Eva Duarte, más allá de tanta pena

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Parafraseando al escritor inglés Ian Gibson, el autor de este voluminoso libro sobre Eva Perón, el médico de niños e historiador argentino César Maranghello, afirma que el desarrollo del género biográfico necesita dos condiciones: estabilidad y curiosidad. Y que los años de democracia en el país, de regularidad en los procesos políticos y sociales, han permitido dedicarse con placer a esa actividad pero también contar con un contexto favorable a la investigación. Eva Perón, más allá de tanta pena, es el producto de esa sólida investigación impulsada por este autor, cuya obra incluye muchos otros e importantes textos. Un biógrafo es como un detective dice Maranghello. A veces una carta o una fotografía le dan la pista de un hecho que puede averiguar a partir de sus datos. La mítica figura de Evita había sido ya abordada desde distintos frentes y miradas, sobre todo desde su perfil político y social junto a Juan Domingo Perón y en relación a su trágica y prematura muerte en 1951.

     Pero faltaba un estudio más exhaustivo de aquella mujer que fue atraída a la gran ciudad atraída por las luces del espectáculo. Leer este libro es acercarse a ese mundo que se inicia en Los Toldos pero tiene luego intensos pasajes en ese universo de artistas de radio, cine y teatro en el que ella convivió hasta llegar a ser la mujer y compañera de Perón en su travesía política. Este trabajo tiene la virtud de que, a pesar de estar frente a un personaje fascinante que sin duda fascina al autor, éste nunca deja de ser fiel a la verdad cuando la encuentra. Por ejemplo cuando afirma que “Evita llegó a la política con rencores a flor de piel y con la memoria a fuego por las injusticias vividas durante su vida de actriz”. Y que conforme a eso tomó represalias contra mucha gente. Y luego, refiriéndose al matrimonio presidencial: “No se trataba de una pareja sexuada; casi nunca hacían chistes sobre la vida sexual, ni aceptaban confidencias sobre el tema. Componían, en cambio una pareja que compartía el poder, los objetivos políticos y el distribucionismo social. El amor de Evita por los humildes era de una intensidad casi agobiante. En cambio, podía ser implacable con los funcionarios y ministros que no le caían en gracia o que actuaban en contra de su voluntad o con libertad de criterio. Como sostiene Nicolás Casullo, Perón fue la mitad de la historia del peronismo; la otra mitad la constituyeron el pueblo trabajador y Evita.” Un libro apasionante.