Tiempo de cosecha

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Después de ser dejados a la deriva por los dueños del diario, los trabajadores de Tiempo Argentino decidieron luchar en conjunto y de manera autogestionada para conservar sus fuentes laborales. Lo lograron. El presidente de la cooperativa Por Más Tiempo cuenta cómo fue el proceso, en qué situación están hoy y cuáles son los objetivos a futuro.

Financiado en gran medida con publicidad del Gobierno anterior, con la nueva gestión el diario Tiempo Argentino dejó de ser negocio para los dueños de Grupo 23, los empresarios polirrubro Sergio Szpolski y Matías Garfunkel, quienes en diciembre de 2015 abandonaron el barco, con toda la redacción a bordo y sin hacerse cargo de los salarios ni de indemnización alguna. Luego, la presunta compra del medio por el casi ignoto Mariano Martínez Rojas trajo cierta expectativa, pero rápidamente sobrevino una nueva frustración. Así, el colectivo de trabajadores del diario decidió organizarse en cooperativa. En estos meses, hubo una primera edición especial el 24 de marzo, que agotó en pocas horas su tirada de 30.000 ejemplares; la edición semanal que se imprime cada domingo, desde el 24 de abril, con nuevo y significativo lema (“Dueños de nuestras palabras”), y la puesta online del nuevo sitio web del diario (http://www.tiempoar.com.ar/). En diálogo con Revista Cabal, el presidente de la cooperativa de trabajo Por Más Tiempo, Javier Borelli —editor de la sección Sociedad—, cuenta origen, presente y futuro de una de las primeras empresas periodísticas recuperadas del país.

•¿Cuál es el balance de estos nueve meses?
•El balance es sumamente positivo. A pesar de vivir unos meses muy difíciles, con mucha incertidumbre y sin cobrar un peso, logramos mantenernos unidos y recuperar nuestra fuente laboral desde la autogestión. Alcanzamos a generar un ingreso para poder sostener a nuestras familias y superar los innumerables desafíos que fueron apareciendo. Cada día de la cooperativa es un paso ganado al individualismo y a lo más cínico del sistema económico actual.

•Más allá de cuestiones económicas, ¿cuál es la mayor ventaja de la autogestión?
•La mayor ventaja de la autogestión periodística es sin dudas la libertad para escribir sobre la base de nuestros criterios de noticiabilidad. Esto no significa que no existiera antes la posibilidad de escribir sobre los temas que nos parecían importantes, pero nunca se puede estar seguro de tener la última palabra cuando hay un dueño que mete la cuchara en los contenidos. En todos los medios existen filtros externos vinculados a los intereses económicos de esa empresa. Hoy, siendo un medio que se sostiene en un 75% por los lectores con su compra del diario, nuestro único compromiso es con ellos. Cumplir con sus expectativas que, como nos manifiestan cotidianamente, consisten en que podamos ejercer nuestro oficio con libertad y develando las cosas que el poder político y económico no quieren que se sepan.

•Más allá de la independencia editorial —si, como parece, efectivamente existe—, ¿cuál es la mayor desventaja?
•La mayor desventaja de la autogestión es que no hay un retiro garantizado a fin de mes. Si bien el medio se consolida en el mercado editorial de diarios con una enorme cantidad de ejemplares vendidos y con una creciente incidencia en la agenda noticiosa, las fluctuaciones a las que está sometida cualquier empresa en este contexto inflacionario, sumadas las complejidades de un sistema de producción y distribución concentrado, hacen que no podamos relajarnos ni un segundo en pos de asegurarnos un ingreso que nos permita poder vivir de nuestro trabajo.
 
•¿Cómo describirías al diario hoy y cuáles son las mayores diferencias con el anterior, tanto en la línea editorial como en los contenidos?
•‘Tiempo’ es hoy uno de los pocos medios masivos que plantea una agenda independiente de los poderes económicos y políticos hegemónicos, el único diario impreso editado en la Capital con esas características que compite en su terreno con las grandes empresas periodísticas privadas y, por ello, probablemente uno de los medios cooperativos de mayor visibilidad e incidencia. Claro que todo esto solo es posible porque existieron muchas empresas cooperativas y medios autogestionados que inventaron este camino, nos dieron el empujón inicial y todavía hoy nos orientan. Esta definición muestra un posicionamiento distinto del diario de cara a la sociedad y, por lo tanto, creo que es la principal diferencia. Luego los cambios en la línea editorial no fueron muy grandes. Sencillamente el marco se modificó, pero ‘Tiempo’ sigue defendiendo a los trabajadores y a los sectores populares, mantiene una agenda de defensa y promoción de los derechos humanos, y denuncia las mafias de las fuerzas de seguridad, la política y el deporte, entre otros temas que siempre cubrimos. Porque siempre hicimos periodismo. Ahora, los cambios más grandes tienen que ver sobre todo con lo que rodea nuestro trabajo y lo que lo hace posible, es decir: la apropiación de los medios de producción. Antes solo nos preocupábamos por hacer nuestra nota, sacar la foto o editar un artículo y hoy además debemos vender publicidad, sumar socios y suscriptores, relacionarnos con la imprenta, distribuidores y canillitas, decidir cuántos ejemplares imprimir, pagar los impuestos de la cooperativa, pensar variantes para aumentar nuestra rentabilidad, etc.

•Dentro de la cooperativa hay personas con diferentes opiniones políticas, ¿cómo es la “convivencia” y cómo pesan esas diferencias a la hora de definir los contenidos?
•Como mencionaba anteriormente, los contenidos se dirimen como en cualquier diario. Todos los periodistas plantean notas a sus editores, que llevan las propuestas a las reuniones de sumario, donde junto a la dirección definen los que se publicarán. Los distintos posicionamientos políticos, que existieron antes y hoy perduran, pueden convivir sin problemas cuando se hace un periodismo honesto. Nuestra organización nos da mayor transparencia y capacidad para discutir enfoques, pero siempre respetando una organización periodística y una rutina de trabajo que permita la salida de un diario impreso todos los domingos y la publicación de un diario digital todos los días.

•¿Cómo fue para los periodistas tener que ocuparse de pronto de cuestiones “no periodísticas” (impresión, distribución, publicidad, administración)?
•Muy difícil, pero lo fuimos resolviendo preguntando mucho y con una enorme disponibilidad para aprender. Todavía nos seguimos equivocando, pero hemos tenido también grandes aciertos. La clave es apoyarnos unos a otros y no desmoronarse ante cada dificultad. Cada desafío superado nos renueva la energía.

•¿Hubo efectos colaterales en el proceso de recuperación del diario, por ejemplo en las familias u otras relaciones personales?
•No había forma de que no lo hubiera. Nuestras vidas fueron afectadas por el proceso de vaciamiento de los dueños anteriores de ‘Tiempo’. Ejemplos hay tantos como trabajadores. Pero luego de lo ominoso vino el proceso autogestivo, que también nos llevó a experimentar cosas impensadas poco tiempo atrás, varias dificultosas pero muchas muy gratificantes. Nuestras familias, amistades y demás afectos cercanos atravesaron todo esto con nosotros y lo han superado de igual forma: con un sacrificio enorme que nunca terminaremos de agradecer.

•¿Hubo consecuencias positivas en el aspecto personal, en términos de autoestima, crecimiento, orgullo, satisfacción, etc.?
•Por supuesto. Creo que nadie podía estar seguro de que este emprendimiento iba a funcionar el 23 de abril, cuando mandamos el primer diario autogestionado a la imprenta. A partir del día siguiente, cuando el diario se agotó en todos los kioscos, hasta hoy, cada día que pasa es motivo de satisfacción, cada avance un escalón más de autoestima recuperada tras el vil vaciamiento empresario. Con tantas cosas tan feas vividas, nuestro presente solo puede explicarse por la fuerza sentimental de este colectivo.

•¿Cómo es la relación entre los miembros de la cooperativa y los periodistas que decidieron no formar parte de ella?
•Excelente. Todos forman parte del colectivo de ‘Tiempo’ aunque no estén en la cooperativa. Con la mayoría mantenemos un vínculo cotidiano fuera de la redacción y siguen participando desde otro lugar de este proyecto. Pasando el dato de un posible anunciante publicitario, mandando un mensaje de aliento, suscribiéndose al diario, etc.

•Cómo es la distribución de los beneficios de la cooperativa? ¿Por roles, por antigüedad, por horas de trabajo?
•Para esta primera etapa definimos un sistema de distribución de los beneficios en función de las horas trabajadas. El valor/hora es igual para todos sin importar la tarea realizada y el único límite que nos hemos puesto es que nadie puede cobrar por arriba de un tope de 30 horas semanales (a pesar de que muchos superemos esa dedicación horaria). Este esquema permitió que todos podamos estabilizarnos en estos momentos iniciales, donde los ingresos globales aún no son muy altos. Recién ahora estamos en condiciones de volver a evaluar la situación de manera que quienes más tiempo dediquen o quienes asuman mayor responsabilidad no sean también los que más resignan.

•¿Volverían a un formato de empresa tradicional si un inversor quisiera hacerse cargo del diario?
•Esas son decisiones que se toman en asamblea. Ese es el lugar de las decisiones trascendentes. Puedo hablar entonces como integrante de ella y la verdad es que no creo que se pueda generar un consenso para eso. Uno de los capitales más valiosos del ‘Tiempo’ de hoy es su independencia y no creo que nadie esté dispuesto a resignarla. Estoy convencido de que los trabajadores que hoy integramos la cooperativa Por Más Tiempo ya no podemos hacer otra cosa juntos más que un medio autogestionado.

•Además del diario, la página web, los cursos, libros como el de Gilda, las membresías, ¿hay un plan a corto, mediano y largo plazo para ‘Tiempo’?
•La cooperativa Por Más Tiempo nació con un plan mucho más grande que el del diario. De hecho, la edición semanal de ‘Tiempo Argentino’ es apenas la primera etapa, que se consolida con el lanzamiento del sitio web, los contenidos digitales exclusivos, los talleres de Espacio Tiempo y una serie de nuevas propuestas que daremos a conocer en los próximos meses. La piedra fundamental de este proyecto es la independencia editorial, garantizada por el hecho de que es un medio sustentado por nuestros lectores. En esta etapa pesa fundamentalmente la venta del diario en los kioscos, pero mañana confiamos en que vendrá de distintas variantes siempre vinculadas al periodismo y la producción editorial.

•Están apareciendo otros medios autogestionados, ¿creés que puede ser una salida para medios en crisis o incluso para nuevos medios?
•La autogestión fue una salida para nosotros pero es mucho más que eso. Es una posibilidad de origen que muchos vienen tomando desde hace rato. ‘La Vaca’ y el colectivo de medios que integran ARECIA (Asociación de Revistas Culturales Independientes de la Argentina) son un gran ejemplo local y una gran fuente de apoyo e inspiración. Pero tampoco podemos mirar solamente aquí. Fuera del país hay muchas experiencias muy interesantes, que incluso nacieron como medios autogestionados. Ellos también nos demostraron que es posible y de ellos aprendemos. Ojala nuestra experiencia también sirva para que otros se arriesguen a intentar. Solo así puede haber transformaciones posibles.