Zárate, un puente al miniturismo

Turismo

A menos de 100 kilómetros de la Capital, y con el Zárate-Brazo Largo como marco monumental, ofrece numerosas alternativas para los amantes del río, la vida al aire libre y la pesca.

El hecho de contar con un puerto importante convirtió a Zárate en un polo de crecimiento continuo desde la segunda mitad del siglo XIX, que se consolidó con la llegada del tren, en 1885, y el estatus de ciudad, que obtuvo en 1909. Más la instalación de establecimientos industriales, mayormente de las industrias papelera y frigorífica, y en las últimas décadas con la instalación de compañías químicas, la Central Nuclear de Atucha y el Complejo Ferrovial Zárate-Brazo Largo.

El puente, hoy un marco monumental y puerta de entrada a esta ciudad de 100 mil habitantes, reemplazó al viejo y precario sistema de balsas y es el punto de partida que permite comunicar a Buenos Aires con las provincias mesopotámicas y a estas con Brasil, Paraguay y Uruguay. En realidad, se trata de dos puentes, uno sobre el Paraná de las Palmas y otro sobre el Paraná Guazú, distantes unos 30 kilómetros entre sí. Cada uno de los puentes tiene una longitud de 550 metros, con cuatro carriles de autopista y una vía férrea. Su altura, 50 metros sobre el río, permite el paso de embarcaciones de gran porte.

Apenas se cruza el majestuoso Zárate-Brazo Largo, el río Paraná de las Palmas ofrece al visitante su costa y sus aguas para realizar diversas actividades. Son varios kilómetros que se desarrollan a la vera del curso de agua, tanto en la zona más urbana, sobre el Paseo Costanera, como en las más despojadas, camino a la localidad de Lima. Son en total unos 10 kilómetros de costa disfrutable.

Para los amantes de la pesca es un paraíso. Se puede probar suerte de manera agreste o acceder a uno de los varios clubes de pesca que se suceden sobre la costa ribereña, desde donde parten excursiones en lancha para pescar embarcados. Por otra parte, los clubes náuticos también permiten acceder a diferentes tipos de embarcaciones fluviales para navegar esas aguas rodeadas de vegetación frondosa, e incluso acceder a las muchas y variadas islas y a pequeños arroyos llenos de silencio y paz.

Una veintena de campings y recreos, con diferente nivel de servicios, propone al miniturista diversas experiencias, entre ellas las de alojarse en alguno de los barcos anclados allí y remodelados como restaurantes u hosterías, aunque también hay alternativas de hospedaje en cabañas o vagones de tren más la posibilidad de acampar, según los casos. Entre otros servicios, ofrecen el uso de quinchos, parrillas, mesas, sillas y bancos; proveeduría y venta de artículos regionales; muelle de pesca; playas de arena, bajada de lanchas; baños con ducha de agua caliente; guardavidas; servicio de emergencias médicas, etc. Respecto de las actividades que se pueden realizar, hay senderos para hacer trekking; alquiler de embarcaciones y bicicletas; canchas de fútbol, vóley y rugby; juegos infantiles; juegos de mesa, etc.

Quienes disfrutan la vida al aire libre tienen un destino ideal en la Isla Botija, una reserva natural de 759 hectáreas, ubicada en el extremo noroeste de la zona del Bajo Delta, sobre el río Paraná Guazú, dentro del área insular del partido de Zárate. Es ideal para el avistaje de aves, ya que las hay en variedad y cantidad. Su rica flora de selva mixta subtropical incluye juncales, camalotales, pajonales, ceibales, monte blanco. Y su fauna está integrada por animales que bajan de la selva misionera y que encuentran allí uno de los últimos refugios. Por eso alberga en estado salvaje ejemplares de ciervo de los pantanos, carpincho, lobito de río, nutria, etc. En sus aguas hay peces como el dorado, pejerrey, patí y surubí.

 

La ciudad

 

La Plaza Mitre, la plaza central de Zárate, es el epicentro de la ciudad, donde se rinde homenaje a los próceres locales, regionales y nacionales, y el lugar de encuentro predilecto. En torno a ella, como sucede en tantas otras ciudades de la provincia y del país, cada una con sus pequeñas particularidades (aquí, a diferencia de la mayoría, está cerca de la costa), se encuentran la Municipalidad, la Iglesia Nuestra Señora del Carmen, la Escuela N° 1 y el Banco Nación.

El Palacio Municipal, inaugurado en 1935, fue diseñado por el ingeniero Manuel Reyna y construido bajo la supervisión del ingeniero Julio Dacharry. En la planta baja se hallan los despachos de los funcionarios más importantes y las secretarías municipales, mientras que en el primer piso funciona el Honorable Concejo Deliberante. Enfrente, la parroquia Nuestra Señora del Carmen, que venera a la patrona del pueblo, mantiene su fachada original, con dos torres con campanario y una escalinata de mármol en la entrada al templo y su atrio abierto.

Un destino obligado en Zárate es el Museo Histórico Quinta Jovita, una de las construcciones más antiguas del casco histórico, donada al municipio en 1993 por los herederos de sus dueños originales, la familia Leiva. Además de su arquitectura, sus jardines y su ubicación, cercana a las barrancas sobre el río, resulta atractivo por sus muestras permanentes sobre el pasado y la evolución de Zárate, y los aspectos relativos a la vida cotidiana.

La Plaza Italia es uno de los espacios verdes más importantes de la ciudad, ya que allí se celebran grandes fiestas y reuniones de todo tipo. Ubicada en una zona de barrancas, fue inaugurada el 24 de diciembre de 1913, con una gran celebración y la instalación de un imponente árbol de Navidad.

Por su parte, la estación del Ferrocarril Urquiza –que comunicaba a la ciudad de Buenos Aires con las provincias de la Mesopotamia y que cruzaba el río en una balsa con vías a las que llamaban “ferry”–, conserva las características típicas del estilo inglés. Desde hace una década funciona allí el Departamento de Cultura de la Municipalidad de Zárate y las boleterías de la terminal de micros.