Marguerite Yourcenar y la cocina



Gourmet

Atípico, La mano de Marguerite Yourcenar (Catalonia/Del Nuevo Extremo, $155) es un libro sobre uno de los aspectos menos conocidos de la novelista y ensayista francesa: la cocina. Escrito por la antropóloga chilena Sonia Montecino y por la biógrafa de Yourcenar, Michele Sarde, además de recorrer la afición de la escritora por las ollas y sartenes y por el arte de comer y de atender a los comensales, incluye un variado recetario. Precisas hasta la obsesión, las recetas utilizan, entre muchos ingredientes, las hierbas que Yourcenar cultivaba personalmente en el huerto de Petite Plaisance, su casa de Mount Desert Island en Maine, Estados Unidos. Y resultan una suerte de banquete universal, pergeñado durante décadas en sus viajes por el mundo. Nada de carne, algo de pescado, panes (de pasas y azafrán, de canela, de especias a la crema ácida…), salsas, fondues y pastelería europea de diverso origen (francesa, belga, alemana, sueca, danesa) constituyen la esencia de esta biografía culinaria. Que suma conceptos más profundos de la propia Yourcenar, por ejemplo: “Comer solo lo que es estrictamente necesario / Degustar con plenitud y reflexión lo que se come; lo contrario sería muestra de ingratitud / Preparar las comidas aplicando cuidados exquisitos y avaros / Desdeñar toda preparación que no sea de una sencillez encantadora / Beber un poco de vino a la noche como una medicina deliciosa / La cerveza, alimento líquido. La sidra, esencia del huerto / El té, caricia de Buda. Medicina ligera, apoyo casi espiritual. /El café, auxiliar ya demasiado potente. Un poco a la mañana y en el día a grandes intervalos en casos de fatiga”.