Libros recomendados: La economía de las desigualdades de Thomas Piketty



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Uno de los libros recomendados de este mes es Libros recomendados: La economía de las desigualdades de Thomas Piketty (Ed. Siglo XXI)

Escrito y publicado por primera vez en 1997, antes que su monumental obra El capital en el siglo XXI, comentado aquí en ediciones anteriores, La economía de las desigualdades de Thomas Piketty pudiera considerarse como un prólogo o una anticipación abreviada de lo que después sería su obra mayor. El libro ha sido actualizado, especialmente para esta edición (2014), de modo  que refleja el estado de investigaciones hasta la fecha mencionada hacia fines del siglo pasado, pero que, luego, las documentaciones ampliadas de las nuevas exploraciones confirmarían y desarrollarían. En él Piketty ubica como un tema central de la época y de sus conflictos la desigualdad y la escasa redistribución de las riquezas de la sociedad, confirmando su hipótesis de que el mundo contemporáneo marcha, si no hay variaciones en las políticas distributivas, hacia una sociedad oligárquica de riquezas heredadas hacia el 2030, modelo que ya tiene en la concentración del dinero en estos años un modo anticipado bastante rotundo e indesmentible. En este estudio Piketty propone distintos métodos para implementar una redistribución justa y eficaz (esos son los dos términos claves que sugiere y explica) de las riquezas en los países del mundo, en un camino totalmente inverso a lo que han sido las políticas absolutas de mercado desde principios de los sesenta. La radiografía que realiza el académico francés de la actual cartografía económica del mundo es de una enorme utilidad para conocer en qué niveles abismales de  diferencias económicas se encuentra el planeta de estos días. Las medidas a las que el estudioso le concede tanto eficacia para revertir la situación, el tratamiento a partir del diagnóstico, parece ser, empero, más débil y algo ilusorio. Es, en todo caso, materia de debate, que ojalá se pudiera realizar en todos los lugares de la tierra, porque es evidente que sin transformación el mundo corre el riesgo de irse al garete.