Quebrada de Humahuaca



Turismo

La naturaleza rezuma esplendor en este corredor jujeño surcado por coloridos cerros. 

 

 

El Noroeste argentino es sin dudas un imán: una joya exótica para los viajeros de otros países y un sitio al que volver y volver para los turistas locales, meca de mochileros de todas partes y referencia inmutable a la hora de hablar de belleza imponente, pueblos casi mágicos y arraigada tradición. Es dentro de esa región que la Quebrada de Humahuaca enamora con sus colores, sus cielos límpidos, su poderosa gastronomía y su fuerte identidad cultural.
Emplazada íntegramente en la provincia de Jujuy, la Quebrada se extiende a lo largo de unos 170 kilómetros en los que regala allí por donde corre el río Grande un entorno fabuloso, en gran medida porque las sierras van mostrando diferentes tonalidades de acuerdo a los minerales que las conforman.
No por nada la Quebrada de Humahuaca fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2003 por la UNESCO, que alegó al fundamentar su decisión que se trata de “un lugar donde el hombre vive y transita con una enorme herencia cultural en medio de un paisaje natural extraordinario constituido a lo largo de 10 mil años de historia".
La zona fue alguna vez la tierra de los omaguacas, un pueblo que principalmente se dedicó a la agricultura del maíz aunque también –debido al carácter estratégico de la Quebrada- se encontraba muy preparado en lo militar. Comprendía a una gran cantidad de tribus entre las que figuraban los purmamarca, los tilcara, los tumbaya, los maimará y los jujuy.
A 39 kilómetros de San Salvador y transitando por la ruta 9 comienza la Quebrada. Reyes, Yala, Lozano y León van sucediéndose en el recorrido que en rigor –y cambio en el color de los cerros mediante- comienza en Volcán y Tumbaya. La bella Purmamarca suele considerarse la primera parada obligada con su Cerro de Siete Colores y sus calles de tierra, una iglesia construida en 1648 (como lo indica el dintel en la puerta) y pintorescas casas de puertas angostas, frondosas arboledas y una plaza central que congrega puestos de artesanías, ponchos y telares. Cerca de allí nace además otro imperdible: el camino de Los colorados, un sendero zigzagueante donde seguir descubriendo y fotografiando una serie de formaciones montañosas de lo más llamativas.
Algo más al norte –continuando siempre por la 9- aparece Maimará (cerca de donde se vislumbra un conjunto de cerros de impensados colores bautizado como “La paleta del pintor”) y tras apenas unos kilómetros la famosa Tilcara, algo más turística y por eso poblada de buenos restaurantes, cafés y talleres artesanales, amén del emblemático Pucará. Huacalera (donde resalta un monolito dedicado al trópico de Capricornio, que por allí pasa) y Uquía (con su postal de la Iglesia de San Francisco de Paula, que resiste los embates del tiempo de 1691) abren finalmente el camino hacia Humahuaca, que con sus callecitas empedradas y angostas y su enorme Monumento a la Independencia (perfecto para visitar al atardecer) amerita una estadía de cuanto menos dos días. 
En suma: paisajes naturales, un rico pasado precolombino y colonial, buen clima, mejor gastronomía y una interesante infraestructura turística parecen ser las claves de un destino siempre vigente.
Cómo llegar
La Quebrada comienza a 39 kilómetros de San Salvador de Jujuy por la ruta nacional 9, que actualmente se encuentra pavimentada y en buen estado. Por lo demás, para arribar a San Salvador de Jujuy desde Buenos Aires es posible tomar un avión (hay varias frecuencias diarias) o decidirse a recorrer en auto o bus los 1570 kilómetros de ruta, un viaje que dura alrededor de 20 horas.