“La formación de un actor permite mejorar, crear y sentirse seguro”

Entrevistas

Actriz dúctil y talentosa, Eleonora Wexler debutó en teatro desde pequeña. Con una larga trayectoria a sus espaldas, ha interpretado a varias mujeres fuertes, apasionadas e incluso a villanas y desquiciadas, sin embargo Wexler asegura que intenta no conectarse en exceso con sus personajes. De bajo perfil, afirma que el espacio más propio de los actores es el teatro.

Revista Cabal: ¿Cómo recuerda sus inicios en la actuación a una edad tan temprana?
Eleonora Wexler: Era como un juego, tenía ocho años, la edad que tiene mi hija ahora. Lo primero fue un concurso para la comedia musical Annie; que salió en el diario y mi papá me preguntó si quería ir, y yo le dije ¡sí!. Había algo que me llamaba la atención cada vez que veía un espectáculo de teatro, o en los actos del colegio. Siempre era la primera dispuesta para participar, por lo que hasta mi adolescencia la recuerdo muy lúdica.
 

¿Considera importante la formación profesional para un actor? ¿Usted la tuvo? ¿Quiénes fueron sus maestros?
Se puede tener talento, tener facilidad, pero la clave está en el estudio.  Lo hace el pianista, que le dedica horas a la práctica y cualquier persona que se dedica a algo y quiere mejorar, necesita formación, necesita elementos para poder crear, sentirse seguro y a partir de eso generar lo que es.
Mi primer maestro fue el gran Hugo Midón, yo tenía doce años, una nena, era todo un juego para mí;  él fue un gran maestro. Y después tuve otros como Augusto Fernándes, y él me dio mucho: me ayudó a trabajar sobre los textos, el tema de la improvisación y luego trabajar sobre las escenas.
 

Interpretó mujeres fuertes, apasionadas, algunas fuera de sí, ¿con qué parte de usted se conecta para desarrollar estos diferentes roles?
Todos tenemos un costado, un lugar, pero igual siempre trato de no conectar tanto con los papeles que interpreto porque sino me quedaría enganchada con cada personaje; creo que lo interesante es prestarle mi cuerpo a ese personaje y descubrir ese mundo; creo que todos somos todo un poco, pero lo interesante es salir de mí, no entrar en mí; lo lindo del actor es justamente salir de uno para prestarle la piel y la carne al personaje que uno va a interpretar.
 

Realizó varios trabajos tanto en teatro, cine y televisión, y ha mencionado que se siente cómoda y disfruta de estas expresiones artísticas, ¿cuáles son las diferencias para una actriz al trabajar en cada uno de estos medios?
El cine siento que es del director, un rompecabezas que arma el director; siento que la televisión es un poco del producto en sí, en el que uno hace un poco y es parte del producto; y siento que el teatro es de los actores.

 

A lo largo de su carrera siempre logró mantener un bajo perfil, ¿cómo vive la exposición mediática y cómo logra conservar el bajo perfil a lo largo de los años?
A mí me interesa que se cuente lo que hago en el escenario. Es inevitable que en algún lugar trascienda también la persona pero lo fundamental es que se me conozca por lo que hago, por los diferentes personajes y lo que puedo transmitir.
 

¿Cuál es su mirada sobre las posibilidades laborales en la Argentina de hoy para los actores? ¿Se producen trabajos de calidad en cine, teatro y TV?
Creo que en la actualidad hay bastantes posibilidades laborales. Hay un campo bastante abierto, una enorme oferta teatral, tanto en el off como en el circuito comercial, hay alternativas de todo tipo. Por ahí en la televisión es un poco más cerrado el circuito pero también están los proyectos del I.N.C.A.A. que surgieron, o proyectos que no están relacionados con la televisión abierta; hay coproducciones, de hecho yo hice con la productora Underground un ciclo llamado Historia clínica que se hizo en conjunto con Mendoza, un proyecto federal. En la actualidad hay más posibilidad de trabajo para los actores; por lo que yo recuerdo está más abierto que en otros años.
 

Cuéntenos sobre su rol protagónico en la obra Cock
Mi personaje es M, por mujer. Es la historia de un chico, protagonizado por Leonardo Sbaraglia, que toda su vida fue homosexual, siempre eligió a los hombres para tener una pareja, hasta que por primera vez aparece en su vida una mujer, y esto hace que sus valores, su elección, su decisión de vida se modifiquen en él y en su entorno.

 

Mirá el vídeo con la entrevista Eleonora Wexler