Entrevista a la dramaturga Romina Paula

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En una extensa charla de café, la autora de la novela Acá todavía, publicada hace algunos meses, hace un apretado resumen de lo que ha sido su actividad artística en los últimos años. Actriz de varias obras teatrales y películas, Romina es también una avezada directora escénica, además de reconocida dramaturga y narradora. En estos días ha comenzado también una experiencia como autora de una miniserie televisiva y se prepara para viajar en mayo a Francia, donde dirigirá una pieza de Santiago Loza e intervendrá en un workshop. Toda esa información en la nota que sigue.

   A Romina Paula, la joven y sensitiva dramaturga y novelista argentina, además de actriz y directora teatral, no parece cerrársele ningún camino hacia la actividad creativa. Desde hace ya algunos meses está trabajando con su colega Gonzalo Demaría en la escritura de una miniserie que se llamará El maestro y que protagonizará Julio Chávez. Nunca había abordado hasta ahora la elaboración de un libro para televisión, pero al productor Adrián Suar, de Polka, se le ocurrió armar la dupla entre ellos dos y proponerles trabajar juntos en ese unitario.  “Yo no conocía personalmente a Gonzalo, aunque sí había visto varias obras suyas –comenta Romina-. Y cuando me propusieron trabajar con él, en una labor a cuatro manos, me pareció un proyecto improbable, porque que dos personas que no se conocen funcionen bien en una escritura común no es fácil. Para peor, yo todavía no había escrito nada para el medio televisivo. Pero contra lo previsto el experimento funcionó. Es rarísimo, pero es así.”

     “La idea del proyecto es de Adrián Suar y cada capítulo que le entregamos nos reunimos con él y su productor ejecutivo  -agrega la entrevistada-. Nos hace una devolución y nos propone modificaciones que en general mejoran lo escrito. Es un hombre con oficio. El libro trata la historia de un bailarín clásico retirado, que en la actualidad da clases a varios alumnos, un individuo medio genio en su profesión y algo revirado. Y de pronto aparece una chica joven del conurbano, que baila bien pero no tiene medios para pagarle y le pide que la entrene. La referencia es a historias como las de Karate Kid o Billy Elliot. Es sobre la relación maestro-alumno.  Trabajo con gusto y nos juntamos todos los días con Gonzalo a escribir varias horas y hasta mayo no voy a hacer otra cosa que este trabajo.”

     La serie tendrá trece capítulos y hasta mediados de febrero pasado los autores del guion habían entregado ya la mitad de ellos. En mayo se empezará  a filmar y ahí terminará la función de quienes han escrito el material, que pertenece por entero a la productora. Con Polka y HBO, la creadora de la novela Acá todavía filmó el año pasado, en condición de actriz, otra de sus múltiples ocupaciones artísticas como quedó consignado,  una miniserie de ocho capítulos de carácter policial llamada El jardín de bronce, que está basada en el libro del narrador argentino Gustavo Malejovich. Este mismo autor, junto con otro colega, hizo la adaptación de su obra, que según Romina es “buenísima”. Ella aparece en un solo  capítulo, el primero, como la mujer de Joaquín Furriel. Y él sigue luego el camino del héroe. Según se ha adelantado la miniserie saldrá al aire en junio próximo.

     “Mi trabajo de actriz es esporádico, cada tanto  -admite Romina Paula-. Me gusta hacerlo y cuando lo hago me lo tomo muy en serio. Pero como es un trabajo esporádico no es que me siento una actriz todo terreno, sino que acepto papeles que están al alcance de lo que creo puedo hacer.  No es que hago cualquier personaje. Tengo un rango más acotado que muchas otras actrices. Cuando empecé en el Instituto Nacional de Teatro lo hice estudiando actuación y luego de esa experiencia me anoté en los cursos de teatro de Ricardo Bartis. Y después me crucé con Alejandro Catalán y Pompeyo Audivert.  Por esos años, actué en varias obras de ese circuito: hice una versión de El padre, de August Strindberg; La pornografía, de Witold  Gombrowicz;  Los demonios, de Gonzalo Martínez, sobre el texto clásico de Dostoievski; y La marea, de Mariano Pensotti y alguna más.” Romina trabajó también como actriz en varias películas, entre otras: El estudiante, El día trajo la oscuridad, La punta del diablo y Resfriada.

     Por la época en que estudiaba con Audivert, la escritora dirigió su primera obra con textos del poeta Héctor Viel Temperley, en la que intervinieron sus compañeros de la escuela del mencionado director teatral.  Y eso no lo publicó porque, como había tantos textos de Temperley, le parecía raro. Lo estrenó, teniendo 24 años, hoy tiene 37, en el conocido espacio El Callejón de los Deseos. Era un tiempo en que iba mucha gente al teatro, recuerda, y se hacían varias temporadas de una misma obra. Cuando empezó a estudiar teatro, salvo en el caso de Bartis, las salas del off tenían poco público, pero poco a poco, dice, empezó a llegar mucha más gente a esos lugares. A ella le tocó estrenar como directora por esa época. “Ahora, la situación vuelve a complicarse –comenta-. Con el tema de los alquileres, los teatros que no tengan subsidios van a estar complicados. Dependen de tener un éxito.”

      Respecto de las obras escritas por ella para teatro (las publicadas son: Algo de ruido hace, El tiempo todo entero y Fauna), todas fueron montadas bajo su dirección. También la más reciente, Cimarrón, que aún no llegó al libro. Las tres primeras fueron interpretadas por el grupo El Silencio, que estaba formado por Pilar Gamboa, Esteban Bigliardi, Esteban Lamothe, Martías Sendón y Alicia Leloutre. Algo de ruido hace (2007) una escritura teatral hecha sobre el cuento de Borges La intrusa; y El tiempo todo entero (2010), una relaboración de El zoo de cristal, de Tennessee Williams, fueron presentadas en El Callejón de los Deseos y también en festivales del interior, entre ellos el Argentino de Santa Fe. Fauna, se estrenó en el Centro Cultural San Martín en 2013, y Cimarrón, hizo solo cuatro funciones en el Teatro Cervantes en 2016, pero se verá otra vez, a partir de junio próximo, en la temporada 2017.

    Cimarrón está hecha sobre varios textos. No tiene un cuento que sostenga la obra.  Sí, hay citas con las que van trabajando los distintos actores, que funcionan en distintos niveles. Hay citas literales de distintos textos que se mezclan. Los tres textos principales en los que se base el espectáculo pertenecen a Late: a cowboy song, de la dramaturga norteamericana Sara Ruhl; a ciertas referencias al movimiento literario romántico alemán Sturm und Drang, del siglo XVIII; y Cartas a un joven poeta de Rilke. Una chica cowboy del Oeste americano, una figura masculina que parece salida de una pintura de Caspar David Friedrich y un viajero del tiempo componen cuadros, secuencias en los que ocupan los roles que sus propios relatos les asignan. Y así devienen, mutan, se transforman.

Romina Paula

Consultada sobre la razón del nuevo estilo que mostraba en Cimarrón, en una línea tan distinta a la de sus dos primeras obras teatrales, contesta: “Hubo un momento de cambio y de parate en el Callejón de los Deseos, el teatro donde trabajábamos con el grupo Silencio. Había cerrado y se clausuró un ciclo. Y yo estaba embarazada, de modo que sentí como un vacío sobre qué hacer en el teatro. Y dos actrices que estaban en la última obra que hicimos me convocaron y les dije que no se me caía una idea de la cabeza, pero que nos juntáramos igual en calidad de amigas. Y en un momento empecé a escribir esto que terminó siendo Cimarrón. Pero no tenía ganas de obligarme a pensar en una estructura y sí de comentar lecturas que me atraían.  Y contar a través de ellas historias. Por supuesto, esta obra es más intelectual que las otras. Ese es su rasgo, su característica. El tiempo todo entero era más emocional, acá los actores son como maquetas que portan esas voces. Es como si se trabajara sobre otro plano, el de las palabras y los pensamientos, el de la persecución de ideas. Con todo, las escenas tienen un arco orgánico, aunque no necesariamente porque lo que viene en un instante sigue a lo que sucedió antes.  Son como unidades. Es más árida, pero hoy la veo y me interesa.”

       

 

Fauna, su tercera obra teatral, funcionó muy bien en Buenos Aires. “Me gusta bastante el texto –declara-. Lo escribí todo antes de empezar a ensayarla. Es un texto muy escrito y al ensayarlo casi no lo modifiqué. En ese aspecto el procedimiento avecinaba lo que sucedería con Cimarrón. En el principio la obra es más vincular, pero luego eso se va, poco a poco, desarmando. Pero tiene personajes con biografía. Escribí ese material para los actores de la compañía que hizo El tiempo todo entero. De hecho empezó a ensayar Lamothe y luego entró en su reemplazo Ferro.  Entre los personajes había uno que se parecía a la directora María Luisa Bemberg, aunque no era ella. Y el medio geográfico donde se desarrolla la historia es en el litoral, con unas criaturas parecidas a las de Horacio Quiroga.  Ahí hay dos hijos de una mujer mítica que se llamó Fauna  y hay un director y una actriz que quieren hacer una película sobre  su vida. Es un poco el conflicto entre los artistas y la gente dueña de la historia. Esa es como la excusa para desarrollar la trama. Y en el proceso se empieza a rodar la película y hay pasajes donde se ensaya algunas escenas y paulatinamente se va desvirtuando la frontera entre el ensayo y lo real. Por lo que la obra es también una reflexión sobre la representación. De todos modos, y a diferencia de Cimarrón, la pieza tiene todavía una narración, una historia que se puede contar.”

        ¿Cuándo comienza la labor como narradora?, le preguntamos a Romina y cuenta: “Antes que la del teatro. Vengo de una familia que no está vinculada al arte, pero siempre me gustó mucho leer y escribir. Y mamá me incentivó la lectura. Al terminar el secundario me metí en Letras y estuve dos años. Y al mismo tiempo ingresé en la escuela de Bartis. En ese tiempo escribí una novela muy barroca que nunca publiqué. Era evidente ya que quería escribir una novela. Y cuando entré a hacer teatro, al mismo tiempo me anoté en un taller de escritura dictado por Juan Martini. Y allí escribí cuentos y un material más largo que me publicó Editorial Entropía en 2005: ¿Vos me querés a mí? En 2009 me publicaron Agosto, mi segunda novela, y siete años después, en 2016, la última: Acá todavía. Entre una y otra novela, en 2013, se dieron a conocer en libro sus tres obras teatrales hasta entonces. Tardé bastante entre Agosto y Acá todavía, pero por cosas que nos suceden a todos en la vida. Y es que, afectivamente, cambió mucho mi paisaje, de modo que me llevó más tiempo escribirla. Perdía mucho el tiempo y carecía de sistema. Ahora me organizo mejor.”

        Hablando de nuevos paisajes, Romina adelanta que el 6 de mayo viajará otra vez a Francia, donde ya estuvo con la obra El tiempo todo entero  y con la que le fue muy bien, y Fauna, que no tuvo tanta repercusión. Esta vez estará participará en el Festival Teatral que organiza Marcial Di Fonzo Bo, en la Comédie de Caen, Normandía. En este encuentro hay un espacio argentino y se nos invitó a mí, a Santiago Loza, a Alejandro Tantanián y a Ignacio Bartolone. “Yo dirigiré un texto de Loza con actores franceses –afirma contenta por la expectativa del viaje, que hará con su madre y su hijo Ramón-. Y luego me armaron un workshop con alumnos franceses. Y en junio vuelvo para el reestreno de Cimarrón en el Cervantes.