Moriría por ti

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Uno de los libros recomendados de este mes es Moriría por ti de Scott Fitzgerald publicado por Editorial Anagrama

Son conocidas las dificultades y sobresaltos que tuvo que enfrentar para vivir de su profesión el gran Francis Scott Fitzgerald, uno de los escritores americanos más importantes y queridos del siglo XX. Fallecido de un ataque al corazón a los 44 años, Fitzgerald sufrió distintas y variadas vicisitudes económicas y afectivas durante su existencia que, sin duda, lo llevaron a esa desaparición temprana. Las continuas internaciones de su esposa, Zelda Sayre, en hospitales psiquiátricos, que lo obligaban a conseguir dinero en forma constante; las rutinas en los sets cinematográficos, a los que el escritor nunca se terminó de adaptar; la incomprensión de algunos editores, que pugnaban porque sus textos más renovadores calzaran dentro del estereotipo de modelo romántico que habían construido de él, hicieron su vida amarga y llena de angustias y tropiezos. A pesar de ese tránsito doloroso, escribió novelas extraordinarias como El gran Gatsby o Suave es la noche y muchos relatos espléndidos. Pero, durante toda su corta vida, Fitzgerald chocó, como se dice más arriba, con la ignorancia de muchos editores de revistas que no llegaban a entender ese esfuerzo del narrador por encontrar nuevos tonos y temas a su trabajo y rechazaban muchos de los cuentos que le ofrecían porque no les entregaba las consabidas las dulce y tristes historias de amor que pretendían. Pero, él quería “abrir un pozo nuevo, una nueva veta.” Y fue así que lo intentó y gran cantidad de los cuentos rechazados, que intentaban esos otros caminos, fueron acumulándose entre sus papeles. Estos textos, algunos recientemente descubiertos y otros rechazados pero guardados, forman la colección que aquí se presenta bajo el título de Moriría por ti y otros cuentos perdidos.
        
La mayoría de estos cuentos fueron escritos en días que Estados Unidos y el mundo sufrían la Gran Depresión de los años treinta, menos el primero de la recopilación, “El pagaré”, que procede de la primera época, y los últimos “Las mujeres de la casa” y “Saluda a Lucy y Elsie”, pertenecientes a un período de Hollywood, 1939, en que había dejado la bebida y trabajaba con mucho entusiasmo en una novela que dejó inconclusa. La mayor parte de esos cuentos que los editores no reconocían como aptos, tenían, sin embargo, la marca de las nuevas exploraciones en que se había sumergido el escritor. Textos muchos de ellos que abrazan la sátira, el humor certero y el identificable estilo chispeante del autor de El Gran Gatsby, pero también otros que muestran escenarios y personajes de oscuridad imprevista (la de la locura, la guerra, el suicidio, el alcohol, la enfermedad o el desamor) y que, a pesar del pedido de sus editores para que eliminara esos tonos sombríos, Firtzgerald nunca lo aceptó, guardándolos para la posteridad, leales al impulso que los generó. Una buena traducción de Justo Navarro, acompañada de una introducción de la estudiosa de la obra de este autor, Anne Margaret Daniel, pone ahora estos cuentos a disposición del público de habla castellano, con especial alegría para los que han sido seguidores de este genial creador.