Mar del Plata y la Costa Atlántica

Turismo

De repente el verano y de nuevo la ilusión de las esperadas vacaciones. Los planes apuntan en distintas direcciones, pero bajo el imperativo de sortear lo mejor posible el calor hay una elección que seduce a las grandes mayorías argentinas: el mar. Si la decisión es no irse a Brasil o algún otro país extranjero, el país, y en especial la atractiva costa atlántica bonaerense, ofrece una cantidad de playas que asombra por su variedad y belleza. Ellas suelen ser el destino dichoso de miles y miles de familias que vienen desde distintos lugares del territorio nacional. Sucede hace muchos años y este 2015 que ha comenzado no será una excepción. Hagamos pues un pequeño recorrido por algunos de los centros balnearios más importantes y concurridos de esta costa multiforme.

     Desde hace muchos años, la costa atlántica bonaerense, con sus extensos 1.200 kilómetros de playas limpias, suaves y extensas, concentra la preferencia de miles y miles de familias de toda la Argentina que, llegado el verano, parten en distintas fechas de esa estación para disfrutar de unas vacaciones reparadoras. En la larga lista de localidades que van desde San Clemente del Tuyú hasta Pehuén-Co, el visitante podrá encontrar todas las opciones posibles para vivir unos días deliciosos y que se acomoden a cualquiera de sus gustos o forma de concebir unas buenas vacaciones: practicar deportes náuticos, bañarse en las aguas del mar o tomar sol hasta hartarse, divertirse o entretenerse con actividades de recreación (ver teatro o cine, ir a comer a restaurantes de primera línea, visitar shoppings o comercios para hacer compras, dedicarse al turismo de aventura) o descansar en el más absoluto de los sosiegos. Todas esas posibilidades están a la mano. Sólo hay que elegir el lugar adecuado, porque abundan las zonas agrestes y solitarias, las urbes con mucho ruido y actividad, las villas rodeadas de bosques, las playas muy concurridas o las que tienen poca gente.

     Dentro de ese múltiple paisaje, las estadísticas registran que la ciudad más visitada de esta costa es Mar del Plata, por tradición y abundancia de alternativas. Conocida como “la perla del Atlántico” –algunos también la llamaban la Biarritz argentina-, Mar del Plata permite a una enorme masa de turistas una receta que parecería ser la más apetecida por quienes veranean en cualquier lado que sea: ponerse en contacto intenso con la naturaleza (a través de la arena y el mar, la travesía de los bosques o la imponencia de los acantilados) sin renunciar a la vida de expansión que proveen las grandes urbes, sobre todo nocturna.  Visitada por unos 6 millones de personas por año, el turismo sigue siendo la principal actividad económica de Mar del Plata, a pesar de tener también una importante industria textil y pesquera y un destacado cinturón de producción frutihortícola. En el verano, la noche marplatense tiene un menú más que tentador. Desde el casino para los adictos a los juegos de azar hasta los boliches de las calles Constitución, Güemes y Alem, el entretenimiento nunca falta en la ciudad. Su casino es el más grande del país y se ubica en un edificio emblemático realizado por el arquitecto Alejandro Bustillo. Comenzó a funcionar desde diciembre de 1939.

      También sus abundantes salas teatrales y cinematográficas ofrecen espectáculos de toda naturaleza. Las obras más exitosas de la avenida Corrientes en Buenos Aires suelen repetir sus sucesos en Mar del Plata aprovechando la presencia de una copiosa audiencia procedente de las  provincias, que de otro modo no vería en el año a algunas de las figuras con que la familiariza la programación de los canales televisivos. Este año se representa La nona, un clásico de Roberto Cossa, que comenzó a darse antes del fin de 2014, adelantando bastante el inicio de la temporada. De todos modos, la ciudad, ya antes del inicio a pleno del verano, anticipó con algunos hechos culturales de relevancia lo que será el vigor, ritmo y movimiento de su vida durante la estación estival. Sin duda, el más trascendente de esos acontecimientos es el Festival Internacional de Cine, que se realiza en la ciudad desde 1954 y que convoca a infinidad de personalidades artísticas del país e internacionales y a un público fervoroso. Ese encuentro es acompañado casi en los mismos días del festival por la Feria del Libro de Mar del Plata, que aglutina también a muchos interesados y suele llevar a escritores de fuste a sus mesas redondas y presentaciones.

       Durante el día, y también durante la noche, sobre todo en verano, uno de los emblemas de Mar del Plata es la peatonal San Martín, su calle comercial por excelencia. Se extiende por siete cuadras desde la costa hasta la zona de la catedral. Galerías, locales de comercio, bancos, restaurantes y cafés se suceden un lado y otro de la arteria. En las horas nocturnas el paseo suele convertirse en un verdadero hormiguero de personas, que concurren a él como lugar de esparcimiento o de cita. Para quienes disfrutar el mar durante el día, la ciudad cuenta con 47 kilómetros de costa de playas y balnearios de toda clase y provistos de los mejores servicios. Desde el norte de la ciudad, las playas comienzan en el sector conocido como Camet o La Perla del Norte, una serie de bahías formadas por espigones al pie de los acantilados. Hacia el Centro, las playas incluyen las de Punta Iglesias, La Popular, La Bristol (frente al casino) y las que están próximas al Torreón del Monje, son las más concurridas y tradicionales. Quienes desean espacio para moverse y no tanta marea humana, deben desplazarse hacia el sur en dirección a las amplísimas playas de Punta Mogotes, El Alfar, Playa Serena y otras, camino hacia Chapadmalal.


     Otros lugares

       En la dilatadísima costa atlántica bonaerense, otras playas que convocan a una enorme cantidad de turistas son las del Partido de la Costa, que cuenta con catorce localidades balnearias, entre otras San Clemente del Tuyú (que comienza en el extremo sur la Bahía de Samborombón), Las Toninas, Santa Teresita, Mar del Tuyú, Costa del Este, Aguas Verdes, San Bernardo, Costa Azul, La Lucila del Mar, Mar de Ajó y Nueva Atlantis. Son playas más cercanas a Buenos Aires y a lo largo de los años se fueron convirtiendo en uno de los centros turísticos principales del país, sobre todo a través de un proceso de construcción pujante, que le ha dado a esas localidades una fisonomía de modernas urbes, muy distante del aspecto virgen que tenían cuando fueron fundadas. Las dos primeras localidades fundadas fueron San Clemente del Tuyu y Mar de Ajó en 1935 o San Bernardo en 1943 y Santa Teresita en 1946, que son las más edificadas. En San Clemente del Tuyú están las célebres instalaciones de Mundo Marino, visitado por los niños de todo el país. Junto a poblaciones de aspecto más abigarrado, otras, en cambio, fundadas en los años sesenta u ochenta, mantienen todavía un aspecto más agreste y tranquilo para quienes desean serenidad y poco bullicio.

     Siempre siguiendo en dirección hacia Mar del Plata, lo que sigue al partido de la Costa es el partido de Pinamar, cuyas playas principales son precisamente las de Pinamar, Ostende, Valeria del Mar y Cariló, todas ellas muy reconocidas por su belleza. La historia de este partido comenzó a gestarse en 1941 al comenzar la forestación de la zona. La ciudad de Pinamar comenzó a desarrollarse en los años cuarenta, pero tuvo un explosivo crecimiento a partir de los setenta. El tren contribuyó mucho al impulso del lugar. Cariló, por su parte, es hoy uno de los centros más exclusivos de vacaciones de la costa bonaerense y sus casas están rodeadas de vegetación. Las calles son de arena. Ostende es famosa por su Viejo Hotel Ostende, inaugurado por dos belgas en 1913. Valeria del Mar, además de sus hermosas playas, es una plácida villa balnearia forestada con miles de pinos y caminos de arena. Las playas a las que más acuden los jóvenes y adolescentes no son esas, sino en el partido siguiente, las de Villa Gesell, muy conocidas por su dinámica vida durante el verano y una población estable en el resto del año, y playas muy amplias y esparcidas. Su fundador, Carlos Idaho Gesell, realizó una titánica lucha para poder fijas las dunas de las tierras que había comprado y así logró establecer la localidad. Otras dos hermosas playas que le continúan a Villa Gesell son las de Mar Azul y Mar de las Pampas, ésta última una de las que más creció en los últimos años.

       Acercándose hacia el partido de Mar Chiquita, antiguas tierras que habitaban los indios puelches, están ahora las playas de Mar Chiquita, Mar del Cobo, Playa Dorada y Santa Clara del Mar, en general centros balnearios para turistas amantes de la tranquilidad, la navegación y la pesca deportiva. El nombre del partido se debe a la conocida laguna de agua salada que existe allí desde tiempos remotos y está conectada al mar. El Parque Atlántico Mar Chiquita, en la ruta provincial 11 y desde el kilómetro 454, ha sido declarado Reserva Mundial de la Biosfera por la Unesco. Esa zona que cubre 21 kilómetros de la costa es un ecosistema único, con una amplia heterogeneidad ambiental: humedales, médanos, llanuras, dunas costeras, playas, pastizales, bañados salobres y de agua dulce.

     Después de Chapadmalal y hacia el sur, las playas más importantes y que convocan contingentes turísticos fieles cada año son: Miramar, Necochea, sobre el río Quequén Grande, Orense, Claromecó, Monte Hermoso y Pehuén-Co. Son playas de una enorme amplitud, de arenas suaves y por temporadas algo ventosas, especiales para el descanso absoluto, y muy tentadoras para los fanáticos de la pesca. Tienen además servicios muy desarrollados y su acceso a ellas es a través de muy buenas rutas. Necochea es un importante centro veraniego fundado a tres kilómetros del mar. Al balneario de Monte Hermoso, ubicado al sudoeste de la provincia, se llega a través de las rutas 3 y 78. Su nacimiento está vinculado a la construcción de un hotel en 1918.