Manchas en la piel: cómo prevenirlas y tratarlas

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La producción de melanina se dispara ante la reiterada exposición al sol, que se incrementa en los meses de verano, y es lo que produce manchas y lesiones en la piel. Pero hay formas de retardar el envejecimiento y evitar un daño irreversible.

La respuesta natural de la piel ante el exceso de rayos ultravioletas trae aparejado el aumento de coloración. Es frecuente que, con los años, y la suma de horas promedio que se ha expuesto una persona al sol, aparezcan en la cara y las manos manchas amarronadas o grises. Estos cambios de color en la piel pueden ser antiestéticos -cuando parecen pecas gigantescas esparcidas por mejillas, frente, dorso de las manos, pecho y hombros- y peligrosos, incluso, cuando degeneran en lesiones cutáneas más graves, que pueden convertirse en tumores malignos. Las lesiones son indoloras pero visibles, y siempre conviene prestarles atención.

  En los casos en que aparezcan marcas nuevas o lunares que cambian de forma, es imprescindible visitar a un profesional. El especialista es el único que está en condiciones de hacer un diagnóstico preciso y determinar, según el caso, si conviene hacer estudios complementarios. Podría indicar una biopsia en el caso de que se teman lesiones malignas-, sobre todo a partir de los 40 años cuando los pacientes ya acumulan años de exposición continua al sol.

   La mayoría de las veces, las manchas no son peligrosas ni se requieren tratamientos específicos, pero de todos modos es saludable controlarse y hacer un chequeo anual de lunares. Quienes deseen iniciar tratamientos estéticos de blanqueamiento también cuentan con diversas opciones que puede ayudar a rejuvenecer el aspecto de la piel.
  Los tratamientos destinados a aclarar la piel se llaman dermoaclarantes: pueden ser peelings mecánicos o químicos, o tratamientos con láser o luz pulsada. En todos los casos deben estar a cargo de un profesional.

  Para prevenir las manchas -que es lo apropiado, más allá de que después los tratamientos puedan revertir el aspecto de la piel dañada- es indispensable tomar una serie de medidas a tiempo: usar anteojos de sol, cubrir la piel con túnicas o prendas claras, usar sombreros o gorras, y evitar la exposición directa al sol entre las 11 de la mañana y las 16 hs. Por supuesto que los protectores solares tampoco pueden faltar: factor + 45 para las pieles más claras y + 20 o más para las pieles morenas o curtidas. A los niños, factor + 60 o bloqueadores.
  Las cremas deben aplicarse media hora antes de enfrentar el sol, y deben recambiarse cada vez que se ingresa al mar o pileta o se juega algún deporte.

   Es importante saber, que no solamente el sol es el culpable de las manchas: los cambios hormonales y ciertos tratamientos también pueden repercutir en la coloración o aparición de las manchas.
   Melasma o Cloasma se llaman las manchas típicas de las mujeres que están gestando –son benignas-, por eso en esta etapa se recomienda que no se expongan al sol. El melasma es el oscurecimiento facial que aparece en frente, pómulos y zona del “bigote”. Aparece sólo en las mujeres y muchas veces puede evitarse utilizando protección solar con factor +40.
    La hiperpigmentación –el oscurecimiento de la piel- puede presentarse también como resultado del envejecimiento (manchas seniles), trastornos nutricionales o hepáticos, tabaquismo o manipulación de lesiones de acné. Los dermatólogos son quienes tienen soluciones específicas para cada problemática o trastorno específico.

  También deben evitarse los perfumes en verano, sobre todo en la playa y en piletas: el alcohol puede oscurecer la piel si se expone a los rayos ultravioletas.

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