Ocho consejos para la hora de elegir un juguete

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Si no sabés qué regalarle a tu hijo o te abrumás en la juguetería Revista Cabal te ofrece algunas pistas para complacer a los más exigentes. 

Llega la Navidad, llega Papá Noel, llegan los Reyes Magos y todos esperan su regalo, aunque los chicos son, como siempre, los más ansiosos. Es que otra vez es diciembre y otra vez sobreviene el mismo dilema: ¿cómo regalarles algo que no los aburra a los diez minutos, los sorprenda y además de todo, no sea carísimo? Van a continuación algunas ideas para afinar el olfato, estar a tono con las nuevas tendencias y entrenar también la moderación: al fin y al cabo la gran mayoría de los chicos tiene hoy muchos más juguetes de los que necesita.

 

Pensar en lo que de verdad le gusta a cada chico

Parece casi obvio, y sin embargo los adultos terminamos orientándonos a veces por la publicidad, o el precio, o nuestras propias preferencias. La clave, entonces, está en detenerse a observar a nuestros hijos –o sobrinos, o sobrinos postizos- tratando de entrever qué es lo que eligen, conversar sobre sus cosas predilectas y por supuesto: tener muy en cuenta su edad. Luego, puestos frente a las distintas opciones, podremos hacernos preguntas como: “¿qué podría interesarle de esto?”, “¿será algo con lo que juegue seguido?”, “¿qué escoge para jugar en otras casas?”, “¿qué fue lo último con lo que jugó?”. De las respuestas seguro aparecerán valiosas pistas.

 

Olvidarse del género

Hoy basta echar un vistazo a cualquier cuarto infantil para adivinar enseguida si quien lo habita es un chico o una chica: en el primer caso posiblemente primen las colecciones de superhéroes, robots, herramientas y camiones, mientras que en el segundo abundará el rosa junto a pequeños artefactos de cocina, sets de maquillaje y princesas. Esa misma división tan radical se repite en los pasillos de las jugueterías, donde no es raro escuchar a los vendedores explicar que tal cosa “es de nena” y tal otra “de varón”. La española Alba Alonso (responsable del proyecto RealKiddys, que busca educar en la igualdad) dice que los estereotipos de género “nos clasifican en cajitas rosas o azules, impidiéndoles a los chicos sobresalir en lo que son sus talentos auténticos”. Pero claro que no es solo un tema de colores, sino de aquello que se asocia con esos colores. Y tampoco se trata de salir corriendo a tirar a la basura las muñecas y los camiones, sino que la idea pasa por ofrecerles opciones que tengan en cuenta sus gustos personales en vez de mandatos. Por eso estará perfecto –y hasta puede resultar saludable- que un varón quiera un bebote y se entretenga con cocinitas mientras una nena elija una pelota o pida una excavadora. Porque desde la elección de un juguete se puede, también, trabajar en favor de la igualdad de género.

 

Estimulando la creatividad

El mercado ofrece algunos juguetes demasiado esquemáticos que poco espacio dejan para que el chico haga volar su imaginación, y posiblemente por eso mismo esos juegos dejarán pronto de interesarles. Sin caer tampoco en la “hiperpedagogización” (esa preocupación exagerada porque todo lo infantil proporcione una enseñanza o moraleja) la idea es inclinarse por aquellos juguetes que no den todo resuelto. ¿Ideas? Cocinitas de madera con accesorios, pizarras con tizas, muñecos, carritos y cochecitos en general, bloques y rompecabezas –por citar algunos ejemplos clásicos- ofrecen mil posibilidades distintas y promueven un juego libre y abierto. Lo ideal es elegir aquellas cosas cuyas alternativas se multiplican cuanto más juegan, mucho mejor si son alternativas que ellos mismos pueden ir encontrando.

 

El potencial de los juguetes antiguos

Por sus materiales y calidad constructiva los juguetes antiguos que se consiguen por internet o en casas de antigüedades pueden ser una excelente opción, aunque sin caer en la tentación de “autorregalarse” los padres esa Tortuga Ninja o Barbie tropical que de chicos nunca les compraron. Autitos de colección en sus cajas originales, muñecos de series que volvieron, los entrañables Pocketers o las bolitas de vidrio son algunas opciones para buscar en un rubro en el que como en botica, hay de todo.

 

Juegos de mesa, el fuerte argentino

Aparte de propiciar las “juntadas” de la familia o los amigos, los juegos de mesa pueden llegar a ser bellísimos con sus fichas, tableros, dados y tarjetitas a través de los cuales los chicos van aprendiendo a seguir consignas, cumplir turnos, trazar una estrategia y hasta desarrollar la memoria y ciertas capacidades deductivas. La Argentina tiene además una larga tradición en la fabricación de este tipo de juegos con hits como el Carrera de mente, el Teg, el Burako, las 1000 millas y el Estanciero, a los que se suman clásicos mundiales como las del ajedrez, las damas, el ludo, el backgammon, el dominó, el Scrabble, el Pictionary, el Quién es quién, la generala y el Juego de la vida o incluso aquellos para los más chiquitos, como las loterías de animales y el Memotest. Claro que a esas edades no es tan importante que respeten las reglas, sino que basta con que reconozcan las piezas y hagan con ellas lo que quieran: ese será el primer paso para sentirse atraídos por este tipo de juegos. 

 

Los libros...¿son juguetes?

En 2014 la Real Academia Española cambió su definición de lo que es un juguete, que además de “objeto para entretenerse” pasó a ser también aquello con lo que los chicos “juegan y desarrollan determinadas capacidades”. Desde ese punto de vista los libros infantiles podrían ser tranquilamente considerados como juguetes, unos juguetes bastante especiales que aportan además ciertas ventajas: la gigantesca cantidad de títulos para elegir, los precios no tan altos y la posibilidad de ir iniciándolos de a poco en el placer de la lectura.

 

Entran unos, salen otros: renovar es la tarea

“El exceso de juguete crea estrés en el niño, igual que el exceso de trabajo en el adulto”, dice la pedagoga española Cristina García en Ser padres y madres, ¿dónde está el manual de instrucciones?, un libro que repasa más de cien consultas frecuentes sobre niñas y niños de 0 a 6 años. La experta anima a los adultos a regular la cantidad de juguetes que los chicos tienen a su disposición, guardando o regalando los más viejos cuando reciben otros nuevos. “Ayuda a tu peque a tener una buena salud emocional y mental dejándole a su alcance pocos juguetes, los necesarios para jugar cada día. A los dos o tres meses los puedes ir cambiando por aquellos que ya tienes guardados. Quitas unos y pones otros. Verás cómo los viejos vuelven a llamar su atención como si fueran nuevos”, explica. Y concluye: “Así les ayudas a valorar la calidad (y no la cantidad), a centrar su atención en un juego o juguete y a desarrollar mejor su creatividad”.

 

Cosas que no son juguetes

Desde un set de materiales para hacer manualidades (plasticolas, brillantina, papeles, ganchitos, lápices) hasta una salida diferente, o un instrumento musical, o un disfraz, o espuma para el baño o tal vez una prenda que les encante: fuera de la juguetería también es posible encontrar cosas con las cuales complacerlos e incluso sorprenderlos. Cada quien tendrá sus alternativa. Lo importante es que el regalo más caro no necesariamente será el que más les guste, después de todo el objeto es, apenas, un medio. El mejor regalo para ellos es la atención de sus padres y el tiempo para jugar con ellos a su ritmo y sin horarios, así sea con algo brillante y nuevo, con un juego improvisado a partir de cajas, con los utensilios de cocina y hasta con el viejo cajón de juguetes de toda la vida.