No dieta: cambio de hábitos

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Nuevas tendencias en nutrición: comer de todo, pero en porciones pequeñas.

Durante décadas, millones de personas en todo el mundo se sometieron a las más variadas dietas restrictivas, bajo la premisa de que reducir la ingesta de calorías tanto como fuera posible, e incluso pasar hambre, les permitiría bajar de peso y lucir un aspecto más saludable. En la Argentina, son conocidos los tratamientos que proponen a sus pacientes limitar la ingesta diaria de alimentos hasta límites casi inconcebibles, pese a que médicos y especialistas han subrayado una y mil veces los riesgos que suponen estos métodos y la evidencia que tras años de fracasos terapéuticos ha terminado por imponerse en el universo de la nutrición: pasar hambre no sólo no ayuda al descenso de peso, sino que resulta absolutamente contraproducente. La restricción no se sostiene a largo plazo y, además, termina por incrementar el deseo de comer.

Frente a esta realidad insoslayable, han empezado a surgir nuevas teorías que proponen, a fin de obtener resultados duraderos, un cambio en el estilo de vida: el concepto de dieta –restrictivo casi siempre- es reemplazado, en este marco, por una idea más sensata: la de la reeducación alimenticia.
Comer de todo pero en menor cantidad, y practicar alguna actividad física, son las claves de esta nueva tendencia que apunta a que quienes tienen algunos kilos de más, o padecen la obesidad, alcancen un cuerpo más cómodo y saludable. Claro que nadie habla de soluciones mágicas, todo lo contrario: los nuevos métodos apuntan a crear conciencia en el comensal, y a ayudarlo a discriminar si come por necesidad –apetito, hambre- o lo hace por razones emocionales, como ansiedad, estrés o nerviosismo.

La Dra. Mónica Katz, médica especialista en Nutrición, directora de la especialización en la Universidad Favaloro y autora de varios libros sobre la materia  (No Dieta, Puentes entre la alimentación y el placer”, Comer y Somos lo que comemos, de editorial Aguilar) es la creadora de un método que llama la No Dieta. Bajo la certeza de que las dietas de hambre sólo han conducido a los pacientes a la frustración, y  han terminado de convertir  el acto de comer en un “ilícito”, Katz propone trabajar por un cuerpo sano a partir del aprendizaje que supone regular la ingesta, a partir del propio registro de hambre. La idea es encarar un plan integral de conductas saludables, que no impliquen un gran sacrificio y puedan ser sostenidas a largo plazo.

La No Dieta puede definirse como una corriente en la nutrición que va en contra de los regímenes drásticos y apuesta a crear hábitos saludables atacando las conductas y entornos que llevan al sobrepeso. “Existen tres áreas cruciales que necesitan cambiar: movimiento, emociones y comida”, sostiene Katz. La primer condición es ponerse objetivos alcanzables -y saludables-,  y modificar patrones respecto no sólo de la ingesta sino también de la compra, preparación y presentación de la comida, en definitiva “cambiar la forma de relacionarnos con ella”.

Desde su página web afirma: "La No Dieta propone una nueva mirada acerca del tratamiento para el sobrepeso y la obesidad. Una persona que sigue esta filosofía puede comer de todo, pero en porciones pequeñas. Porque cuando prohibimos alimentos lo que generamos es un mayor deseo por los mismos. Es por ello que permitirnos algo rico y chiquito todos los días hace que nuestro deseo baje."
Tan poco útil como la restricción excesiva, parece haber sido la sobreinformación que reciben los lectores y espectadores a través de los medios y la “demonización” de ciertos alimentos, que los especialistas y los medios a menudo fomentan, por desconocimiento.

El exceso de información nutricional –muchas veces errada- y la idea de que las carnes, por ejemplo, incrementan nuestro peso han confundido aún más a muchos pacientes, que eliminan esos grupos alimenticios de su dieta y, lejos de aportar a su calidad de vida y un mejor estado de salud,  terminan padeciendo déficits de vitaminas o nutrientes.
Según estadísticas recientes del Ministerio de Salud, el 54% de los adultos tiene sobrepeso o es obeso (en 2005 ese porcentaje era del 50,5%). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sobrepeso y la obesidad constituyen el quinto factor principal de riesgo de muerte en el mundo. Se calcula que cada año 2,8 millones de personas mueren por patologías asociadas al peso excesivo.

 

Claves para bajar de peso, con un criterio saludable:

• Controlar las porciones (se puede comer todo, pero poco)

• Diferenciar el “hambre real” del “hambre emocional” (no comemos solo cuando sentimos el crujir de nuestro estómago, sino que muchas veces lo hacemos porque estamos tristes, enojados, ansiosos, y es importante identificar qué tipo de hambre sentimos antes de llevarnos el tenedor a la boca).

• Hay que comer variado (poco pero de todo)

• Hacer actividad física es imprescindible

• Se calcula que un hombre sin sobrepeso debería consumir entre 2 mil y 2.500 calorías al día; y una mujer, entre 1.500 y 2 mil. Para adelgazar, las cantidades deberían bajar a 1.500 calorías en hombres y 1.20