Lucía Puenzo, una mujer de dos mundos

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Lucía Puenzo se mueve siempre entre dos orillas -entre el cine y la literatura, entre el trabajo en soledad y las coproducciones internacionales-, y genera materiales polémicos, protagonizados por personajes a menudo sórdidos, movidos por el deseo. Wakolda, su última película basada en su novela homónima, competirá por un Oscar como Mejor Película Extranjera y por el Premio Goya como Mejor Película Iberoamericana.

Entre los “Los mejores narradores jóvenes en español” que publica cada año la prestigiosa revista Granta, se incluyó en el 2010 a Lucía Puenzo (Buenos Aires, 1976) como  una de las veintidós mejores escritoras en castellano menores de 35 años. Escritora y cineasta, tiene escritas cinco novelas ya están traducidas a varios idiomas y tres largometrajes filmados, que han participado de algunos de los festivales más importantes del mundo.


Durante los últimos años, alternó los meses de rodaje con otros dedicados a la práctica solitaria de la escritura. “No podría escribir solamente o filmar solamente. La vida del escritor es más amable, silenciosa. Pero hay algo en la mezcla de escribir y filmar que me hace muy bien” explica ella.


Su padre Luis Puenzo, se alzó con el reconocimiento a la Mejor película extranjera en 1986 con La Historia Oficial y ahora es la última de Lucía, Wakolda -que alude al tema de la presencia de nazis en la Patagonia- la que representará a la argentina en los Premios Oscar el año próximo en el mismo rubro.
Basada en su novela homónima, publicada en 2010, Wakolda tiene como protagonista a Joseph Mengele, el criminal de guerra nazi que hacía experimentos médicos en los campos de exterminio y se refugió después en la Argentina. Por estos días y durante los próximos meses, Lucía estará viajando para acompañar su obra por los distintos países en los que se exhibe o compite.


La acción está ambientada en 1960 y cuenta la historia de una familia argentina que conoce a un médico alemán y le da alojamiento en una posada en la Patagonia sin saber que se trata de Mengele. El contrapunto de éste es el personaje de Lilith, una nena con dificultades de crecimiento con la que  Mengele pone a prueba su posibilidad de sentir empatía.La película se estrenó en Argentina el pasado 11 de octubre, y en su primer fin de semana en pantalla fue vista por 100.000 espectadores.


El primer film de Puenzo se tituló XXY, y estuvo basado en Cinismo, un cuento de su pareja, el escritor Sergio Bizzio (y producida por Luis Puenzo). Con ella obtuvo más de veinte premios internacionales, entre ellos el Grand Prix de la Semana de la Crítica en el Festival de Cannes, un Goya y un Ariel a la mejor película extranjera, así como galardones a la mejor película y mejor dirección en los festivales de Edimburgo, Bangkok, de Atenas y de Montreal, entre otros.
Su segunda película fue El niño pez, estrenada en 2009, se basó en su novela homónima publicada en 2004. La trama, en cierta forma abigarrada y en la línea estilística de los culebrones televisivos, cuenta la historia de Lala, una adolescente de familia disfuncional y burguesa que se enamora de Guayi, su mucama paraguaya.


Los personajes de ésta, como en sus otras producciones, se dejan llevar por sus emociones e impulsos, antes que hacerse planteos morales. Hay romanticismo en altas cuotas, pasión y muerte, y alterna entre el sarcasmo, el policial negro y cierto tono bizarro: Puenzo es una artista arriesgada y dueña de un estilo personalísimo, por momentos barroco. Su escritura opera como una máquina de narrar alimentada con guiones televisivos que se transforman en literatura, se ha dicho de ella, y la definición le cabe.


A El niño pez le siguieron las novelas Nueve minutos (2005), La maldición de Jacinta Pichimahuida (2007), La furia de la langosta (2009) y Wakolda.
En la novela La maldición de Jacinta Pichmahuida, se atrevió con un  intrincadísimo melodrama referido al mundo de la televisión en el que, tomando como personajes a los niños participantes en el programa, de algún modo llevó al límite los riesgos de la fama en la vida de aquellos a los que alcanza. Mientras que en La furia de la langosta abordó el llamado “Caso Yabrán” desde la ficción y a través de un personaje que es hijo de un hombre poderoso y temerario.
Por estos días Lucía viaja presentando su última obra para el cine, a cuya promoción estará dedicada durante los próximos meses.