Manchester junto al mar

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Manchester junto al mar. (Manchester by the Sea, Estados Unidos, 2016). Dirección y guion: Kenneth Lonergan. Intérpretes: Casey Affleck, Lucas Hedges, Kyle Chandler, Michelle Williams, C.J.Wilson, Gretchen Mol, Matthew Broderick y otros.

       Papelones mediante en la entrega de premios y otros bloopers, la Academia de Hollywood otorgó a Manchester junto al mar la máxima distinción en dos de los seis rubros para los que había sido candidateada: mejor actuación principal y guion. Más allá de lo que se pueda pensar de las elecciones que hace la meca del cine –casi siempre polémicas-, los dos galardones recibidos por este film son difícilmente objetables, porque tanto en uno como en otro caso están plenamente justificados. En principio, porque Manchester junto al mar es una historia conmovedora apoyada en un guion impecable y porque el trabajo actoral de su protagonista es excepcional, dos valores que cualquier buen espectador desearía ver en toda ocasión en una película. Y que, con mucha frecuencia, no ve.

      Kenneth Lonergan, director de este film, es un realizador, guionista y dramaturgo con una todavía escasa producción para el cine, pero que, en lo ya concretado, demostró tener un particular talento y una marcada inclinación por cierta temática. Su ópera prima, You Can Count on Me, muy bien valorada por la crítica, es de 2000 y circuló en la Argentina solo en DVD.  La segunda, Margaret, de 2011, ni siquiera fue distribuida. Ambas, del mismo modo que Manchester junto al mar, revelan las duras y a veces arrasadoras consecuencias provocadas en la vida de distintos personajes por un accidente en el que mueren seres cercanos a su afecto y cómo a partir de ese hecho todo deja de tener el sentido que acaso alguna vez tuvo en su existencia.

     La historia transcurre en Manchester, un pueblo ubicado al noreste de los Estados Unidos, sobre el Atlántico. A ese lugar regresa, desde Quincey, Massachussets, Lee Chandler, protagonista de la película, a hacerse cargo de un sobrino. Joe, su hermano mayor, ha fallecido de una enfermedad del corazón y lo deja en su testamento como tutor del hijo, que tiene unos 16 años. Lee debe cumplir con todos los requisitos del entierro de su pariente y mientras lo hace se entera por un abogado de que también ha sido nombrado tutor. Cumple con el primer deber, pero duda mucho en aceptar el segundo. No porque no ame a su sobrino, con el que ha mantenido una cariñosa relación, sino porque ese pueblo está maldito y le provoca dolorosas evocaciones de su pasado. La opción podría ser la madre del chico, pero esta inhabilitada por alcohólica y varias internaciones en un psiquiátrico.

      La trama se va desanudando lentamente y no habrá acá adelanto de su contenido. Solo afirmaremos que mediante un relato preciso y virtuoso, que incluye la exposición de los distintos conflictos actuales que le propone a Lee la tutoría de su sobrino y al mismo tiempo de varios y oportunos flashbacks que hablan de su pasado, Lonergan va construyendo una narración admirable, que jamás recurre al golpe bajo y describe la trágica situación por la que a Lee le resulta tan difícil permanecer en ese sitio. El director se toma su tiempo para describir los distintos aspectos de la historia, pero nunca hace perder el interés por ella. Es más: trata todos esos aspectos, entre ellos la difícil relación con el sobrino adolescente, con mucha sabiduría y no recurre nunca a las soluciones fáciles, como lo demuestra incluso la decisión  final que adopta frente al destino del joven.

      En fin, una excelente realización, muy bien contada y con el rubro actoral en un nivel superior, porque además de Casey Affleck como Lee también brillan en sus roles el joven Lucas Hedges como el sobrino y  Michele Williams como Randi, la esposa de la que Lee se ha separado y vuelve a ver a su regreso a Manchester.

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