Smartphones: la guerra

Tecnología

La carrera de los fabricantes por diferenciar sus productos se pone cada vez más feroz. ¿Estaremos llegando a un límite? 

La reciente salida al ruedo del esperadísimo iPhone 7 volvió a dar cuenta de cómo las compañías fabricantes de smartphones rivalizan entre sí para superar a sus adversarias presentando más y más innovaciones en lo que bien podría asimilarse a una suerte de carrera armamentista. Pero ¿por dónde han pasado los últimos avances realmente significativos en materia de telefonía móvil? ¿Y qué es lo que en definitiva gana o pierde el usuario en este galope enloquecido por las ventas?

Sucedió una vez más el 16 de septiembre pasado que fanáticos de Estados Unidos, Australia, China y Japón esperaron durante horas y en sempiternas filas el momento de sostener en sus manos su propio iPhone 7, el flamante smartphone de Apple que entre otras prestaciones se destaca por estar provisto de cámara doble (en su modelo Plus), ser resistente al agua y no disponer de conector de audio. Sin embargo los comentarios algo decepcionados de los usuarios no tardaron en salir a la luz: el último buque insignia de la manzanita no sorprendió demasiado, y de hecho algunas de sus novedades ya estaban presentes en otras marcas.
La contienda de los celulares es cada vez más feroz, eso es cierto. Pero también lo es que el mercado llegó a un punto de maduración tal que diferenciar los productos cuesta. ¿Cómo sigue entonces la batalla?

¿Quién le teme al Iphone 7?
Allá por el año 2007 el iPhone irrumpió en relativa soledad revolucionándolo todo con su pantalla táctil y su diseño plenamente pensado para el consumo de páginas web y contenido multimedia. Y así fue como en muy poco tiempo Apple (empresa que hasta entonces no tenía experiencia en la fabricación de teléfonos móviles) se convertiría en la líder indiscutida del sector hasta el punto que los demás fabricantes hacían todo por imitarla. Algunos con más éxito – por caso Samsung - y otros que como Nokia o Blackberry erraron en el camino y vieron desplomar sus ventas. Desde entonces el segmento de la telefonía creció a ritmos insospechados desarrollando sistemas operativos completos, millones de aplicaciones y dispositivos con unos diseños cada vez más sofisticados.
Hoy la competencia del Iphone es mucha y muy buena. Es el caso de los últimos modelos de Galaxy (que más allá del problema con las baterías incluyen cámaras que no tienen nada que envidiarle a las de los aparatos de Apple); o el también reciente Moto X, cuya versión Force ha mostrado una increíble capacidad de resistir golpes y polvo, cosa que no ha precisamente caracterizado a los sucesivos modelos de Iphone. El modelo P9 de Huawei tiene reconocimiento de huellas y una cámara dual, en tanto el runrún por la inminente salida del nuevo celular de Google sigue subiendo los decibeles de la competencia.

“Hace un tiempo ya que los smartphones vienen mostrando algunas mejoras cuantitativas, como más velocidad y más memoria, pero desde el punto de vista cualitativo no cambiaron tanto. La búsqueda por la diferenciación se da más en los modelos premium para mostrarse como empresas innovadoras, sin embargo en la gama media no hay demasiada revolución. Al fin y al cabo no existen grandes diferencias entre un celular de hoy y otro de hace un par de años”, dice Enrique Carrier, titular de la consultora Carrier & Asociados. Y agrega: “Sí se ven mejores pantallas, mejores cámaras, equipos con más capacidad, velocidad y más sensores. Pero los saltos importantes no se dan todo el tiempo, sino cada tanto”.

Para el periodista especializado en tecnología y editor del sitio Ovrik Ignacio Pan la carrera entre las compañías existe, “pero es cada vez más aburrida e incluso puede implicar volver al pasado, al menos por algunos años. Es difícil ver qué empresas están adelantadas porque van sacándose unas de otras, con lo que los teléfonos terminan siendo muy similares”.
“Hablemos del iPhone 7: tiene una cámara doble que ya traían LG y HTC, por nombrar sólo algunas. Pero tal vez lo más notorio es que sacaron el conector clásico para auriculares. La idea es que todos se vuelquen a los auriculares Bluetooth, que existen hace desde años pero no se usan por dos motivos: son carísimos y gastan más batería, algo que no suele sobrarle a los smartphones”, marca Pan, y añade que si bien cierto que dentro de un tiempo estos conectores probablemente no se usen, “lo complicado es la generación intermedia de dispositivos”.

El futuro llegó
En su último video de la serie Productivity Future Vision (www.youtube.com/watch?v=w-tFdreZB94) Microsoft exhibe su perspectiva acerca de cómo las tecnologías transformarán nuestra forma de hacer las cosas durante los próximos años: realidad aumentada, pantallas flexibles, hologramas, tinta virtual, nuevas tabletas e impresoras 3D forman parte de ese mundo hiperconectado que claramente ya podemos percibir.
“¿Celulares del futuro? Me parece que la próxima gran revolución tiene que ver con el software más que con el hardware, con cómo van a poder interactuar con otros aparatos antes de qué tan potentes pueden llegar a ser”, asegura Pan. “Basta mirar lo que pasa hoy: arrancaron con un infrarrojo para poder cambiar de canal la tele, pero si le sumabas una app tenías en la palma de la mano toda la programación completa. Ahora podés enviar contenido a la tele o manejar el aire acondicionado”, explica.

Carrier coincide: “Si vemos lo que está sucediendo en la industria quizás el próximo gran salto no venga por el lado de los teléfonos. Hoy todos están mirando a lo que se conoce como ‘internet de las cosas’ y tiene que ver con la conexión de objetos, no de personas. Claro que en algunos casos el teléfono puede funcionar como un intermediario, lo que pasa que eso se puede hacer con cualquier equipo actual, no es que hagan falta demasiadas innovaciones”.  De acuerdo al consultor “vamos a seguir teniendo nuestro smartphone, que va a continuar evolucionando con novedades puntuales y posiblemente más segmentadas. Pero va a ser un poco más de lo mismo, aunque con un rol central en la administración de todas estas ‘cosas’ conectadas”.