Cinco claves para convertirse en un consumidor experto

Actualidad

¿Qué información deben exhibir los supermercados en góndola? ¿Dónde y cuándo conviene comprar las verduras? ¿Y cómo denunciar los abusos de las empresas? Van a continuación algunas pistas para comprar con inteligencia

Vaya al supermercado con tiempo (y una lupa)

Comparar precios en los supermercados argentinos se ha vuelto una tarea bastante complicada, en parte por la ausencia de señalización en las góndolas, aunque también debido a la variedad de presentaciones comerciales de los productos y a ciertas “estrategias” que aplican los fabricantes, como la de achicar envases manteniendo o incluso aumentando los valores de venta. Se trata de una vieja práctica que se empleaba ya en la crisis de 2001 (más que nada en galletitas, snacks y artículos de higiene personal), y por más que las empresas esgrimen como argumento que el consumidor “prefiere envases chicos”, lo cierto es que el método constituye una inflación oculta además de publicidad engañosa.

Como conclusión: no deben compararse solo los precios por producto, sino también las calidades y cantidades de aquello que se esté adquiriendo. Los supermercados tienen la obligación de exhibir los precios en forma clara y legible, a lo que se suma -de acuerdo a la resolución 55/2002 de la Secretaría de la Competencia, la Desregulación y la Defensa del Consumidor- el deber de comunicar cuál es el precio de un producto por unidad de medida (es decir, por un kilo, o un litro,  o un fósforo, o un pañal o una servilleta). El consumidor siempre tiene la posibilidad de exigir al comerciante que le cobre el precio que se encuentra exhibido, y este último no puede por ningún motivo hacerle pagar de más o decirle que el precio está mal puesto.

¿Qué más mirar durante el proceso de compra? Las fechas de vencimiento, que muchas veces suelen estar al límite. Y el ticket en el mismo instante en el que el cajero lo extiende, ya que es ese el momento para realizar cualquier reclamo.

Tenga cuidado con las promociones

“Lleve diez y pague ocho”, “tercera unidad al 70 por ciento”, “artículos rebajados a la mitad”: las promociones de los supermercados, grandes farmacias y cadenas de electrodomésticos resultan en ocasiones bastante confusas, y para peor al momento de llegar a la caja suele aparecer una letra chica que impide hacerse del supuesto beneficio. Las excusas son variadas: en algunos casos para acceder al descuento los productos deben ser del mismo sabor o color; o el dos por uno solo se aplica a la segunda unidad (pero no a la cuarta); o hay determinadas marcas que por diversos motivos se quedan afuera.

A veces las empresas ofrecen un descuento importante para determinada fecha, pero aprovechan las semanas anteriores para elevar los precios de forma absurda, y así terminan vendiendo al valor de siempre pero con un gran cartel de rebaja. Lo que conviene entonces es, primero, resistirse a las grandes ofertas de productos que uno no usa. Y revisar hasta la última cláusula de las promociones, corroborando en la caja que el descuento se haga efectivo.

Aprenda a leer las etiquetas

No todo es precio a la hora de comprar con inteligencia: saber distinguir calidades también hace a un consumidor informado. Para eso las etiquetas alimentarias cuentan con la información nutricional básica de cada producto y están (o deberían estar) impresas en todos los alimentos envasados para permitir al comprador comparar distintos productos en lo que se refiere a las cantidades de grasas, calorías, proteínas y otros ingredientes. Algo importantísimo a mirar ahí es el tamaño de la porción, ya que las marcas suelen tomar como referencia raciones pequeñas (por ejemplo, tres grisines en un paquete que contiene cincuenta) con lo cual habrá que multiplicar los valores nutricionales por la cantidad de porciones que en cada caso se consuman.

Como consejo general conviene aumentar la ingesta de fibra, vitamina a, vitamina c, calcio y potasio, y reducir en cambio la de grasa saturada, grasa trans, sodio y colesterol. Por otro lado, resulta más certero relativizar cualquier tipo de afirmación del envase del tipo “light”, “liviano”, “suave”, “reducido en grasas” o “fortificado” y volver siempre a la etiqueta para comprobar la cantidad de tal o cual nutriente.

Por último: el porcentaje de valor diario suele estar basado en la recomendación de una dieta de 2000 calorías, lo que desde luego variará en función del género, la edad, el nivel de actividad física y la necesidad de ganar o perder peso.

Hágase amigo de carniceros, queseros y verduleros

Con los comerciantes que visitamos con frecuencia hay una cuestión de confianza: la relación personal hará que nos vendan lo mejor, sumado a que el hecho de saber que volveremos lo alentará a no defraudarnos. Por lo demás, las carnicerías, verdulerías y queserías “de barrio” suelen brindar mejor variedad, frescura y niveles de precios a los que en esos mismos rubros ofrecen los supermercados. 

En cuanto a las frutas y verduras consumir en estación resulta fundamental, ya que el producto no solo estará en su mejor momento, sino que también será más barato (sin ir más lejos: esos tomates que salen en las noticias en agosto por alcanzar precios siderales, además de carísimos saben mal y son pura agua). ¿Cómo saber qué comprar en cada fecha? Fácil: ser observador y mirar qué es lo que abunda. O directamente preguntarle al verdulero.

Denuncie los abusos de las empresas

Muchos aseguran que la gran mayoría de los clientes no se toma el trabajo de hacer las correspondientes denuncias, por lo que la tasa de reclamos termina siendo mucho más baja respecto del número de abusos reales que las empresas cometen. Desde 2015 funciona en la Argentina el Sistema de resolución de conflictos en las relaciones de consumo, que se presenta como mucho más ágil al no requerir la participación de gestores ni abogados y poder realizarse en parte vía Internet. A través de www.consumoprotegido.gob.ar es posible denunciar  cualquier brete entre una compañía y un consumidor, desde una promoción engañosa hasta los incumplimientos de las empresas de celulares o fallas en los electrodomésticos.

También en la Dirección Nacional de Defensa del Consumidor orientan respecto de los reclamos a través de la línea de atención gratuita 0800-666-1518 que funciona de lunes a viernes de 8 a 20 horas.

Denunciar no solo tiene que ver con sacarse la bronca o con hacerle pagar a esa empresa que incumplió con su parte, sino que se vincula con el hecho de ejercer una responsabilidad ciudadana y defender a otros consumidores para los que también podemos abrir un paraguas de protección.

 

Fotos: Shutterstock