Microemprendedores del deporte

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Personal trainners, profesoras de gimnasia a domicilio, entrenadores que lideran grupos de runners: los profesores de educación física –con o sin especialización- encuentran en este tipo de emprendimientos una opción alternativa al trabajo en circuitos como escuelas, clubes y gimnasios. Para sus alumnos, el entrenamiento específico y personalizado también resulta muchas veces la opción más atractiva. El profesor Federico Rodríguez aporta claves del fenómeno.

Hace ya unos años se han puesto de moda en Buenos Aires los personal trainners: la buena noticia es que cada vez hay más entrenadores dispuestos a ofrecer alternativas específicas para quienes desean hacer ejercicio al aire libre o en el hogar. Para ellos, a su vez, el hecho de coordinar sus propios emprendimientos, permite adecuar la propuesta a sus propias necesidades horarias, de estilo y hasta monetarias.

  “Trabajaba de 50 a 60 horas semanales en el gimnasio pero nunca ganaba más de 1500 dólares por mes. Luego descubrí que era lo mismo que cobraba por tres clientes tres horas semanales cada uno.” La frase pertenece a Douglas Brooks, uno de los más exitosos entrenadores personales de EEUU y vicepresidente para Norteamérica de la Internacional Sports Trainers Association, ISTA. En la Argentina, ocurre algo parecido: muchos de los gimnasios toman profesores, les pagan poco, los hacen facturar (no blanquean su relación laboral), no les dan beneficios sociales y en muchos casos ni siquiera vacaciones pagas. “Si comparas esas condiciones con las de estar a cargo de tu propio grupo, donde recibís más o menos lo mismo, pero cobras mucho más que lo percibido puertas adentro... no resiste mucha comparación”, explica un especialista consultado.

   En poco tiempo la profesión de personal trainer pasó, de ser una extravagancia que se permitían unos pocos a convertirse en una alternativa para quienes prefieren entrenar bajo la mirada atenta de un profesional, persona a persona y lejos de las estridencias de un gimnasio y de multitudes.  Hay entrenadores que ofrecen atención individual mientras que hay otros que lideran equipos o grupos, de dos, cuatro y hasta 30 personas. La tendencia tiene la ventaja de que permite a los practicantes abonar tarifas más reducidas de las que pagarían en los gimnasios tradicionales, y que pueden optar entre las alternativas la opción que más se ajuste a sus gustos o necesidades.

   A la hora de elegir, es importante que el profesor tenga un título habilitante, que si bien no es un requisito obligatorio –solamente el 30% de quienes dictan clases en gimnasios de Capital Federal poseen uno-, prueba de algún modo que tiene conocimiento de aquello que está coordinando o enseñando. Lo ideal es consultar con amigos o conocidos que puedan recomendar un buen personal trainer con el objetivo de poder planificar una actividad según los objetivos particulares, en lo posible con flexibilidad horaria, que sepa y entienda de qué modo mejorar el estado físico general de sus alumnos.

  Federico Rodríguez (43) es un microemprendedor del deporte que lidera desde hace nueve años grupos de corredores: el Grupo F Running Team corre en Parque Centenario, y también tiene a otros que lo siguen en El Rosedal. Consultado por Revista Cabal, explica cómo comenzó su propio emprendimiento deportivo: “Hace nueve años, trabajaba en una de las megacadenas de gimnasios de la Ciudad de Buenos Aires, cuando empecé a recibir el incesante reclamo de mis alumnos de adentro del gimnasio porque les organizara una salida semanal –los sábados a la mañana- a correr y a andar en bicicleta en Palermo. Así fue como accedí a hacerlo y luego de comenzar primero con un solo día el fin de semana, fui incorporando dos días más en la semana para luego, llegada la oportunidad, abandonar el gimnasio como "empleo" y pasarme al rubro "dueño" al elegir otro parque y abrir así mi segunda sede junto a un profe amigo para poder abarcar más días, horarios y locaciones. De esa manera fue que mi grupo nació y creció: debido a la constante tendencia de la gente que busca relacionarse con un agente de salud y ya no encuentra esa propuesta en el gimnasio. Muchas veces prefiere exponerse a las inclemencias del clima como lluvias y fríos invernales, pero disfrutar del aire libre, de la naturaleza, de ejercitarse en parques y/o plazas, reunido con otras personas con las que sí se pueden relacionar ampliamente, un gran déficit que muchas veces tienen los gimnasios.”

Según esta tendencia, desde hace una década la motivación de integrar grupos de entrenamiento al aire libre -grupos integrados por pares con quienes sentir una identificación y una "amistad del grupo"- compite con las propuestas más formales: “El sentido de pertenencia que encuentran en el grupo, de identidad que les brinda integrar un Team (grupo), es único para muchos”, explica Rodríguez. “Las frases que se escuchan más seguido  son "el gimnasio me aburre", "no soy constante en el gimnasio", "pagué todo el año y fui 5 veces". Los grupos de entrenamiento ayudan a desarrollar una constancia que ya no logran los gimnasios y que muchas veces se da por el compromiso que genera el mismo grupo.”
“Hay gente apta para cada rubro, esto significa que no todos los profes pueden dedicarse a generar grupos de manera independiente, vivir de ello, desarrollarlos y hacerlos perdurar. Hace falta un carácter muy especial, además de cierta astucia para moverse en el medio y estar atento a las vertiginosas fluctuaciones de un mercado y un país, como en el que nos movemos.”

Siempre es más conveniente lanzarse a un propio emprendimiento cuando pueda dedicarse a pleno a ello”, concluye. “Tenés que entender qué quiere tu grupo -cada grupo quiere cosas distintas-, elegir objetivos y perseguirlos con algo que no se aprende en ningún lado... la pasión. El amor y la pasión por lo que haces, es lo que hace que tu grupo te siga, te quiera, quiera ser parte de él y quiera mejorar para rendir más y sentirse cada día mejor.”