comportamiento humano frente al sexo, la droga y la locura.  Con un estilo muy propio, y trabajando siempre en equipo junto a su esposa Luisa Cayetana, escribe, compone la música, hace la puesta y protagoniza sus unipersonales; El perro que los parió, Mamá está presa, Lagarto blanco, Alita de Posca, Los quiero muchissimo y Bad Time Good Face son los principales espectáculos que Posca ha dado a luz y que con los años han ido ganando aceptación, sobre todo entre el público joven. 

 

Sus personajes, provenientes de universos grotescos y marginales, se han ido convirtiendo en clásicos de las trasnoches de Posca: El Perro, el hemipléjico; Angelito, el abogado cocainómano; Pitito, el esquizofrénico; Mirsha, la travesti.
En la actualidad, Favio Posca sigue llenando los teatros en donde se presenta, esta vez en el Paseo la Plaza, en donde le propone al espectador olvidarse por dos horas de su realidad y su dolor, para sorprenderse y reírse con Painkiller, su octavo unipersonal, en el que despliega el vértigo y el histrionismo que lo caracterizan.
Artista provocador, exigente e hiperquinético, hoy Favio Posca afirma estar atravesando un excelente momento profesional y personal; siente que ha encontrado un equilibrio entre el salvajismo y el humor, y está orgulloso de perdurar y contar con un público fiel que ha entendido su lenguaje. Para Posca el éxito pasa por seguir siendo coherente.

 

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