La magia de los Esteros del Iberá

Turismo

Con sus más de 13.000 kilómetros cuadrados —unas 65 veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires—, los Esteros del Iberá constituyen el segundo mayor humedal del mundo y puerta de entrada al Sistema Acuífero Guaraní, una de las mayores reservas de agua dulce a nivel global. Un área infrecuentemente virgen, o casi, donde reina la naturaleza. Por eso visitar esta zona implica sumergirse, a veces literalmente, en un mundo mágico de flora y fauna exuberante y variada. Por ser sus límites lo suficientemente imprecisos como para ceñirlos a la cárcel de un mapa, se suele recorrer esta geografía en compañía de baqueanos, acabados conocedores del pago. Es que gran parte de esta extensión está cubierta por agua, que da forma a lagunas, arroyos y esteros. El resto son tierras altas en las que se suceden montes y sabanas.

El “ingreso” a los Esteros se hace por lo general a través de Colonia Carlos Pellegrini, una localidad de menos de mil habitantes en el departamento San Martín, a 354 kilómetros de la ciudad de Corrientes, la capital provincial, ubicada dentro de la Reserva Natural Provincial del Iberá, el área protegida en la que se encuentra este destino turístico alternativo. Se considera que, dadas las características climáticas de la zona, el invierno es la estación ideal para visitarla, seguida del otoño y la primavera. Las altas temperaturas, que pueden legar a los 50 grados, los altos índices de humedad y la gran cantidad de insectos, hacen que el verano sea la época más difícil del año para viajar.

El contacto con la vida animal y vegetal, mayormente silvestre, es el gran atractivo de la región. Animales como yacaré negro y overo, carpincho, ciervo de los pantanos, venado de las pampas, lobito de río, zorros o monos carayá, entre otros, conviven con una variedad asombrosa de aves, que convoca a miles de fanáticos del avistaje de todo el mundo en busca de especies poco frecuentes o casi desconocidas que pueden ser detectadas en el cielo, sobre la vegetación, a ras del suelo e incluso bajo la superficie de los bañados. La lista, de más de 300 especies, incluye: macá pico grueso, biguá, garza mora, hocó colorado, chiflón, garcita blanca, garza bruja, cigüeña americana, bandurria mora, chajá, pato real, sirirí colorado, águila negra, gavilán planeador, aguilucho pampa, carancho, chimango, halconcito colorado, gallineta común, tero real, torcacita colorada, yerutí, cotorra… Más de 1.500 especies vegetales debidamente catalogadas completan un inventario natural como muy pocos en el planeta, con la atracción peculiar de las plantas acuáticas como el camalote, la amapola de agua, la ortiga acuática, el junco y la achira.

Para completar el panorama, el Centro de Interpretación Iberá —ubicado a orillas de la laguna Iberá, la segunda más grande de la región de los Esteros— en el pueblo de Colonia Carlos Pellegrini, ofrece amplia información, con un salón de exposiciones donde se puede aprender sobre la historia y la geografía del parque. También funciona como base de operaciones, ya que allí arrancan los senderos que atraviesan el monte y bordean la laguna, lugares en los que se puede observar bien de cerca la flora y la fauna. Para facilitar este contacto es conveniente contratar a un guía local. También hay paseos acuáticos, tanto diurnos como nocturnos, en los que se puede advertir la extraordinaria biodiversidad y que constituye la mayor inmersión posible en el mundo mágico de los Esteros.
Una razonable variedad de alojamientos, desde hostales y lugares para acampar hasta impensados “lodges” de lujo, y una oferta gastronómica apropiada, basada en apetitosos pescados de río, completan un menú de atracciones que incluye caminatas, cabalgatas, paseos en bicicleta, pesca en la laguna Iberá (tarariras, mojarras, bagres, palometas), navegación y caminatas sobre los “embalsados” (islas flotantes que se forman con la abundante turba de la zona).


Cómo llegar
En avión: desde Buenos Aires, vuelo a Posadas (200 km del destino) o Corrientes (380 km). Desde Posadas no hay transporte público. Hay que tomar un transfer en camioneta 4x4 para el tramo por tierra de 120 kilómetros, desde Mercedes hasta Colonia Pellegrini. Hay un servicio de minibuses privado que recorre los 200 kilómetros por la RP40, que al ser arenosa se vuelve intransitable con la lluvia.
En micro: desde Buenos Aires se llega a Mercedes y allí hay una empresa que brinda un servicio diario a Colonia Carlos Pellegrini (03773-1546-2836). También hay transfers en camionetas 4x4.
En auto: desde Mercedes (donde se debe llenar el tanque porque no hay estaciones en la ruta ni en destino) hay que calcular unas 3 horas de viaje, siempre circulando a una velocidad no mayor a los 50 km/h. El primer tramo se complica cuando llueve pero es transitable.