Sobre los artistas

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Uno de los libros recomendados de este mes es Sobre los artistas. Tomo 1. de John Berger  publicado por Editorial Gustavo Gili

      Intelectual y artista de excepción, el inglés John Berger (1926-2017) dejó una obra inmensa, más por el valor de sus aportes estéticos que por su proporción cuantitativa. En 2009, varios años antes de su muerte, el escritor decidió donar su archivo que había hecho de sus trabajos –ayudado por su mujer- a la British Library de Londres, en un gesto que habla de su calidad como ser humano y su compromiso político, porque prefirió esa opción a vender al mejor postor ese material por el que habría recibido mucho dinero. Como recuerda Tom Overton, en el prólogo que hace a este libro, un gesto similar de desprendimiento y crítica al sistema tuvo el escritor en 1972, cuando la fundación que otorga el Premio Brooker McConnell lo distinguió por su novela G. Al enterarse que esa entidad en su origen había tenido conexiones con el tráfico de esclavos decidió repartir el monto dinerario del premio en partes iguales entre los Panteras Negras y su siguiente proyecto, una colaboración con el fotógrafo Jean Mohr en la que investigaron y estudiaron el mal trato a que se sometía a los trabajadores inmigrantes en Europa.

      Sobre los artistas es el primero de dos volúmenes donde por primera vez se recogen en forma exhaustiva todos los textos que John Berger dedicó a los artistas que le enseñaron y le inspiraron a través de sus vidas y obras. Y fueron compilados por Tom Overton a partir de los archivos que Berger donó la British Library. Los textos de este primer volumen abarcan desde las pinturas prehistóricas de la cueva de Chauvet (encontradas en 1994 en el departamento francés de Ardeche y que son 15.000 años más antiguas que las de Lascaux) hasta el advenimiento de la modernidad con Paul Cezánne, mientras que las del volumen restante incluyen ensayos que abarcan desde Claude Monet hasta la artista palestina Randa Mdah, nacida en 1983. Este segundo volumen se adelantó que aparecerá en abril.

       Formado como pintor en la Central School of Arts de Londres, Berger comenzó a trabajar como profesor de dibujo hasta que decidió dedicarse a la crítica de arte. Y más tarde cambió este registro por el de autor de novelas, ensayos, la poesía, el teatro y el guion cinematográfico y televisivo. Pero siempre detestó que lo denominaran crítico de arte, porque según confesó en su época ser llamado así era un insulto. Y eso debido a que los críticos de arte eran personas que juzgaban o pontificaban sobre cosas de las que sabía poco o directamente nada. También, y esto lo prueban sus trabajos, porque adivinaba ya que su pulsión más profunda al escribir sobre pintores o artistas en general era, más que analizar las obras que tenía frente así –cosa que además hacía-, ir mucho más allá de ese objetivo, intentando entrar en otras zonas de la poética humana, de la existencia de los otros. “Muchas veces pienso que incluso cuando escribo sobre arte –decía en 1984- lo que hago es escribir relatos: los narradores, quienes cuentan historias, pierden su identidad y están abiertos a las vidas de otras personas.”

        Es muy claro que estos textos que el lector encontrará en este maravilloso libro lo ubicarán frente a ese Berger, frente a ese escritor extraordinario que, mientras reflexionaba sobre obras del pasado de la humanidad, se adentraba y rastreaba en otros aspectos del increíblemente complejo mundo de los mortales. Y haciéndolo se acercaba a ese ideal que planteaba una cita de Simone Weil en 1942 y que él utiliza en un artículo sobre los retratos de Géricault: “El amor por nuestro prójimo, cuando es el resultado de una atención creativa, es análogo al talento.”