Entrevista a Matías Almeyda

Deportes

Para el futbol, Matías Almeyda es sinónimo de perseverancia. Fiel a un estilo guerrero de afrontar desafíos, pasó de futbolista a entrenador y devolvió a River a la Primera División. Hoy, desde Banfield, encabeza una nueva camada de directores técnicos que se preocupan por instaurar un juego atractivo y arriesgado.  

 

Nació un 21 de diciembre de 1973 en Azul, ciudad bonaerense. Futbolero, a los 13 años se probó en River pero rebotó. Obstinado, meses después volvió y quedó. Lúcido en la marca, durante 1992 debutó en Primera División. Los años le dieron consagraciones y un puesto en la Selección. Tras una breve estadía en Sevilla, arribó a la Lazio y fue figura. Parma, Inter y Brescia cerraron la aventura italiana. Luego, anunció un retiro parcial, jugó un tiempo en Noruega y pasó por la Primera C con Fenix. Hasta que un día, en 2009, volvió a River. Capitán y referente, su rendimiento fue destacado. No obstante, una crisis deportiva e institucional decretó el descenso del Millonario a mitades de 2011.

Comprometido con cerrar esa herida, asumió inmediatamente como el entrenador encargado de resurgir a River. Aunque, según él, fue el torneo más difícil de la historia del club, armó un equipo compacto y ganador. El arraigo por la camiseta y la confianza para jugar al toque, fueron sus sellos. En un momento reforzó sus teorías con frases del músico Jim Morrison, su ídolo de la juventud. Sufrió en la recta final pero se consagró campeón en la última fecha con triunfo ante Almirante Brown en el Monumental. 

La falta de logros en el semestre siguiente lo separó de Núñez. Sin desanimarse, aceptó la propuesta de conducir a un Banfield en B Nacional. Su primera medida fue gestar la vuelta de grandes ídolos. Después afianzó la defensa, apostó al enganche y armó un ataque efectivo. De esa manera, el Taladro arrasó en el torneo, dio la vuelta olímpica y volvió a Primera División.  
Matías Almeyda, un luchador inclaudicable. 

 

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