Quino: una vida dedicada al dibujo

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El creador de Mafalda creció en Mendoza, provincia donde nació y sufrió en sus primeros años una serie de pérdidas irreparables. Heredó de un tío la vocación por el dibujo y forjó una obra que hoy es admirada en el mundo entero. La historia del que acaso sea el mayor humorista gráfico argentino.

  Quino era un niño confundido por un mundo hostil. Tenía unos pocos años, sus padres andaluces, fervorosos republicanos, hablaban en su casa de las atrocidades que los hombres cometían entre sí en un mundo tomado por la guerra. Ese niño tímido encontró una forma de intentar comprender lo imposible: comenzó a dibujar.

  “Para intentar deshacer el embrollo, el pequeño Quino se pone a dibujar, en silencio” escribe en su autobiografía el humorista gráfico. Quino no dejó jamás de ser ese niño, aunque ahora sea un señor de 82 años.

  El dibujante, una de las figuras más destacadas de la cultura argentina del siglo XX, nació en Mendoza el 17 de Julio de 1932. En esa provincia pasó su infancia y adolescencia. Su nombre es Joaquín Salvador Lavado Tejón, aunque ya de muy chico fue apodado como Quino, así comenzaron a llamarlo sus familiares, para distinguir su nombre de el de su tío materno, que llevaba el mismo nombre y vivía con ellos en su casa. De su tío, Quino no solo heredaría el nombre sino su vocación, su tío era pintor y diseñador gráfico.

   Sus padres tuvieron otros dos hijos, César y Roberto. Su padre trabajaba en un bazar y su madre era una simpática y regordeta ama de casa, tal como la describe su hijo.

  Ya de muy pequeño, a los tres años, Quino descubriría en el dibujo su vocación. A los 13 asistirá a la Escuela de Bellas Artes de Mendoza; unos años después, cansado de lo que allí estudiaba, decidió que quería ser dibujante de historieta y humor gráfico.
  Su infancia no fue fácil; en los primeros años sufrió pérdidas irreparables: cuando tenía diez, murió su abuelo, a los doce su madre y a los dieciséis su padre. Su madre sufrió largo tiempo a causa de un cáncer que la obligó a permanecer dos años en cama, su padre murió de un infarto. En una entrevista a Rodolfo Braceli, Quino cuenta: “Por esos años no sabía cómo comportarme, cómo escapar al luto, que era muy severo: la puerta entornada por meses; nada de radio, nada de música” Al dolor se sumaba una personalidad muy tímida que hacía de Quino un niño solitario que incluso no había querido ir a la escuela. Su madre había logrado convencerlo diciéndole que allí era donde podía aprender a escribir para completar los textos de sus historietas, sólo por eso Quino accedió a escolarizarse.
Luego del fallecimiento de sus padres los tres hermanos permanecieron al cuidado de su tío Joaquín. Desde los catorce años ya dibujaba tiras de humor, ese humor que sería una especie de balsa para salvarse del naufragio de la pena.

  A los dieciocho viajó por primera vez a Buenos Aires con ayuda económica de uno de sus hermanos pero no tuvo suerte. Nadie en ese entonces se interesó en su humor gráfico, plagado de religión y sexo. Decidió entonces volver a Mendoza, donde se vio obligado a ingresar al servicio militar.  A los veintidós,  finalmente, volvió a la ciudad capital y esta vez sí, en el año 54’, publicó por primera vez en el Semanario Esto es. Fue la puerta de entrada a otras muchas publicaciones en distintos medios nacionales e internacionales, tanto en el resto de América Latina como en Europa.   Su primer libro llevó por título Mundo Quino y era una recopilación de su trabajo hasta entonces, el libro se publicó con prólogo de Miguel Brascó.

 En el año 60’ se casó con Alicia Colombo, quién sería su compañera y conexión con el mundo en los años que se dedicó a mirar hacia el tablero de dibujo y apenas levantar la vista de allí en horas extenuantes produciendo su inolvidable y mundialmente querida Mafalda.
  El personaje surgió a partir de un trabajo para una agencia publicitaria que finalmente no vio la luz. Se trataba de publicitar unos electrodomésticos, Quino debía mostrar una familia de clase media. El trabajo no prosperó, pero él conservó esos dibujos en un cajón hasta que un año después un amigo, Julián Delgado, le pidió algo para la revista Primera Plana. Quino decidió adaptar esa tira abandonada y bautizó a su pequeña protagonista como Mafalda, decidió darle voz para convertirla en una niña contestataria, afecta a la protesta y al reclamo de justicia.   La Editorial Jorge Álvarez publicó el primer libro que reunía las tiras de Mafalda, decidieron sacarlo a la venta cerca de Navidad: en dos días agotó una tirada de 5 mil ejemplares. En el año 69’ se publicó en Italia con prólogo de Umberto Eco, allí se llamó,

  Mafalda nació en el año 63 y vivió 10 años de mucho trabajo y esfuerzo para Quino, quién en el 73’ decidió terminar con ella y dedicarse al humor gráfico. Sin embargo, eso no ha modificado la popularidad inmensa de Mafalda que hasta hoy sigue siendo leída y celebrada en todo el mundo: ha sido traducida a treinta idiomas.
En el año 76’ se radicó en Milán dadas las circunstancias terribles que nuestro país estaba atravesando bajo la dictadura cívico militar, exilio forzado del que regresó cuando los militares dejaron el poder.

  En el año 89 comenzó a dibujar para la revista Viva del diario Clarín una página de humor que saldría cada domingo durante diecisiete años, cuando publicaría su último dibujo. Los tres años siguientes fueron publicadas páginas ya dibujadas previamente por el humorista. Finalmente, en 2009, se despidió con una carta, allí decía: “No se tomen estas líneas, que tanto me cuesta escribir, como una despedida, sino como una ausencia temporal que espero sea breve porque no me gusta nada la idea de que mis dibujos no sigan apareciendo en estas páginas”. A pesar del disgusto de Quino sus dibujos no han vuelto a publicarse porque ya no dibuja, sus dificultades de salud se lo impiden.

  Ha recibido una gran cantidad de distinciones y premios por su labor, entre ellos se encuentran haber sido declarado ciudadano ilustre de la ciudad de Mendoza, en el año 82 sus colegas del mundo lo eligieron dibujante del año, en el 98 la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lo declaró Maestro de Arte, en 2003 fue declarado huésped ilustre de la ciudad de Guayaquil en México, ha recibido el título Dr. Honoris Causa en las universidades de Córdoba, Entre Ríos y en la Universidad de Buenos Aires, en 2005 fue declarado “Caballero de la orden Isabel la Católica” por el Reino de España, en 2009 recibió la primera medalla del Bicentenario en el marco de las celebraciones por los doscientos años de la Revolución de Mayo, en octubre de 2014 recibió el premio Príncipe de Asturias en España por transmitir valores educativos a través de sus dibujos.

  “Su carrera como dibujante humorístico se afirma con Mundo Quino (1963), su primer libro, y en 1964 nace Mafalda, una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo.” Así termina la autobiografía que puede leerse en la página web de Quino. Quizás Mafalda tenga mucho del espíritu de su creador, y toda su obra sea un intento incesante de distinguir la bondad de la maldad del mundo que nos rodea.