La piel que habito

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Cuidados de verano: consejos para afrontar la exposición al sol

La piel, se sabe, es el órgano más extenso del cuerpo humano, y como tal, merece cuidados especiales. Sobre todo durante los meses de  verano, cuando más expuesta está a los factores que pueden  lastimarla. Entre ellos, el sol, que por un lado la beneficia y estimula sus funciones –aportando vitamina E, por ejemplo-, y por otro puede dañarla al punto de llegar a producir gravísimas patologías, como el cáncer de piel (o Melanoma).
Según estadísticas mundiales, uno de cada tres cánceres detectados es de piel, y que la población mundial afectada por esta enfermedad aumentó entre un 3 y un 8 por ciento entre los jóvenes, durante los últimos cinco años.
La radiación solar es aún más peligrosa desde que el daño de la capa de ozono deja pasar los rayos ultravioletas (UV) que tan perjudiciales resultan para la salud cutánea. Lo peor del caso es que, a causa de ese mismo fenómeno, cada año los niveles de radiación UV que llegan a la tierra aumentan, y la relación entre el hecho de tomar sol y la posibilidad de desarrollar un cáncer de piel se potencia. La radiación es, además, causante del 80% del envejecimiento facial, que tanto preocupa a hombres y mujeres.
“El factor que más influye en el daño de la piel es la radiación ultravioleta, que proviene fundamentalmente del sol, aunque también se puede encontrar en aparatos artificiales como las camas solares” aclara la Dra. Virginia Mariana González, del Servicio de Dermatología  del Hospital Alemán.
Conviene saber que el sol emite dos tipos de rayos ultravioletas (RUV) que dañan la piel: los UVA y UVB. Los UVB se incrementan entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, horario en el cual se recomienda no exponerse al sol, ni siquiera con protector. Por su parte, los UVA son altos durante todo el día, incluso a las 8 de la mañana o a las 6 de la tarde, y durante todo el año. “Nosotros aconsejamos el uso de protectores solares de amplio espectro, lo que significa que tienen cobertura para ambos tipos de rayos ultravioleta. Esto debe estar explicitado en la etiqueta, de no ser así, hay que consultarlo con el médico”, recomiendan en el servicio de Dermatología del Italiano
Las personas con mayor predisposición a padecer enfermedades de la piel son: quienes tienen la piel y los ojos claros, quienes se exponen en forma prolongada al sol, los que durante la infancia han tenido episodios de quemaduras solares, quienes tienen historia personal o un familiar directo con cáncer de piel y las personas con muchos lunares. Por eso se recomienda evitar los rayos solares entre las 11 y las 16 hs, cuando estos caen verticalmente sobre la tierra y pueden producir mayor daño. Por lo demás, es fundamental el uso de protectores durante las horas de exposición. Si la persona tiene una piel muy blanca lo ideal es un factor de protección 40 o 60. En el caso de las pieles más oscuras se puede usar un factor 15, aunque lo recomendable son los protectores de factor 30 en adelante.
Ante la quemadura ya consumada “hay que usar algún producto postsolar, que haya estado guardado en la heladera, e hidratarse mucho”, recomienda la especialista. “También se deberá evitar la exposición hasta que la piel esté recuperada. Si la quemadura es más grave hay que consultar al médico. No hay que untarse aloe vera de plantas, ni pepino, ni ningún otro remedio casero.”

Los chicos merecen cuidados especiales

El hecho de tener la piel más delgada y frágil los vuelve más indefensos, y los juegos al sol, en playas y piletas los dejan además más expuestos muchas veces que los adultos, que se resguardan más o tienen mayor conciencia de los riesgos.

En principio, se desaconseja exponer al sol a los menores de seis meses, porque su piel es muy sensible y aún no ha desarrollado plenamente su capacidad para segregar melanina, el pigmento que la protege. Los bebés se queman y se deshidratan con mucha facilidad, y además no es conveniente aplicarles protectores solares. Conviene resguardarlos a la sombra, vestirlos con remeras y gorros que los protejan de los rayos y mantenerlos bebiendo tanto líquido como sea posible los días de altas temperaturas.
Para los chicos de seis meses en adelante, se recomienda la exposición controlada: evitando las horas pico, hidratados y bien protegidos con protectores preferentemente hipoalergénicos y sin perfume y, fundamental, resistentes al agua, que los preservan a pesar de los chapuzones, los juegos y la transpiración. Convienen no bajar de los protectores factor 25 para los chicos de piel tostada y elegir uno superior a 30 para los rubios o muy blancos. Si el chico es especialmente sensible al sol, es preferible descansar en una pantalla total y proveerle además de una gorra y una remera, incluso para bañarse en el mar o la pileta.

Recomendaciones

• Elegir el mejor protector solar considerando la sensibilidad y características de cada piel, de la existencia de lunares y pecas, y antecedentes familiares de cáncer cutáneo.
• El protector debe aplicarse en forma pareja en todo el cuerpo 30 minutos antes de exponerse al sol, y en forma uniforme, sin olvidar zonas delicadas como cuello, orejas, empeines. Debe volver a aplicarse cada dos horas o después de haber ingresado al agua durante más de 30 minutos.
• Deben evitarse los horarios más peligrosos, entre las 11 am y las 4 pm. En esos momentos, los rayos UV son tan intensos que el único modo de que no afecten la salud de la piel es evitándolos, permaneciendo a la sombra.
• Tener en cuenta que las nubes dejan pasar el 80% de la radiación –por eso es posible quemarse e incluso salir lastimado por la exposición un día semi nublado o de resolana-, y que el agua sólo filtra el 50% de los rayos UV.