Chicos de oro en matemática

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Gran actuación de los jóvenes argentinos en la Olimpíada Iberoamericana que se celebró en Chile.

“Determine la mayor cantidad de alfiles que se pueden colocar en un tablero de ajedrez de 8x8, tal que no haya dos alfiles en la misma casilla y cada alfil sea amenazado como máximo por uno de los otros alfiles. Nota: Un alfil amenaza a otro si ambos se encuentran en dos casillas distintas de una misma diagonal. El tablero tiene por diagonales las 2 diagonales principales y las paralelas a ellas".

Así rezaba uno de los seis problemas que debieron resolver los cuatro chicos argentinos que viajaron a la XXXI Olimpíada Iberoamericana de Matemática, desarrollada en Antofagasta, Chile, entre el 23 de septiembre y el 1 de octubre de este año. Lucas de Amorín, Ian Fleschler, Julián Masliah y Nicolás Cassia tuvieron una actuación más que destacada: oro para los dos primeros (Lucas, además, con puntaje perfecto), bronce para el tercero y Mención de Honor para el último. El certamen es para alumnos de la escuela secundaria y en esta ocasión reunió a 87 participantes de 22 países. Brasil y Perú consiguieron tres oros cada uno y se consolidaron como las dos principales potencias de la región.

"Hace unos 4 o 5 años que esta competencia está monopolizada en los podios por Brasil, Perú y México. Nuestros chicos siempre han participado y aunque a algunos les ha ido muy bien hace varios años, ahora consiguieron meterse en lo más alto del podio. Y este logro se da en momentos donde la convocatoria no está en su mejor momento. Estos chicos que viajaron son muy talentosos y además se han entrenado lo suficiente", le cuenta a Revista Cabal Patricia Fauring, doctora en Matemática de la UBA y jefa de la delegación que cruzó la Cordillera por ser miembro de la Fundación Olimpíada Matemática Argentina.

Lo importante es aprender
El trabajo de la Fundación que integra Fauring es tan arduo como poco visible para el gran público. Con el objetivo de difundir la matemática, se ocupa de organizar desde hace aproximadamente 30 años la Olimpíada Nacional, que tiene una categoría para chicos de la primaria y otra para los secundarios. Se trata de una gran competencia que dura todo el año, con varias rondas y una gran final, con viajes por el país incluidos. Pero además, la entidad es la que prepara y acompaña a los representantes argentinos en los torneos internacionales. Además de la Iberoamericana, está la Olimpíada Mundial, que se hace en julio y tiene un equipo de hasta 6 alumnos. Y también hay una Olimpíada del Cono Sur en la que participan chicos menores de 16 años. 

"Los chicos terminan con una formación bastante interesante, porque nosotros en vez de entrenarlos para ganar competencias les enseñamos matemática. O sea, el objetivo no es lograr medallas de oro sino difundir lo más posible la Olimpíada. Queremos llegar a más chicos", insiste Fauring antes de comentar cuáles son las dificultades que hoy encuentran para conseguir esa meta. "Por un lado, la matemática tiene muy mala prensa. Queda bien decir que no entendés o que te va mal en el colegio en matemática. Eso no ayuda mucho. Pero además la enseñanza en general  no está en su mejor momento. Y a nosotros, en particular, nos cuesta llegar a las escuelas públicas como quisiéramos, especialmente por el tema de sacar a los chicos del colegio como exigen estas competencias. Muchos profesores por ahí prefieren no tomar ese compromiso. Con las escuelas privadas es un poco más fácil porque hasta compiten entre ellas para vanagloriarse de sus logros. Pero en general tenemos que vencer una especie de prejuicio que hay contra la competencia, y eso que acá no es feroz ni hay grandes premios. Son encuentros de intercambio, para hacer amigos que tienen el mismo gusto por la matemática", agrega.

Chicos de oro
Lucas, Ian, Julián y Nicolás tuvieron cuatro horas y media por día para resolver tres problemas, con un puntaje máximo de 7 puntos cada uno. Como la competencia duró dos jornadas debieron enfrentarse con seis ejercicios en total, que apuntaban más al razonamiento lógico que al conocimiento de la teoría matemática. En su escritorio podían tener hojas, lápices, útiles de geometría pero no calculadora.

Lucas de Amorín, el chico del puntaje perfecto, es de Wilde y cursa el último año del Instituto Nuestra Señora de Loreto de Sarandí. Este año ya se había traído una medalla de bronce de la Olimpíada Mundial que se desarrolló en Hong Kong. Está haciendo el CBC por UBA XXI para estudiar Licenciatura en Ciencias Físicas y le gustaría, una vez recibido, dedicarse a la investigación en astronomía o física cuántica. "Lo que me gusta de los problemas matemáticos es la satisfacción que me genera lograr resolverlos", le cuenta a Revista Cabal pocos días después de haber llegado de Chile.

El otro de los chicos premiados que le contó su historia a Revista Cabal fue Ian Fleschler, estudiante de 16 años que cursa en la escuela técnica ORT del barrio porteño de Almagro. Este año también estuvo en Hong Kong, donde consiguió una Mención de Honor, y en la Olimpíada del Cono Sur, de donde se trajo una medalla de bronce. En el futuro se ve dedicándose a la investigación en Matemática y resolviendo problemas de los cuales se desconoce aún la solución. "Desde muy chico en la primaria me gustaba resolver problemas y a medida que me fui metiendo en las distintas Olimpíadas Matemáticas fue aumentando mi pasión por todo esto. Disfruto al intentar encarar diversos problemas de dificultad elevada para los cuales no tengo la más mínima idea de para qué lado puede ir su resolución", explicó.

Julián Masliah, el otro integrante de la delegación que se trajo una medalla, va al Colegio Pestalozzi de la Capital, en tanto Nicolás Cassia estudia en el Instituto Santísima Trinidad de Mar del Plata.

Ellos, y todos los otros chicos que año a año compiten con pasión en las distintas olimpíadas, demuestran que la matemática, como cualquier otra actividad, también está llena de encanto. Y que la Argentina, a pesar de las dificultades, tiene mucho talento para ofrecer.