Entrevista a Miguel REP: “El arte es irreverente, no se somete”

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Miguel Rep es uno de los más prolíficos y talentosos dibujantes argentinos de las últimas décadas. En esta entrevista explica las razones que movilizan su trabajo y orientan lo que considera su legado, reflexiona sobre la influencia que ejercieron en él Quino y Fontanarrosa y define al arte como la búsqueda más genuina de la historia del hombre. Un diálogo imperdible con Revista Cabal.

Rep trabaja en un ambiente luminoso: tan blancas las paredes como la lámpara de papel que cuelga del techo y los grandes escritorios que sirven de tableros de dibujo. Un amplio ventanal, que da a la calle Arenales, deja pasar la luz del sol. Y hay cientos de papeles, postales, fotos y apuntes esparcidos por sobre los muebles, - una réplica enmarcada del Guernica, otra de Las Meninas de Velázquez, un muñeco gigantesco de Lukas, su personaje, cuentos, recortes-, que llenan el espacio de color. Él camina descalzo, entre objetos y escritos dispersos; todos remiten, de un modo u otro, al mundo Rep.

Miguel Repiso es uno de los más prolíficos y talentosos dibujantes argentinos de las últimas décadas; un autor que expresa una cosmovisión reconocible para casi cualquier lector. Es también un cronista de época, que desde hace por lo menos medio siglo interpreta mediante el dibujo los hechos más significativos de la Historia del país. Desde hace 25 años publica su ya clásica tira en la contratapa de Página/12, ha pintado murales en vivo en algunos de los eventos culturales más importantes de Latinoamérica y Europa, ha ilustrado biografías –Borges, Cortázar, Bukowski en la colección Para principiantes-, cuentos y obras literarias de  la dimensión de El Quijote, y es autor de libros como Bellas Artes o aquel en que ilustró 33 barrios porteños, entre otros. Sin embargo, dice, le queda “todo por hacer”.

Lo más atractivo es que contás tu propia historia, además de “ilustrar” lo que han dicho otros…
Debo tener un dibujo narrativo, mi dibujo siempre lleva en sí una narración. También en las tiras cuento cada día una pequeña historia. Hay veces que me pongo al servicio de una biografía o de la historia o de un autor, pero coincido en que quizás yo también sea un autor. Creo que tengo una mirada propia, estética, ideológica que, creo, intento transmitir en lo que hago.
 

La tuya parece ser una mirada que humaniza, que intenta comprender antes que juzgar o condenar…
Sí, probablemente mi mirada tenga cierta ternura, es una suerte de poder de comprensión. Yo hasta el último momento puedo llegar a comprender a un asesino, después quiero justicia, pero tengo una mirada comprensiva.
 

Tus dibujos están del lado de la gente, la mirada no está nunca puesta del lado de los poderosos.

Mostrás más bien lo que pasa en la calle, en la Plaza, el sentir de la gente…
Es que me siento y soy parte de la gente, estoy cerca de la gente: tomo subte, miro tele, hablo con los vecinos; ese es mi mundo, no el otro. Las voces coloquiales me nutren como persona y dibujante, y espero que este laboratorio dé forma a las sensaciones de las personas corrientes. Además, no concibo la idea de que pueda haber humoristas que se ubiquen del lado del poder. Yo me metí en el humor porque quería cambiar el mundo, era un ideal de la modernidad. Ahora soy más discreto en cuanto a ese tipo de ambiciones, pero en mis comienzos sentía que era una posibilidad cierta y me ha marcado eso.
 

Hay quienes ven una cierta continuidad entre tu trabajo y el legado de Quino, ¿ves puntos en común entre una y otra obra?
Quino es un gran puestista en escena, yo no tengo esa paciencia. En muchos aspectos somos diferentes. Él tiene un tempo más lento, yo vomito otras cosas, produzco mucho, quizás con una profundidad menor. Si él es moderno yo represento la posmodernidad. Sus trabajos tienden al slogan, aportan respuestas. Yo no pertenezco al mundo de las certezas, estoy más cerca de las preguntas, y eso es más posmoderno. Soy absolutamente distinto a él, pero sin Quino yo no sería nadie.
 

De Fontanarrosa fuiste amigo, ¿en qué medida te marcó ese vínculo?
Además del afecto, para mí representó un ejemplo de cómo encarar la profesión, de cómo encarar lo popular; me influenció mucho en ese sentido.
 

¿Dibujás de modo diferente ante aquellos temas que te indignan  y los que en cambio te  conmueven? ¿Hay trabajos más ‘oscuros’ y otros más ‘luminosos’?
Por supuesto; un trabajo luminoso fue El Quijote, al que dediqué un año. Cervantes me contagió su jovialidad. En cambio, las tiras anteriores al 2002 son muy amargas, muy tristes. Hoy vivimos otro momento, más allá de las críticas que puedan hacerse, se abrieron otras puertas, y eso cambió completamente el paisaje; para bien claro.
 

¿Hay dibujos que tienen una repercusión para vos inesperada, y otros que ‘pegan’ menos de lo que imaginaste antes de publicarlos?
Sí, en cierto punto es un misterio porque alguien recorta una tira y la pega en su escritorio. Nunca podés estar seguro de cómo va a ser recibido tu trabajo, hay un margen azaroso. Ahora las respuestas son inmediatas, por el tema de Facebook: yo subo una tira y recibo las respuestas al instante de la gente, es muy fuerte eso.
 

¿Cómo te llevás con las nuevas tecnologías?
La velocidad que impone Internet transforma nuestras vidas, todo se ha tornado veloz, pero intento que eso no me contamine; creo que es útil en la medida justa. No quiero vulgarizar el laburo, correr detrás de una red en la que mis dibujos compiten con cualquier pavada: un poema cursi, la foto de un perro muerto. Mi referencia sigue siendo la gráfica: ese tiempo más reflexivo, la posibilidad de pensar está ahí, y eso aún no ha cambiado.
 

¿Tenés ambición de trascender, o la conciencia real de que dejás una obra que perdurará en el tiempo?
Sí, soy muy consciente. Sé que somos seres históricos. Por eso hago libros, que no son recopilaciones de todo lo que hice, sino recortes de lo que pretendo que quede de mí. Los libros, los murales, ese es mi legado. La obra quedará y por eso voy a ser juzgado. La obra es, además, mejor que uno: hay ahí una estilización de lo que somos, de aquello a lo que aspiramos.. La vida está embotada por los sentidos, la obra es un recorte, una estilización, más poderosa.
 

Probablemente tenga, además, una coherencia de la que la vida muchas veces carece…
Claro, la vida no es coherente. La obra es lo que mejor nos representa, o lo que representa lo mejor de nosotros. Los cinco sentidos son para vivir la vida, pero no son para crear la obra.
 

¿Qué te queda por hacer, cuáles son tus sueños más inmediatos?
Voy a ilustrar La Divina Comedia, de Dante, que no es el Quijote, es un trabajo quizás más político, más ideológico. Y me gustaría seguir difundiendo la obra artística de los maestros por televisión, hacer programas de divulgación, didácticos, contextualizando las obras maestras. El universo del arte es el de las preguntas, no es el de la técnica. La Historia del Arte probablemente represente la búsqueda más genuina de la historia del hombre.
 

¿Cómo es eso?
Las grandes obras y los grandes artistas revelan lo que el hombre se preguntó más profundamente a lo largo de los siglos, y lo poco que fue entendiendo acerca de la vida. Por fuera de las teorías, las ciencias exactas y las respuestas cerradas, el arte habilita al ser humano a preservar su mirada de niño, su vulnerabilidad, su riqueza, su emoción, en un mundo en que cada vez más el éxito, la lógica capitalista y la fealdad ganan terreno con una fuerza pasmosa. A mí me emociona esa búsqueda, dedico mi vida a entender esa historia, y quisiera difundirla. Esto debe ser un conocimiento de todos, el arte no es un divierte burgueses, es nuestra mayor herencia como especie. Es la historia del inconsciente humano, es absolutamente honesta. Los historiadores intentan cerrar los temas, proveer certezas. El artista abre las preguntas, apunta a la emoción, se entrega de una manera brutal, que no tienen trabajadores de otros oficios. Y creo que detrás de todo artista hay un pensador, alguien que se mueve a partir de sus ideas. Siempre hay irreverencia en el artista. Nunca es un bufón absoluto, aunque sea pago por reyes. El arte es irreverencia. No se somete.
 

Y se sale de la lógica productiva, de algún modo…
Eso lo hace bello. El arte es lo más cercano a la belleza. El capitalismo, la angustia, afean las cosas, y todo parece avanzar en función de ese plan. Los valores y la belleza, la verdad, la autenticidad parecen tener poco rating en este mundo en que vivimos. Los seres, las personas estamos planeadas como mercancías: y parecen medirnos en función de lo que producimos. El arte está más cerca de lo lúdico, del juego bien entendido, de la posibilidad de explorar, de mostrarnos tal cual somos. Al artista se lo sigue tratando como a un niño improductivo, por eso es perdonado. El arte nos recuerda que, en definitiva, antes o después, somos y seremos seres libres. Nada menos.
                                                                                          
                                                                                                
Miguel Rep nació en 1961 en Buenos Aires, Argentina. Es dibujante y humorista gráfico autodidacta. Pasó su infancia en el barrio de Boedo y publicó su primer dibujo a los 14 años. Publica diariamente en el matutino Página/12, desde el primer número, semanalmente en la revista Veintitrés y mensualmente en Fierro. También hizo colaboraciones para los diarios El País y La Vanguardia de España. Realizó numerosas exposiciones individuales en el país y en el exterior, así como charlas, talleres y presentaciones. Pintó murales en varias provincias de la Argentina y en Caracas, Montevideo, Santo Domingo, México DF, La Habana, Madrid, Barcelona, Zaragoza y en el 2010 en la Feria del Libro de Frankfurt. Obtuvo numerosos premios nacionales e internacionales como el Primer Premio del Concurso Fin de Siglo del I.C.I, Bs. As. y los premios Fine Work y ExcellenCE Prize del concurso de humor The Yomiuri Shimbun, Tokio. También obtuvo galardones en Cuba y en la Universidad de Lleida, Cataluña, España, en 2007. Condujo un programa de radio llamado El holograma y la anchoa y participa con sus dibujos en programas de TV. También realizó portadas de discos y revistas. Tiene publicados más de veinte libros, entre los que se destacan: Bellas Artes, Rep hizo los barrios, Postales, Platinum Plus, La grandeza y la chiqueza, Contratapas, Auxilio, vamos a nacer, REP para todos, cinco libros de la colección Para Principiantes (Borges, Cortázar, Gramsci, Kerouac y Bukowski), y Don Quijote de la Mancha con 260 ilustraciones de su autoría.

                                                                              Verónica Abdala