Entrenamiento actoral

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Uno de los libros recomendados de este mes es Entrenamiento actoral de Alberto Rubinstein, editado por Eudeba.

La Argentina es un país de excelencia en el plano de la pedagogía teatral. Lo reconocen los propios estudiantes extranjeros que vienen al país a buscar enseñanzas y prácticas –tanto en el teatro vivo, en acción, como en los talleres de estudio- que no han podido conseguir en sus países de origen. Buenos Aires tiene en la actualidad maestros de la talla de Agustín Alezzo, Augusto Fernandes, Raúl Serrano, Julio Chávez y varios otros, y en el pasado tuvo a figuras como Juan Carlos Gené, Inda Ledesma, Hedy Crilla, Roberto Durán, Carlos Gandolfo y la lista podría seguir algunos renglones más que han armado una gloriosa tradición en la transmisión de saberes. Con muchos de ellos estudió Alberto Rubinstein, entre ellos con Fernandes, Alezzo, Manuel Iedvabni e Inda Ledesma. Con ésta última compartió durante quince años sus clases, hasta que en 1978 formó, como todo docente que se precie, su propia escuela, que en sus talleres de preparación y entrenamiento formó a decenas de alumnos y actores. Rubinstein dio cursos también en distintos festivales de América y España y, actualmente, con el Grupo Sur lleva espectáculos a colegios y escuelas de todos los niveles.

      Rubinstein se pregunta en este libro si el teatro es necesario para el hombre de estos días. Y contesta enfáticamente que sí. La enorme afluencia de alumnos hacia el teatro en todo el país y Buenos Aires en particular, y la aparición continua de elencos y salas que desarrollan su actividad con una pasión digna de admiración, prueba tal vez con más contundencia que cualquier explicación que el teatro es realmente un fenómeno necesario y vital para cientos de argentinos. Pero, para hacer teatro, se requiere preparación, como en cualquier oficio que un alumno elija. La mayoría de los estudiantes empiezan a probar con la actuación y desde allí rumbean luego hacia otras direcciones dentro del mismo ámbito cuando les pica el interés por otra disciplina dentro del arte dramático. Desde luego que hay también quienes ya desde temprano sienten curiosidad por la dirección, la escritura, la escenografía, la iluminación y a esos oficios se dedican desde el principio con vocación segura y fervor. La pedagogía hoy en teatro abarca el estudio de todos los oficios que se desarrollan sobre un escenario.

      El de Rubinstein es, sin embargo, un libro para futuros actores. Este pedagogo afirma que en el trabajo que él realiza, que en enseñar interpretación, no hay recetas, pero sí hay leyes que rigen el espacio escénico y leyes para la actuación. Ello no significa garantías totales de logros, pero el conocimiento de ellas aumenta sus posibilidades. “El sentido de este libro es brindar una serie de ejercicios técnicos y su fundamentación teórica a aquellas personas de talento que quieran desarrollarlos y vivir una aventura de la comunicación con el prójimo, sabiendo de antemano que uno no se hace actor o director leyendo libros de teatro, sino entrenando y comprobando su resonancia sobre uno mismo y los demás”, aclara Rubinstein. La capacidad del autor, burilada a través de décadas y décadas de formación con grandes maestros y su propia experiencia en la materia, avala la propuesta, que será provechosa para mucha gente, además de entretenida porque está sembrada de ejemplos y evocaciones a obras en cuyo análisis el autor se prodiga en reflexiones siempre lúcidas.