Por una comunicación de excelencia

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El propósito de tener una comunicación de calidad con el socio, y a través suyo con una parte importante del espectro social, está en el origen mismo de Cabal. Nadie que sepa un poco de historia del cooperativismo argentino y mundial desconoce el valor que este movimiento concede al diálogo como herramienta de entendimiento entre los ciudadanos. De allí que considere que la expresión más perfecta de la comunicación se verifica cuando ese diálogo permite conocer en profundidad la problemática de los semejantes, de los que conviven con nosotros en sociedad, y lograr sobre esa base un intercambio de provecho mutuo. Desde su propio nacimiento, como decimos, hace unos treinta años, Cabal tuvo muy en claro ese valor e inspirado en él luchó por establecer los mejores canales de transmisión de sus ideas y a la vez de recepción de lo que piensan acerca de sus planteos quienes dialogan con nosotros.

A lo largo de esas tres décadas, la revista Cabal fue el instrumento privilegiado de esa comunicación, sin desmerecer muchas otras formas de conectarse con el socio, que siempre estuvieron guiadas por la atención cuidadosa de sus intereses y el deseo de proponerle objetivos que fueran útiles, necesarios para su vida. En este sentido, aquella publicación se esmeró para que sus ediciones brindaran contenidos de excelencia –concepto que los propios socios avalaron en distintas encuestas-, materiales que permitieran la reflexión sobre temas diversos, pero vinculados en todo momento al mundo de la gente, a sus proyectos de vida, a sus sueños. Desde luego, esos contenidos expresaban con mucha frecuencia –y nunca lo ocultamos- las ideas de la filosofía solidaria y cómo ellas se reflejaban en el trabajo o las iniciativas de grupos, entidades o personalidades de relevancia en el medio social. Y eso porque estamos convencidos de que sólo la solidaridad puede salvar al hombre en un planeta donde el egoísmo y el afán desmedido de lucro son hoy un riesgo cierto para lo que debería ser una convivencia justa y armoniosa entre las personas.

Pero no hay nada en la vida que no cambie. Y las últimas décadas asombraron a las sociedades contemporáneas con transformaciones fabulosas, tributarias en gran medida del enorme salto modernizador que permitió el desarrollo tecnológico. De pronto Internet y las pistas del ciberespacio comenzaron a comunicarse, a una velocidad que era desconocida hasta entonces, con los lugares más remotos de la Tierra. Y aquella idea de la “aldea global” de la que nos hablaba Marshall McLuhan se hizo una realidad palpable. Internet era potencialmente una ventana a un mundo que parecía cada vez más cercano y al alcance de la mirada. Hoy millones de personas oriundas de los países más diversos mantienen una relación fluida a través del medio que más creció en los últimos años: la comunicación digital. Esa forma de comunicación, aunque no haya sustituido por completo a la que ofrece la impresión gráfica o el papel, y tal vez no la reemplace nunca del todo -¿quién podría decirlo con certeza?-, ha crecido de manera exponencial y es utilizada para relacionarse cada vez por más seres humanos como herramienta virtualmente –y nunca mejor empleada que aquí esa palabra- única.

Esta razón y no otra, ha llevado a los diarios y las editoriales a tentar también la experiencia de actuar en los ámbitos digitales, con el propósito fundamental de no quedarse afuera de un territorio tan significativo y que nuclea cada vez a mayor cantidad de interesados. Analizadas todas estas circunstancias, Cabal creyó también llegado el momento de abrir un nuevo espacio en el cosmos virtual y lo hace a través de la Revista Cabal Digital, una publicación que hereda lo mejor de nuestras tradiciones en materia de comunicación, pero que, como era de esperar, avanza también sobre áreas novedosas.

Este nuevo formato albergará, como ocurrió hasta ahora, contenidos de primer nivel, porque ese horizonte de calidad periodística y sensibilidad humanista en el tratamiento de lo que se escribe o se aborda es una condición innegociable que impone nuestra filosofía solidaria y de respeto al lector que es nuestro socio, pero también a los potenciales lectores o ciudadanos que por el hábito de navegar en Internet y querer ahondar en ciertos temas seguramente recalen en nuestras páginas. De este modo, Cabal no abandona su campo específico, pero universaliza –a tono con la característica del medio- su mensaje y lo dirige a más personas.

Otra vez, y de la mano de un análisis consustanciado con lo que ocurre en la realidad política, social y económica de nuestro país y la región, el lector, el cibernauta, podrá  acudir a materiales de alto interés, como son las entrevistas a distintas personalidades de la cultura, el deporte y las ciencias, o notas que jerarquizan hechos o experiencias que nos enriquecen como sociedad (desde las iniciativas de grupos solidarios hasta las acciones que propugnan el cuidado del medio ambiente). No faltará tampoco la mirada sobre acontecimientos relevantes del mundo artístico, la divulgación de diversos destinos turísticos ubicados en el país o el extranjero o el recuerdo de algunas epopeyas deportivas que el tiempo no ha logrado hacerlas olvidar. Todo acompañado en muchos casos por un registro audiovisual, que complementa con riqueza de imágenes aquello que también dice la palabra.

Con un solo clic, el lector no sólo podrá ver o guardar las notas de interés para leerlas en momentos de mayor distensión, sino que también se las podrá recomendar a otros para que la lectura –una práctica que consideramos imprescindible para la formación de las personas, cualquiera sea el formato en el que ella se verifique- pueda multiplicarse a través de las redes sociales. En fin, con la Revista Cabal Digital nace una nueva herramienta de comunicación entre Cabal y la gente, un espacio virtual atractivo y lleno de buenas sorpresas para el lector. Un puente que lleva a diversos y fascinantes destinos, pero construido con las manos y el pensamiento de quienes siguen apostando, como marca inexcusable de su identidad, a la solidaridad, la equidad y la libertad en las sociedades de hoy. Nadie puede soslayar ni desentenderse del peso de la tecnología en las actuales condiciones de vida de los habitantes del planeta, en sus hábitos diarios. Sin embargo, el gran desafío es, como siempre, lograr poner esa tecnología al servicio de la felicidad humana, de las necesidades de nuestros semejantes. Aspiramos a que este espacio de comunicación contribuya a que todos podamos encontrarnos en ese ancho y entrañable camino.