Crítica de cine: Hitchcock

Entretenimientos

Hitchcock. Género: comedia dramática. Estados Unidos, 2012. Dirección: Sacha Gervasi. Duración: 98 minutos. Guión: John J. McLoughlin. Música: Danny Elfman. Fotografía: Jeff Cronenwhit. Elenco: Anthony Hopkins, Helen Mirren, James D’Arcy, Michael Wincott, Scarlett Johansson, Toni Collette, Jessica Biel y otros.

 

Qué se puede decir de la capacidad como cineasta de Alfred Hitchcock que no se haya dicho, que no hayan dicho los múltiples libros que se han escrito sobre él, en especial el de Francois Trauffaut, el extraordinario integrante de la “nouvelle vague” francesa y admirador confeso de la filmografía de ese inglés que, a partir de 1939, se trasladó a Hollywood e hizo allí lo más importante de su producción. Esta película también está basada en un libro sobre Hitchcock y el rodaje de una de sus obras más impactantes, Psicosis, de 1960. El texto se llama en inglés: Alfred Hitchcok on the making de Psycho, de Stephen Rebello. La llevó a la pantalla el director Sacha Gervasi, a quien se lo conoce entre otros trabajos por Arvil: el sueño de una banda de rock. De una manera llana y entretenida, el filme cuenta la arriesgada apuesta de Hitchcok, que en la era en que la gran producción y el color, se animó a rodar un largometraje en blanco y negro, de clase B, basado en el policial de un escritor no muy prestigioso, Robert Bloch, y con un elenco de intérpretes que no estaban en la primera línea del star system. Y cómo a pesar de las múltiples presiones de la censura y de los productores que desconfiaban del proyecto, Hitchcock logra terminar su trabajo, que se transformó de inmediato en un éxito de taquilla sin precedentes y uno de sus composiciones cinematográficas más recordadas. 
La historia, además de los avatares que generó filmar Psicosis y las conocidas tendencias de Hitchcock a mezclarse en entredichos e intrigas con sus actrices fetiches   –en este caso muestra la mala relación que lo unía a Vera Miles (a quien el director detestaba por haber quedado embarazada y rechazar por esa razón el papel principal femenino en Vértigo)-, desarrolla una peripecia paralela que es la tensión entre Hitchcok y Alma Reville, una actriz inglesa que, además de ser su esposa, colaboró con él en varios de sus guiones y fue asistente de algunas de sus películas. El relevante papel de esta mujer en la existencia del director, no solo como sostén y colaboradora de toda su carrera, y la evidente influencia intelectual que ejercía sobre él, producto de una admiración mutua que se tenían –ella le consentía, además, algunos de sus desvaríos amorosos-, tienta al Sacha Gervasi a realzar, tal vez de una manera exagerada, el rol de su cónyuge en esta película, cosa que, al parecer, no surge del libro de Rebello.          
Desde luego, no faltan las escenas clásicas de Psicosis, sobre todo la del asesinato en el baño y bajo el chorro de agua de la lluvia, que interpretara e hiciera famosa a la actriz Janet Leigh en aquella intervención donde profería un grito desgarrador al ser atacada con un puñal. Y luego, el momento de su proyección durante el estreno, que Hitchcock espera con fruición para comprobar si realmente esa escena provocará terror en la gente. En el filme de Gervasi, al son de los ruidos escalofriantes que acompañan a cada puñalada en Psicosis, se produce un verdadero estallido histérico en la platea, por supuesto mucho más exacerbado de lo que debe haber sido en la realidad.
Los cinéfilos y, en especial los conocedores de la filmografía del gran director inglés, encontrarán seguramente otros defectos a este recuerdo del rodaje de Psicosis. Entre ellos, la ausencia de puntualización de algunos errores que todos los críticos  percibieron en ese clásico, sin que ello hubiera impedido su profusa divulgación por todo el mundo y el goce aún de una merecida memoria. Pero no puede negarse que, que, sin alcanzar un plafond de excelencia, el filme parece una buena ocasión para internarse en el mundo de un creador que, como todos los grandes, hizo películas memorables y también algunos bodrios dignos de la amnesia. Entre los muchos productos que Hollywood nos trae semana a semana éste no es, por supuesto, de los peores. Un detalle cuidado de la realización son las caracterizaciones. Como Hitchcock, Anthony Hopkins cumple una imitación de sus rasgos principales, de sus gestos y manera de hablar, realmente prodigiosa. Incluso engordó algunos kilos para hacer el papel y fue muy bien maquillado. Solo podría achacársele que, por instantes, parece más preocupado en la exactitud de esa copia que en la transmisión de los sentimientos verdaderos del director. Pero solo por instantes, porque en algunos pasajes tiene un convincente compromiso emocional. A su lado, Helen Mirren está, como siempre, perfecta, una actriz que jamás deja de aportar una irradiación propia a su personaje. La bellísima Scarlett Johansson no parece todavía lo suficientemente madura para el papel de Leigh, Jessica Biel hace un acertado trabajo como Vera Miles, James D’Arcy da el tipo preciso de Anthony Perkins, aunque aparece poco, y Toni Collette totalmente desconocida en lo físico, tiene un desempeño magnífico como la secretaria de Hitchcock.

Notas relacionadas