Nuestra hermana menor

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Nuestra hermana menor. (Umimachi Diary, Japón, 2015). Dirección y guion: Hirokazu Koreeda, basada en la manga de Akimi Yoshida. Fotografía: Mikiya Takimoto. Montaje: Hirokazu Koreada. Música: Yoko Kanno. Intérpretes: Haruka Hayase, Masami Nagasawa, Kaho, Suzu Hirose, Midoriko Kimura, Kirin Kiki y otros. Duración: 128 minutos.

Con tres años de atraso, ya que pertenece al año 2015, y tal vez como aperitivo de lo que será el estreno en febrero en Buenos Aires de la película del mismo director que fue premiada con la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes de 2018, se presentó en esta ciudad Nuestra hermana menor, un delicioso film del japonés Hirokazu Koreeda (56 años), que cuenta una historia familiar inspirada en una manga (historieta) denominada Unimachi Diary y fue publicada en ese país desde 2017. No es la primera vez que ocurre un traslado así: es muy habitual que ese género gráfico, que cuenta con millones de lectores en el territorio nipón, se adapte a otros formatos visuales: series de animación, películas, videojuegos.

      
Hirokazu Koreeda es un realizador prolífico en su país, al punto que suele filmar en los últimos tiempos casi al ritmo de una película por año. Su carrera comenzó en 1991 y su producción está integrada, además de los trabajos de ficción, por una cantidad apreciable de documentales y series para la televisión de su país. Su aspiración de joven era ser novelista, pero luego de recibirse en la Universidad de Waseda, comenzó a trabajar como asistente de cine y encontró en este espacio su vocación definitiva. Es autor de la mayor parte de los guiones de sus películas. Entre sus largometrajes de ficción más conocidos se pueden citar Nadie sabe (2004), Milagro (2012), De tal padre, tal hijo (2013), Nuestra pequeña hermana (2015), Después de la tormenta (2016), El tercer asesinato (2017) y Un asunto de familia (2018), que es la que le premiaron en Cannes y que narra las andanzas de una familia de ladronzuelos cuya vida se altera tras su decisión de acoger en su ámbito a una niña perdida.

    
Como previsible del galardón que recibió en 2018 en el conocido festival francés, Koreeda fue contratado para dirigir un nuevo proyecto, La verdad, que tendrá como actrices principales nada menos que a Catharine Deneuve y Juliette Binoche y que se estrenará, como se ha adelantado a la prensa, en 2019. El cine de este realizador oriental, de una intensa humanidad y lirismo, suele girar en torno a temas como la memoria, el paso del tiempo, la muerte y la permanente y dolorosa presencia de distintas pérdidas en la vida del ser humano. También hace gala de un fuerte culto de amor a la naturaleza y a los milagros de la existencia cotidiana, como son las lluvias, las comidas, la variedad de las estaciones y sus colores especiales, el sabor de los vinos caseros.

      
Nuestra pequeña hermana, sin ser considerada el mejor de sus films por los críticos, ha sido sin embargo muy alabado y constituye muestra prístina de todos esos logros de su sensibilidad. El cuento que relata el film es el de tres hermanas que viven en la casa de dos pisos que les dejó su abuela, luego de que su madre las abandonara al separarse de su padre unos quince años atrás. Pero tampoco él vive allí con ellas: se fue de la casa, también tres lustros antes, al enamorarse de otra mujer y, al largarse, produjo una reacción similar en su esposa. La película comienza cuando las tres jóvenes, que están entre los 20 y 25 años, se enteran de que el padre ha muerto y son avisadas de ese hecho para que concurran a su entierro.

     
La noticia la envía una adolescente próxima a los 15 años, que dice ser media hermana de ellas y a la que no conocen porque en todo ese tiempo el padre no se comunicó nunca con ellas, una actitud simétrica a la que ha adoptó su madre, que ahora asiste también al entierro y se mantuvo largo tiempo en silencio. Las jóvenes se quedaron con su abuela hasta que ésta falleció y a partir de allí vivieron solas. En el presente de la narración las tres chicas trabajan y se asisten mutuamente en sus necesidades, sin dejar de tener por eso diferencias marcadas en sus conductas y rasgos de carácter. Esa situación sufre un vuelco importante cuando deciden de común acuerdo proponerle a la nueva hermana ir a vivir con ellas. Todo ese proceso de adaptación de la recién llegada es el meollo más sustancioso de la película. Refleja el modo en que cada una de las tres hermanas mayores se irá conociendo con la menor y viceversa y acomodándose a la nueva vida, en una convivencia que no está exenta de momentos de desacuerdos o de sabor agridulces, pero que finalmente, las hará felices a todas, más unidas, más abiertas al culto de un afecto que, como todos esos hábitos que cultivan y vienen de la tradición familiar, les permite ahondar en su verdadera identidad y disfrutar de aspectos de la existencia que a menudo el vértigo de la modernidad olvida.

      
Es verdad que todo eso sucede en un lugar en los alrededores de Kamakura, que es de una calma celestial y difícilmente se podría dar en una ciudad como Tokio. Algo de eso está subrayando, sin duda, por el director. En esa localidad vivió Yasujiro Ozu, uno de los grandes directores del cine japonés y sin duda un maestro que ha influenciado a Koreeda. También en el cementerio de ese sitio, muy cercano a la estación de trenes que utilizan las chicas para ir al trabajo o a estudiar, está la tumba de Ozu. Sobre ese tejido, cruzado de dolores y alegrías, de nuevas pérdidas pero también de logros afectivos, Koreeda hila este pequeño y delicioso prodigio de calidez, que nos emociona sin apelar a ningún golpe bajo ni estridencia sentimental y que nos recuerda lo mejor, lo más hondo de la condición humana. El elenco es estupendo: cada una de las hermanas va dibujando con mucha nitidez las líneas dominantes de su carácter y su actitud hacia la vida. Muy bien dirigidas, pero aportando su clara capacidad actoral. Los trabajos secundarios son también excelentes y entre ellos hay que contar con el de Kirin Kiki (la encantadora abuela de La pastelería de Tokio), que hace una breve aparición como la tía de las chicas, una de sus últimas actuaciones antes de morir en septiembre pasado a los 75 años.

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