La biografía de Jean Pierre Noher siempre se debatió entre dos tierras cuyo vínculo es tan largo como la propia historia argentina. Francia, o mejor dicho Paris, ha sido una obsesión de cierta elite intelectual y política desde los tiempos de la Independencia. Y perdura hasta hoy, aún cuando la definición de Buenos Aires como la "Paris de Latinoamérica" se empiece a desdibujar. Sin embargo, en Noher ese origen francés dista bastante de una "distinción" que muchos hubiesen deseado.

Como la historia de tantos europeos que llegaron hasta nuestras tierras, la de Jean Pierre es fruto del trágico siglo XX: su madre judía Renée había vivido en la Argentina en su adolescencia escapando del nazismo. Restablecida la paz en el Viejo Continente, regresó a Francia. Pero ya adulta y casada con Patrick, recordó a la Argentina como una tierra de oportunidades que su país no le ofrecía. Así fue como con tan solo dos años el pequeño Jean Pierre se mudó a un departamento de Olleros y Libertador.

Su propia independencia de Francia llegó en la escuela secundaria, cuando decidió cursarla en el estatal Julio Argentino Roca luego de haber hecho el primario en el College Francais. Para entonces, su porteñismo ya era más que evidente en su amor por River (su padre llegó a ser vicepresidente de la institución) y Excursionistas. Y en lo político, los revueltos años 60 lo inclinaron hacia el peronismo y los sueños de la patria socialista.

Su relación con la actuación comenzó en 1976, cuando se sumó a los talleres de Agustín Alezzo. Paralelamente estudiaba Ciencias Económicas en la UBA. Restándole ocho materias para recibirse, la balanza se inclinó definitivamente por las tablas. Los años 80 lo encontraron dando sus primeros pasos en la profesión (Romeo y Julieta en el off, La Piaf  con Virginia Lago, En boca cerrada con su maestro) y con el nacimiento de su único hijo Michael, con quien hoy comparte trabajos.

Mientras su presencia en la televisión argentina aumentaba (Buenos Vecinos, Los Simuladores, Resistiré, Los Roldán), en 2000 le llegó su primer gran protagónico en cine. Fue Un amor de Borges de Javier Torre, en la que interpretó al gran escritor argentino. El suceso fue notable y a Jean Pierre Noher se le abrieron infinidad de puertas, especialmente en el exterior. Si hasta entonces su ser se desplegaba entre Francia y Argentina, entonces le empezaron a llegar propuestas para trabajar en Brasil.  Aprendió el idioma y la tierra del samba y la bossa nova se convirtió en su tercera patria. Allí participó de una de las novelas más taquilleras del país vecino, Avenida Brasil.

Jean Pierre Noher se revela, además, como un artista que excede las dotes actorales. En una imprescindible vuelta a sus orígenes, prepara un disco con canciones en francés. Her o Noher es, en alguna medida, un homenaje a la experiencia que vivió su padre cuando era niño en un campo de concentración. Convertir la tragedia en arte es una de las mejores contribuciones que se puede hacer a la memoria. 

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