Dance of Time

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El último disco de Eliane Elias

Si su colega canadiense Diana Krall está más asociada a la definición de cantante de jazz que se acompaña al piano, la brasileña Eliana Elias representa exactamente lo contrario: una pianista de jazz que circunstancialmente canta. Como lo viene haciendo desde su álbum debut —Amanda, de 1986—, Elias recorre el cielo de standards jazzeros con los pies sobre la tierra paulista en la que nació hace 57 años. Porque si bien dejó su país apenas pasados los 20 para radicarse en Nueva York, donde estudió y reside, musicalmente conserva intacta su identidad, que se hace más o menos visible según el caso. En Dance of Time, su flamante álbum, es una presencia casi permanente, como lo fue en su inmediatamente anterior y explícito Made in Brasil.

En su nuevo trabajo, y como es su costumbre (tocó con monstruos como Michael Brecker, Peter Erskine, Eddie Gómez, Jack DeJohnette, entre otros), Elias está rodeada de un verdadero seleccionado de celebridades del jazz: el trompetista y ex marido Randy Brecker; el bajista y actual esposo Marc Johnson; el vibrafonista Mike Mainieri, el cantante Mark Kibble, de Take 6, y el baterista Edú Ribeiro, entre otros, con producción del gran Steve Rodby, por años contrabajista del Pat Metheny Group. La participación de dos invitados especiales, sus compatriotas Toquinho (con quien interpreta Samba de Orly, de Vinicius De Moraes, Chico Buarque y Toquinho) y João Bosco (con el que hace Coisa feita, del propio Bosco) mantiene altos los niveles de calidad y de brasileñidad.

A diferencia de su disco anterior, donde reinaba la bossa nova, acá manda el samba, como en sus poderosas versiones de O pato, Sambou sambou, Na batucada da vida (de Ary Barroso) o la ya mencionada Samba de Orly, todas composiciones largamente interpretadas, piezas titulares del repertorio de clásicos de la MPB que en el abordaje de Elias se convierten en algo que no es samba, pero tampoco jazz o fusión, y que no prescinde de ninguno de estos géneros. Una contribución que, como quedó dicho, se basa mucho más en su aporte pianístico que en el vocal. Del mismo modo que en otros títulos como los escritos por ella misma (Em maos y Para não chorar, este último en colaboración con Toquinho) o Copacabana (con exquisitos arreglos vocales al estilo Sergio Mendes), aunque aquí el peso de la identidad brasileña es mayor. También en temas provenientes de otras latitudes (You're Getting to Be a Habit with Me; An Up Dawn y Little Paradise, de Elias, o Speak Low, de Kurt Weill) aparecen algunas pinceladas multicolores de su tierra del sur. Quizás sea una manera de, después de tantos años, seguir gambeteando la saudade

                                                                                                             Oscar Finkelstein

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