El fútbol es cosa de hombres… con mujeres

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Cada vez se ven más partidos y torneos de fútbol mixto, un fenómeno que se explica por el crecimiento del fútbol femenino y por los avances en la igualdad de género.  

Sebastián es escritor y profesor universitario. Todos los lunes juega regularmente con sus amigos al fútbol 5. Y desde 2013 los martes se suma a un fútbol mixto que comparte con Ana, su pareja. Por razones de trabajo, el primer cuatrimestre del año pasado tuvo que dejar de ir. Cuando pudo volver a los picados se dirigió automáticamente a la cancha en la que siempre jugaban del complejo Claudio Marangoni, en el Parque Las Heras de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Lo extrañó ver caras que no conocía, pero luego de varios meses sin ir lo atribuyó a algún tipo de recambio de jugadores y jugadoras. Estaba saludando uno por uno cuando desde otra cancha alguien de su grupo original le gritó para indicarle que ahora jugaban en otro lugar del predio. En el prime-time del fútbol reducido dos canchitas estaban ocupadas por un partido que juntaba a hombres y mujeres, una tendencia que creció aceleradamente en los últimos años y que cualquier habitué de esta actividad puede advertir.

El fútbol mixto es consecuencia directa del auge del fútbol femenino. Es decir: sin mujeres cada vez más interesadas en jugar a la pelota no existiría. Y la adhesión femenina en nuestro país a un deporte históricamente masculino es bastante reciente, lo cual se refleja en los magros resultados internacionales del seleccionado: sólo clasificó a dos de los siete mundiales realizados hasta el momento, en los que disputó 6 partidos, convirtió 2 goles y recibió 33. El fútbol femenino es una disciplina olímpica desde los Juegos de Atlanta 1996 pero Argentina solo estuvo en Beijing 2008, donde también perdió sus tres encuentros. En 2006, sin embargo, resultó campeona de la Copa América femenina. A nivel local se juega un campeonato de AFA desde 1991. De los 39 certámenes Boca y River ganaron 34 (23 las xeneizes y 11 las millonarias). 

Fútbol mixto

Lo que reflejan estos datos es una de las características generales del fútbol femenino, que también se ve en los picaditos de entresemana: el nivel dispar. En el más alto nivel hay mucha diferencia entre las “potencias” y el resto. Lo mismo sucede en el fútbol local de primera división. Y en el escalón más informal conviven ex jugadoras con chicas completamente novatas. Esa diversidad cuenta ahora con un componente masculino que hace del fútbol mixto una experiencia verdaderamente distinta tanto para ellos como para ellas. 

 

 

Cómo empezó a gestarse el fútbol mixto tiene, como casi todo, varios elementos para considerar. Por un lado, fue imprescindible la consolidación que tuvo el fútbol femenino en los últimos años. Eso se reflejaba tanto en la creciente cantidad de torneos (las ligas masculinas amateurs de fútbol 11 fueron incorporando torneos de fútbol 7 para mujeres) como en la costumbre de muchos grupos de amigas de ir a jugar en la semana a una canchita de fútbol 5. Tal vez las prácticas o entrenamientos semanales de los equipos femeninos que competían en algún torneo, conducidos por un varón que oficiaba de DT y que se sumaba al picadito, hayan contribuido a generar este nuevo fútbol. Pero tampoco sería posible sin una cultura que tiende a borrar la vieja separación de roles entre hombres y mujeres. 

Reglas propias

El fútbol mixto que juegan Sebastián y Ana se armó en 2013. Originalmente lo jugaban solo chicas, pero un día faltaba una y Sebastián atajó. Enseguida se fueron sumando las parejas de otras chicas y así se terminó de conformar. Cuando empezaron eran los únicos de su especie en el complejo de canchas, pero hoy ya hay varios más.

Sus partidos tienen algunas reglas especiales. La más notoria es que los varones no pueden hacer goles. Y luego cada hombre aplica códigos propios. “En los varones hay distintos comportamientos. A mí no me gusta ganarle en velocidad o gambetear con la pelota a una chica. Busco más el pase”, cuenta Sebastián. Para Ana, compartir la cancha con hombres también tiene ventajas. “La organización de cómo pararse en la cancha la aprendí mejor en el fútbol mixto. Y como el nivel de ellos es mejor, cuando juego fútbol mixto doy por sentado que no voy a gambetear a nadie”, comenta. Casi sin regates, en los partidos mixtos de ellos se prioriza la camaradería y el funcionamiento colectivo, que encuentran su última expresión en la comida y la bebida post-match. Porque el fútbol mixto es, ante todo, una experiencia muy social.

El auge de los torneos

Anne Marie Van Beusekom tiene 28 años, es guatemalteca y vino a estudiar a la Argentina Marketing Deportivo a los 18 años. Hoy es la gerente general de BAFA (Buenos Aires Fútbol Amigos), un emprendimiento que organiza torneos de fútbol con extranjeros y que en 2012 empezó con los mixtos. “Creo que el nuestro fue el primero de este tipo en Buenos Aires. Surgieron porque los torneos de chicas no se completaban. El fútbol femenino todavía no era tan popular acá, pero la gente de otros países sí tenía esa costumbre de jugar mezclados”, le cuenta a Revista Cabal. Hoy BAFA hace unos seis campeonatos mixtos por año y tiene tres partidos semanales.

Los torneos que organizan no tienen reglas especiales. Solo que por cada equipo debe haber en cancha tres mujeres y dos varones. Pero suele haber alguna polémica respecto de la “pierna fuerte”. “Si vemos que un chico le está entrando muy fuerte a una chica le decimos con respeto que entendemos que se trata de una competencia pero que la puede lesionar. Es una línea muy fina porque a veces algunos nos dicen que tratándose de un campeonato se juega a ganar”, señala Anne Marie. De todas maneras, por lo general prima la cordura y la diversión.

Uno de los aspectos más interesantes de este tipo de fútbol es definir quién ataja. Poner a un hombre suele asegurar menos goles en contra, pero a la vez se pierde un valioso jugador de campo para atacar. En definitiva se trata de una estrategia que cada equipo plantea de acuerdo al rival y a la capacidad de sus integrantes.

Desde BAFA aseguran que en los últimos años el interés por el fútbol mixto ha crecido. Para ellos no compite con el fútbol masculino. Se trata simplemente de “otro fútbol”, dónde se ponen en juego otras habilidades y posibilidades, como la de jugar con una pareja o con un grupo de amigos y amigas. Ese clima de diversión se traslada luego al tercer tiempo. Y también ha contribuido a su auge el que muchas empresas lo incentiven como distracción para sus empleados. “Además ahora hay chicas muy buenas. Y eso está llamando la atención de los chicos”, concluye Anne Marie.