Climaterio masculino: ¿de eso no se habla?

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Es generado por la disminución de los niveles de testosterona en el organismo. Un especialista en Andrología explica cuáles son sus características, cómo repercute en la sexualidad de los adultos mayores y de qué manera puede ser tratado este cuadro, que no afecta a todos los hombres por igual.

Los avances considerables en la medicina que se han dado durante todo el siglo XX, especialmente en los países desarrollados, han conseguido un aumento significativo de la esperanza de vida. Algunos procesos patológicos que anteriormente se consideraban raros o insignificantes se han vuelto cada vez más importantes. Uno de estos procesos es el ADAM. Se calcula que 1 de cada 200 varones mayores de 50 años padecen este cuadro y tienen niveles anormalmente bajos de testosterona. Esta patología no afecta a todos los hombres por igual y su incidencia depende de factores genéticos y metabólicos. Por ejemplo, los pacientes diabéticos tienen una mayor predisposición al hipogonadismo, así como también los pacientes obesos o con sobrepeso, debido a la mayor transformación de la testosterona en estrógenos dentro del tejido graso.

 

¿Cómo afecta física y psicológicamente la disminución de ciertas capacidades ligadas a la sexualidad?

El déficit androgénico impacta intensamente en la esfera sexual tanto desde el punto orgánico como emocional o psicológico. Disminuye la libido, el rendimiento sexual y la calidad de las erecciones. Esto genera en los pacientes afectados una sensación de angustia y frustración que definimos como ansiedad de desempeño.  Pero la asistencia psicológica del paciente andropáusico es necesaria solo cuando el cuadro clínico impronta seriamente sobre la esfera anímica o se asocia a síntomas severos de ansiedad.

 

¿Cómo se suele vivir la dificultad o incapacidad de procrear en algunos hombres andropáusicos? ¿Es equiparable a la de la mujer menopáusica?

La capacidad reproductora del varón con andropausia no parece estar mucho más alterada que la de un varón joven. En algunos estudios se ha observado una disminución en las tasas de embarazos en parejas donde los varones eran mayores de 45 años, aunque las esposas fueran jóvenes. Otros estudios no han confirmado los mismos resultados. El consenso general es que la fertilidad no es un aspecto que se vea muy afectado en la andropausia, a diferencia de lo que sí ocurre durante la menopausia.

 

¿Qué tipo de tratamientos se utilizan para la andropausia?

El tratamiento de la andropausia es la terapia hormonal de reemplazo mediante la administración de testosterona en inyección intramuscular o en forma de gel que se aplica sobre la piel. En condiciones ideales, el tratamiento está indicado durante 6 meses como mínimo. Esto suele ser necesario para poder distinguir los verdaderos efectos beneficiosos del tratamiento de los atribuibles a un placebo. Al finalizar este tratamiento se debe reevaluar clínicamente al paciente y verificar la normalización de los niveles séricos de testosterona. La continuación o no del mismo dependerá de estos resultados obtenidos. 

 

¿De qué manera afectan al hombre cuestiones ambientales o nutricionales? ¿Hay alguna dieta que mejore los síntomas? ¿La actividad física o deportiva colabora?

Las cuestiones ambientales más influyentes son las relacionadas con el estrés, ya que actúan como factores de co-morbilidad (es decir que sinergizan el cuadro clínico generado por el déficit hormonal), y en cuanto a las nutricionales ocurre lo mismo. Las dietas ricas en grasas o hidratos de carbono y pobres en fibras y proteínas favorecen la transformación de la testosterona en estrógenos (a este proceso se lo conoce como aromatización) y por ende agrava el déficit androgénico. La nutrición y hábitos de vida del hombre se deben enfocar a mantener su salud y prevenir el desarrollo de enfermedades, pues el déficit androgénico genera mayor propensión a padecer obesidad, diabetes (elevación de azúcar en sangre por deficiente aprovechamiento de insulina o escasa producción de esta hormona), fracturas generadas por debilidad de huesos y caídas accidentales, así como enfermedades del sistema circulatorio, entre ellas arteriosclerosis (endurecimiento de las paredes de venas y arterias por acumulación de grasa) e infartos (muerte de tejido cerebral o del corazón por interrupción en el suministro de sangre). La actividad física o deportiva por supuesto que colabora a mejorar el estado circulatorio, la masa muscular y la masa ósea.

 

¿La aparición del sildenafil (viagra) colaboró a paliar de alguna manera los efectos de la andropausia?

El sildenafil y otros inhibidores de la fosfodiesterasa 5 –IPDE– (como ser el tadalafilo y el vardenafilo) son muy utilizados en el tratamiento de la disfunción eréctil, ya sea secundaria a un cuadro de hipogonadismo del adulto o por otras causas. Las estadísticas respecto de su eficacia son contundentes. Antes de su salida al mercado muchos pacientes eran tratados con testosterona por su cuadro de andropausia, pero sin el sinergismo que le confieren los IPDE solo el 50% de los pacientes manifestaban una mejoría de su función eréctil. Hoy en día el 100% de los pacientes se medican con estas drogas, además del tratamiento de sustitución hormonal, con un claro beneficio clínico.

 

¿Si hubiera mayor difusión del tema se podría lograr mejorar la situación de muchos hombres andropáusicos? ¿Hay un tabú al respecto ya que afecta uno de los bienes más preciados del hombre?

No hay mucha difusión del tema y eso, sumado al poco control que realizan los hombres en relación a las patologías más prevalentes que nos afectan, hace que pocos accedan a un tratamiento adecuado. Por otro lado, existe un fuerte tabú respecto a que el tratamiento de sustitución con testosterona puede generar la aparición de un cáncer de próstata o estados de violencia o irritabilidad en el paciente. Esto es absolutamente falso. En primer lugar, porque lo que busca el médico no es implementar un tratamiento anabólico sino solo “normalizar” un cuadro hormonal deficitario. Si bien sabemos que los andrógenos participan en el desarrollo de las dos patologías más importantes de la próstata (la hiperplasia benigna y el cáncer de próstata), no está claro su papel como iniciadores de estas enfermedades. La mayoría de los estudios epidemiológicos han concluido que el tratamiento de reposición hormonal con testosterona no incrementa el riesgo de aparición de ninguna de estas enfermedades en pacientes adecuadamente controlados antes de su instauración. Una adecuada difusión de estos conceptos a través de los medios de comunicación ayudaría a que los hombres tomen un mayor conocimiento del tema y puedan acceder al tratamiento correcto para cada uno de los casos.

 

Fotos: istock